El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, busca soluciones a una crisis que ya se extiende por más de tres semanas. Las protestas de campesinos, que mantuvieron bloqueadas numerosas vías hasta el pasado martes, y que generaron tanto una caída en la popularidad del mandatario, como la necesidad de reformar todo su gabinete ministerial, ya tienen respuesta. Ayer, Santos afirmó que el país necesita una política agropecuaria moderna y equitativa para poder desarrollar el campo, al instalar un pacto nacional que busca sacar del abandono a ese sector. 

El mandatario presentó así el "Pacto nacional por el agro y el desarrollo rural", un mecanismo de concertación con el que se espera reconstruir el campo colombiano, y saldar su deuda histórica, en un sector que ha estado en el olvido durante décadas, con una pobreza que sobrepasa el 46,8% de la población, y que ha sido altamente afectada por el conflicto armado. 

"Si logramos que de aquí salga una verdadera política agropecuaria, moderna, equitativa hacia el futuro, el paso que habremos dado para el desarrollo de este país, sería fundamental", expresó el mandatario.

Los campesinos reclamaban subsidios para pequeños productores, restricciones a las importaciones y el contrabando, acceso a créditos, manejo de deudas, control a los precios de insumos, fertilizantes y del transporte de sus productos, y también por el impacto de los Tratados de Libre Comercio.

Al término de la primera reunión del Pacto nacional con campesinos, indígenas y representantes de los sectores productivos del país, Santos firmó cinco decretos con medidas que beneficiarán al sector, entre las que destacan el arancel cero para insumos agrícolas, el régimen de libertad vigilada para el control de precios de los mismos y la creación de un viceministerio para el desarrollo rural.

Santos insistió en que el Pacto es incluyente y además está en sintonía con los acuerdos que sobre el tema agrario firmados con las FARC.  “Lo que muestra este punto 1 acordado en La Habana es que todos coincidimos en la necesidad –la urgencia mejor– de enfocar la política pública hacia el bienestar de la gente en el campo y de crear las condiciones para competir en los mercados globales”, dijo.

Sin embargo, las FARC criticaron los encuentros y pidieron a Santos que escuche a los campesinos y no a los "encorbatados".  "El tal pacto agrario no existe. Lo que hubo fue una reunión de encorbatados con el presidente (...) Con los campesinos, con la población agraria, no ha habido reunión, no se ha escuchado sus inquietudes", dijo el guerrillero "Jesús Santrich", alias de Seuxis Paucias Hernández Solarte, en La Habana.

Y es que no es todo color de rosas. No todos los líderes campesinos que formaron parte de la huelga acudieron a la primera cita y otros que sí fueron, como el portavoz de los campesinos de Boyacá y Cundinamarca, Héctor Centeno, no acogió la propuesta y se retiró del recinto.

El movimiento Dignidad Agropecuaria Nacional -que agrupa a pequeños cafeteros, paperos, cacaoteros, arroceros, lecheros, entre otros agricultores-, había anunciado en un comunicado que no participaban por “la insistencia oficial en no modificar los TLC y las propuestas de la SAC (Sociedad de Agricultores de Colombia) por la agricultura a gran escala como centro de la política agropecuaria”. 

Por su parte, unos 2,500 campesinos se reunieron en paralelo hoy en Bogotá en la denominada Cumbre Agraria y Popular, con el objetivo de emprender acciones alternativas a las que de decidan en Pacto Agrario promovido por el presidente. 

Entre los participantes: delegados de la Mesa Nacional Agropecuaria y Popular de Interlocución y Acuerdo (MIA) y del Coordinador Nacional Agrario (CNA), las últimas organizaciones que alcanzaron un acuerdo con el Gobierno para terminar con los bloqueos de carreteras. Sin embargo, ratificaron que la huelga del sector se mantiene hasta que el gobierno "cumpla con lo pactado y se siente seriamente a trabajar sobre los puntos expuestos en los pliegos nacionales de petición", según un comunicado de la organización.

"Hoy estamos aquí los verdaderos representantes del campo, los que sabemos qué es un azadón, los que sabemos qué es labrar la tierra", dijo una campesina proveniente del Huila, en el suroeste del país y uno de los departamentos más activos durante la huelga.

Durante la última semana, el gobierno colombiano llegó a diferentes acuerdos con cada uno de los sectores agrícolas que se fueron a la huelga, logrando el desbloqueo de vías. Así, se firmó un acta con las etnias indígenas pastos y quillacingas (al sur), para comprarles 40,000 litros diarios de leche durante los próximos 15 meses. Por otro lado, los agricultores de departamentos como Boyacá y Nariño lograron establecer una restricción a la importación a la papa fresca, precocida y congelada, cebolla cabezona, frijol, arveja, tomate, pera, leche en polvo y quesos frescos provenientes de países del Mercosur y la Alianza Pacífico. Así mismo, que no se aplicará una norma que castigaba la utilización de semillas no certificadas.

Sin embargo, quedan muchos pasos para alcanzar una solución real. La gran expectativa de los campesinos es que el gobierno cumpla con los acuerdos. ¿Habrá un cambio real en el campo colombiano?

Con información de El Tiempo, Semana, Efe, Reuters

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