Cada día una prueba más. Las últimas semanas se han caracterizado por mostrar medidas adoptadas por autoridades y entidades públicas que nos dan la sensación de haber retrocedido décadas respecto a los derechos de la comunidad LGTBI de nuestro país.

Como si no hubiese sido suficiente con la decisión del Congreso de no establecer penas más severas a quienes atenten contra una persona LGTBI (bajo el pretexto de que se arriesgaba una ley que protegía a poblaciones vulnerables, obviando que dicha comunidad también lo es), la disposición del Instituto Nacional de Estadística e Informática de no reconocer a las parejas del mismo sexo, ha coronado una larga lista de decisiones, por demás, surrealistas y acordes con cualquier tiempo menos el actual.

En el "Manual del Empadronador" entregado a quienes tendrán a su cargo la realización del "Empadronamiento de Población y Vivienda Lima y Callao 2013" se señala que cuando se encuentre una pareja del mismo sexo sus miembros 'no deben ser considerados como parejas. Por tanto, se deberá registrar a uno de ellos como jefe del hogar y la otra persona será considerada como otro pariente si existe consanguineidad entre ellos u otro no pariente si no existe consanguineidad'. Es decir, se pretende invisibilizar a quienes forman este tipo de relaciones. La gran pregunta es ¿por qué?.

Frente a ello, no son pocos quienes mostraron su sorpresa y rechazo a este tipo de disposiciones, por lo que a través de las redes sociales usuarios y colectivos han iniciado la campaña #NoMeCenses como una forma de exigir al INEI que corrija dicho manual y advertir de que no se brindará, en caso de no enmendarse, la información a los empadronadores. 

En el sitio de Facebook de El Útero de Marita, se publicó un comentario desde el perfil del INEI que señalaría la 'corrección' de dicha instrucción, sin embargo el cambio no sería relevante pues los censados seguirán sin reconocidos como pareja.

Corregido o no, lo cierto es que este tipo de 'errores' no pueden permitirse en un proceso tan importante como un empadronamiento en un Estado democrático y laico. No bastan las correcciones y siempre terminan faltando las disculpas.