Al borde del caos
Congreso estadounidense agota alternativas a menos de 24 horas de alcanzar la suspensión de pagos que generaría una catástrofe económica mundial.
Quedan menos de 24 horas para que el reloj marque la fatídica hora. EEUU está sumido en un clima lleno de amenazas, rumores y declaraciones a medias que no logran poner fin al cierre indefinido de la administración federal y los servicios públicos de EEUU, que ya cumple 16 días. El resultado: una crisis que encamina al país hacia una catástrofe económica que tendría repercusiones a nivel global.
El Tesoro insiste que no podrá hacer frente a sus obligaciones si el Congreso no amplía el tope de endeudamiento federal de 16,7 billones de dólares para mañana, 17 de octubre. Por ejemplo, EEUU no podrá pagar a países como México y Venezuela por recursos energéticos tan necesarios para la economía norteamericana como es el petróleo.
El escenario es desconcertante. Ayer demócratas y republicanos en el Senado se acercaron un poco más a un acuerdo. Sin embargo, la idea que surgió del grupo conservador en la Cámara de Representantes quedó descartada poco de después de ser propuesta. Al momento, se presentaba otra y paralelamente el Senado trabajaba en un plan alternativo con un dudoso pronóstico.
Y es que el Senado gestaba un cambio de estrategia tras la suspensión anoche del debate interno. Bajo control demócrata, la cámara baja inició deliberaciones para presentar una solución bipartidista y con el objetivo de retrasar la temida fecha de suspensión de pagos hasta el 7 de febrero y extender el presupuesto para la reapertura de la administración federal hasta el 15 de enero. Eso sí, nada de concesiones importantes en la reforma sanitaria y el compromiso de negociar un nuevo marco presupuestario antes de mediados de diciembre.
A pesar de ser la propuesta más viable entre las que ayer circulaban, aun no ha sido votada en el Senado, y se desconoce cómo será recibida en la Cámara de Representantes. Y es que si senadores opuestos a la reforma sanitaria, como el representante del Tea Party, Ted Cruz, deciden bloquear el procedimiento legislativo se acabaría la posibilidad de lograr un acuerdo antes de medianoche.
En síntesis, EEUU se enfrenta una polarización partidista acumulada en el país en los últimos años: diferencias entre demócratas y republicanos, con una Cámara de Representantes bloqueada por congresistas del Tea Party - el ala ultraconservadores- y un Senado que podría no tener listo un acuerdo a tiempo para que sea ratificado por el presidente Barack Obama.
Así, por ahora, el Tea Party es capaz de ahogar el pragmatismo de los líderes republicanos para erigirse en gran vencedor de la crisis fiscal. No les importa lo que el poder económico de Wall Street pida ceder. Con una base social firme, sus gestadores económicos ya no son necesarios. Ahora, el Tea Party camina solo y, con un programa ultraconservador, solo quieren cumplir su promesa electoral de hacer todo lo posible para frenar la reforma sanitaria de Obama. Lo hacen además sin límites, sin analizar las consecuencias para el país de una parálisis de este calibre.
Lo advirtió el secretario del Tesoro estadounidense, Jack Lew, al afirmar que su país es el "ancla del sistema financiero mundial" y "el lugar al que acuden los inversores cuando aumenta el riesgo global" por lo que no se debe "poner en juego esa reputación". También lanzó la alarma el presidente del Banco Mundial (BM), Jim Yong Kim: "Intento dejar claro a los políticos de Washington que lo que hacen tiene enormes consecuencias para el resto del mundo", indicó Kim.
Pero las llamadas de atención no son suficientes. A pesar de que la combinación de demócratas y republicanos centristas da mayoría tanto en el Senado como en la Cámara y se podría conseguir la aprobación inmediata de la propuesta, la carga política que recaería sobre John Boehner, líder de los republicanos y presidente de la Cámara de Representantes, es grande. Boehner estaría ante la difícil decisión de permitir el voto en el pleno sin una mayoría republicana.
Sería no solo admitir que el Partido Demócrata merece confianza para dirigir al país en periodos de turbulencia, sino provocaría una profunda división en el seno del republicanismo. Es más, caería sobre su espalda la responsabilidad principal de haber permitido que, por primera vez en la historia, EEUU incumpla con sus obligaciones de pago.
Con información de Efe, The New York Times, El País, The Guardian
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