Consejo de Seguridad de la ONU se reúne tras denuncia de ataque químico en Siria
La oposición denuncia al menos 1,300 muertos cerca de Damasco.
El Consejo de Seguridad de la ONU inició una reunión de emergencia sobre la tensa situación en Siria tras la denuncia de los rebeldes de tres supuestos ataques con armas químicas que habría causado hoy al menos 1,300 muertos a las afueras de Damasco.
Aunque el régimen sirio desmintió que haya utilizado armas químicas, si confirmó que lanzó hoy una gran ofensiva sobre los barrios de la periferia de la capital controlados por los rebeldes.
El encuentro, que se celebra a puerta cerrada en la sede central de Naciones Unidas en Nueva York, fue convocado por la presidencia argentina del Consejo de Seguridad, a petición de Francia, Reino Unido, Luxemburgo, Corea del Sur y Estados Unidos.
El Secretario General de la ONU, Ban Ki Moon, afirmó que se siente “conmocionado” por las informaciones y anunció que la misión de expertos que se encuentra en el país para investigar otros presuntos ataques negocia con las autoridades estudiar este último incidente. Ahora, entre las opciones que se estudian, destaca la posibilidad de que el equipo, en Siria desde el sábado con un mandato inicial de catorce días, investigue también este nuevo incidente.
Entre los estados miembros del Consejo de Seguridad de la ONU, destaca la postura de EEUU que ha solicitado la investigación de las nuevas alegaciones de los grupos opositores al Gobierno de Bachar el Assad al carecer de una "verificación independiente" del ataque.
“Estados Unidos está profundamente preocupado” por las informaciones de que civiles sirios han muerto tras un ataque de las fuerzas gubernamentales sirias “incluidas aquellas por el uso de armas químicas cerca de Damasco”, asegura el comunicado emitido por la Casa Blanca. El portavoz Josh Earnest aseguró que trabajan “urgentemente para recabar información adicional”.
Admás, la Casa Blanca señaló que las medidas de presión adoptadas por la comunidad internacional hasta el momento no han desembocado en los objetivos que deseaban. “Todavía podemos trabajar más para presionar al régimen de Al Assad para que abandone el poder. No se trata únicamente de lo que quiere EE UU, también es lo que quiere el pueblo sirio”.
Hace dos meses, los servicios de inteligencia de EEUU confirmaron que el régimen sirio había empleado armas químicas a pequeña escala contra la oposición en múltiples ocasiones durante el pasado año, sobre todo con gas sarín. El presidente norteamericano Barack Obama, advirtió públicamente en varias ocasiones de que el uso de armas químicas por parte del régimen sirio supondría cruzar una "línea roja", que obligaría a Washington a reconsiderar su posición respecto al conflicto civil y, por lo tanto, una justificación para comenzar a entregar armas a los rebeldes.
Sin embargo, las diferencias entre los intereses de las potencias internacionales no harán fácil que se alcance un acuerdo. Y es que ya quedaron patentes las diferencias entre EEUU y Rusia tras la reunión de los países más ricos del mundo -el G8- de junio que, a pesar de estar centrada principalmente en la búsqueda de una posición común para frenar el conflicto en Siria, solo alcanzó un acuerdo de mínimos. Así, la difícil relación entre Barack Obama y Vladimir Putin se hizo notar con una ya famosa tensa sonrisa forzada en su encuentro bilateral.
Conociendo la postura de Rusia, uno de los cinco miembros permanentes del Consejo que participa en las consultas y tradicional aliado del régimen sirio, no soprende que afirme que el ataque se lanzó desde posiciones ocupadas por los rebeldes.
Hoy, los rebeldes se quejaron de la pasividad internacional, que, según dijo en Estambul el portavoz de la CNFROS, George Sabra, interpretan como un respaldo al régimen de Al Assad.
Por su parte, tanto Reino Unido como Francia han expresado su profunda preocupación por el suceso y ha pedido al Gobierno sirio que permita que los inspectores de la ONU accedan al lugar donde supuestamente se ha producido este ataque.
Tanto el régimen de Damasco como los insurgentes se han acusado recíprocamente de emplear este tipo de armas en Siria, uno de los siete países que no ha firmado la Convención sobre Armas Químicas de 1997. Además, se cree es el cuarto país con mayor cantidad de armas químicas en el mundo; después de Rusia, EEUU y Corea del Norte.
En total se calcula que Al Assad dispone de unas 1.000 toneladas de armas químicas, el mayor arsenal de Oriente Próximo. Entre sus municiones: gas sarín, gas mostaza, agente nervioso VX, además de cianuro, almacenados en no menos de 17 almacenes diferente, repartidos por todo el país.
Desde que se inició la guerra civil en Siria, en marzo de 2011, han muerto más de 100.000 personas y casi 7 millones necesitan ayuda humanitaria de emergencia, según las últimas cifras de Naciones Unidas.
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