En el Perú, más del 70% de hogares convive con un animal de compañía. Sin embargo, cuando esos animales son víctimas de abandono, maltrato o quedan atrapados en disputas legales, la justicia no siempre los trata como miembros de la familia. La razón: para el Código Civil peruano, aún son considerados bienes muebles. Objetos.

En pleno cierre del período legislativo 2024–2025, organizaciones animalistas han lanzado un nuevo llamado al Congreso: aprobar de una vez el dictamen que reconoce a los animales como seres vivos sensibles.

La iniciativa —recaída en los proyectos de ley N.º 798, 1226 y 4005— plantea modificar el Código Civil, específicamente el Decreto Legislativo 295, para dejar de tratar legalmente a los animales como si fueran una refrigeradora o un auto, y reconocerlos como lo que son: seres sintientes, capaces de sufrir, de vincularse y de formar parte de un hogar.

Desde 2016, la Ley 30407 de Protección y Bienestar Animal reconoce esa condición. Pero esa sensibilidad sigue sin traducción práctica en el derecho civil, lo que deja a millones de animales en una zona gris frente a separaciones, herencias, propiedad compartida o casos de maltrato.

“La campaña No son muebles busca visibilizar una incoherencia legal que ya no puede sostenerse. Los animales no son objetos: sienten, sufren y forman vínculos afectivos”, señala Magdalena López, directora de campañas de Fundación Veg.

Más que una causa animalista: una realidad nacional

Según un estudio de Kantar IBOPE Media, el 71.63% de los hogares peruanos tiene al menos un animal de compañía. Y pese a ello, en 2023 se reportaron más de 1,100 denuncias por abandono y maltrato animal ante la Policía Nacional. Cifra que apenas representa la superficie del problema, ya que muchos casos ni siquiera llegan al sistema judicial, por vacíos legales o la indiferencia de operadores de justicia.

La reforma no solo busca proteger vínculos afectivos, sino también equiparar al Perú con países como Francia, Alemania o Colombia, que ya han reformado sus códigos civiles para reconocer a los animales como seres vivos sensibles.

El tiempo corre... y el Congreso guarda silencio

El dictamen espera su turno en la Comisión Permanente del Congreso, en manos de una mayoría que ha demostrado tener otras prioridades legislativas. Aunque el proyecto ha sido impulsado por el congresista José Jerí Oré y respaldado por organizaciones como Fundación Veg, ARBA, Compromiso Verde, Sinergia Animal, HOPE, Somos Su Voz, Misión Sintiencia y muchas más, hasta ahora la Junta de Portavoces no lo ha priorizado en agenda.

“Millones de animales y familias siguen esperando una reforma civil moderna y coherente. El Congreso no puede seguir mirando para otro lado”, sostienen desde la coalición.

¿Es tan difícil legislar con empatía?

Reconocer a los animales como seres vivos sensibles no es una extravagancia. Es un paso mínimo —y urgente— para alinear la ley con la realidad. Mientras se decide si se les concede o no este reconocimiento legal, la violencia, el abandono y la impunidad continúan.

En un país donde el Congreso ha sido capaz de debatir sobre privilegios y blindajes políticos sin pestañear, cuesta entender por qué una reforma tan básica y con respaldo ciudadano sigue siendo postergada.