Propuestas como la reforma tributaria, la AFP estatal, una nueva Constitución y la eliminación de beneficios a la inversión extranjera directa, forman parte del programa económico de Michelle Bachelet y han preocupado a la clase empresarial chilena y a algunos inversionistas extranjeros. Aunque muchos puntos son demandas de la ciudadanía, la derecha ha tratado de satanizar a la candidata que hoy recibiría el espaldarazo para regresar al Palacio de la Moneda. 

La demanda por abordar este tema no la ha impuesto la coalición de izquierda, sino que proviene de un reclamo social que obligaría a cualquier partido político enfrentarlo

Tal como ocurrió cuando Ollanta Humala pasó a segunda vuelta en las elecciones presidenciales que luego ganó, el empresariado chileno de derecha ve de reojo, o con malos ojos, el retorno al poder de Bachelet.

Pero no sólo la clase empresarial. El gobierno de Sebastián Piñera es uno de derecha empresarial y, por tanto, al ver que su candidata – Evelyn Matthei– no tiene grandes posibilidades de vencer a la expresidenta, no sorprende que voceros del régimen hayan culpado del bajo crecimiento económico de Chile a las propuestas de Bachelet.

En efecto, iniciando este mes, el ministro secretario general de la Presidencia, Cristián Larroulet, señaló que el programa económico de la exmandataria había dado lugar a que la inversión extranjera se contraiga o haya hecho una pausa en sus desembolsos y firmas de contratos. El viernes, el Diario Financiero publicó una nota titulada “La posible victoria de Bachelet eleva los temores proteccionistas en Chile”. Sí, pues, un escenario algo parecido al que vivimos cuando nos enfrentábamos a la segunda vuelta presidencial.

No obstante la intensa campaña por generar temor entre los electores chilenos ante un regreso de Bachelet al poder, los inversionistas extranjeros no tienen tanto temor, al menos no todos, pues ya han visto el manejo político y económico de Bachelet, y más bien consideran que las demandas sociales y económicas que recoge su propuesta económica son el reflejo de la opinión pública, de los cambios y mejoras que los chilenos quieren y que cualquier otro candidato presidencial pudo haber tomado en cuenta.

De hecho, el desenlace de hoy será visto también por los inversionistas y los mercados. “Los mercados están tranquilos. No están preocupados de si gana una u otra candidata. Una (Michelle Bachelet) ya probó que puede manejar el país; la otra (Evelyn Matthei) representa la continuidad del gobierno actual. Es decir, no existe la sensación de que haya cambios radicales”, afirma Alfredo Coutiño, director de Moody’s Analytics, al diario La Tercera.

Por su parte, el director ejecutivo de JP Morgan, Vladimir Werning, subraya que “la demanda por abordar este tema no la ha impuesto la coalición de izquierda, sino que proviene de un reclamo social que obligaría a cualquier partido político enfrentarlo”.

“¿Es posible que suban los impuestos? Seguro que sí, pero ese cambio no me parece una amenaza al marco institucional existente o un giro dramático a la izquierda”, responde Sebastián Brown, economista y estratega de Barclays Research, al ser consultado por el periodista Mauricio Rodríguez, de La Tercera.

Los inversionistas extranjeros no tienen tanto temor, al menos no todos, pues ya han visto el manejo político y económico de Bachelet, y más bien consideran que las demandas sociales y económicas que recoge su propuesta económica son el reflejo de la opinión pública, de los cambios y mejoras que los chilenos quieren y que cualquier otro candidato presidencial pudo haber tomado en cuenta

En la otra orilla hay quienes sí se preocupan por una orientación a la izquierda del siguiente régimen. “Para un país al que ampliamente se lo ve como un hito de estabilidad y donde las elecciones usualmente son un evento sin efectos de mercado, ésta deja un inusual sabor de intranquilidad en los inversionistas”, señala Guillermo Mondino, de Citi, a sus clientes.

En esa línea un documento del Morgan Stanley –también a sus clientes– indica que la incertidumbre acerca de lo que haga la nueva presidenta afectaría la confianza empresarial y del consumidor, lo que afectaría a las empresas.

Sin embargo, para Brown una propuesta como la subida de impuestos para mantener las cuentas fiscales equilibradas debería ser un indicador de que Bachelet no es contraria al sector privado. Coutiño considera que la candidata cuidará la economía con disciplina y evitará populismos que vayan contra el modelo.

Así, pues, se desbarata la campaña mediática de algunos sectores empresariales y medios de comunicación interesados en bajar la candidatura de Bachelet lanzando noticias que busquen atemorizar al elector. La expectativa por saber los primeros pasos que dé –entre ellos a quién nombre ministro de Economía (como ocurrió también en el Perú)– está latente y de momento los inversionistas se muestran optimistas.

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