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Gobierno brasileño busca evitar el desborde popular

Rousseff designa agentes de los servicios secretos para seguir las movilizaciones por medio de Facebook, Twitter, Instagram y WhatsApp.

Publicado: 2013-06-21

No lo esperaba. A la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, no le gustó que el estallido de las protestas populares la agarraran por sorpresa. Y es que la mujer más poderosa de nuestro continente ni siquiera recibió una advertencia de la Agencia Brasileña de Inteligencia (Abin), que se concentró los meses anteriores en la seguridad de la Copa de las Confederaciones y dejó desprotegidas otras áreas, entre ellas la de las protestas callejeras.  

Pero el pueblo brasileño no frena su lucha. Ayer, un millón de brasileños salieron de nuevo a las calles en unas 80 ciudades para exigir mejores servicios públicos. El desarrollo de las protestas -convocadas por las redes sociales- ha impulsado a que el gobierno designe a agentes de los servicios secretos para seguir las movilizaciones por medio de Facebook, Twitter, Instagram y WhatsApp.

Tras la explosión de la crisis no esperada ni anunciada, tanto la presidenta Rousseff como el Partido de los Trabajadores (PT) tuvieron que improvisar una estrategia para saber cómo actuar. La mandataria tomó el avión y fue a consultar a su antecesor, Lula da Silva, el cual se reunió con representantes de cuatro sindicatos. Mientras, el pueblo brasileño tuvo que esperar casi una semana para escuchar las declaraciones de la presidenta sobre sus reclamos

El PT -sorprendido con el resucitar de un movimiento popular por primera vez no controlado por él - apoyó las protestas como legítimas en un primer momento, al igual que Rousseff, quien hoy se reunirá con sus asesores más cercanos para intentar encontrar soluciones a los reclamos sociales. Además, se supo que el partido planea organizar una manifestación paralela en São Paulo en apoyo a la presidenta.

Pero la mayor ola de protestas de las últimas dos décadas podría pasar factura, no solo al gobierno de Dilma Rousseff - cuyo apoyo cayó ocho puntos porcentuales entre marzo y principios de junio-, sino también al sistema político. 

El año próximo habrá elecciones presidenciales y para elegir gobernadores, senadores y diputados. Las protestas, desarrolladas al margen de los líderes políticos, demuestran que el Movimiento Passe Libre -que organiza las marchas- podría apoyar a los sectores que buscan la participación directa en las decisiones y no solo a través de representantes de los Poderes Legislativo o Ejecutivo. El temor es que si las manifestaciones se alargan será muy difícil que los candidatos salgan a pedir votos. 

Ahora los ciudadanos se sienten honrados de que en el exterior, por primera vez no se hable de los brasileños por “el fútbol sino porque quieren mejores transportes, hospitales y escuelas”. Por el momento aún no tienen nombre como fenómeno de protesta, ¿será una nueva primavera o todo acabará en nada?

Con información de Agencias, El País, CNN

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Escrito por

Tamara Lasheras

Politóloga, amante de la música y el buen vino. Buscando formas distintas pero posibles de hacer las cosas.


Publicado en

Redacción mulera

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