Alepo no deja de sangrar. Al menos 301 personas han muerto en la ciudad siria, entre ellas 87 menores, en bombardeos de las fuerzas del régimen de Bachar al Assad durante los últimos ocho días, según señaló el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, Ramy Abderrahman. 

Las fuerzas del régimen de Al Assad lanzan artillería, misiles y barriles cargados con explosivos desde aviones y helicópteros en las zonas con mayor número de milicianos rebeldes. Y lo hacen sin importar que los resultados sean escalofriantes. Durante la última semana, Alepo y su periferia han sido el blanco de ataques aéreos y duros enfrentamientos.

Ayer, al menos 43 personas, entre ellas seis menores de edad, perdieron la vida en uno de esos ataques contra el barrio de Masaken Hanano, en Alepo. La cifra no queda allí, al menos 12 combatientes de la oposición murieron en ese distrito, en el de Ahmadiya y en la rotonda de Al Haidariya. 

Los medios de comunicación no alertan sobre los estratégicos movimientos de Al Assad. Durante los últimos meses el régimen logró tomar Qusair, en la frontera con Líbano, reforzó su poder en Damasco, y tomó la carretera que une la capital con la costa mediterránea con el apoyo de cientos de combatientes de la milicia chií libanesa Hezbolá y la la Guardia Revolucionaria iraní.

En su tercer año, la guerra civil siria deja un escenario desolador: según la ONU, el conflicto en Siria ha dejado 100,000 muertos desde su inicio en marzo de 2011, cifra que el Observatorio Sirio de Derechos Humanos elevó recientemente a más de 125,000.  Ahora, Al Assad se prepara para tener el país bajo control de cara a la conferencia de paz que se celebrará el 22 de enero en Ginebra. ¿Tendrá fin el drama sirio?

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