Con el objetivo de formular un proyecto de ley para la creación de jardines botánicos municipales, el despacho de la congresista Susel Paredes organizó la mesa de trabajo “Plantas Medicinales y Protección de Recursos Genéticos”, en la que especialistas y representantes de la sociedad civil compartieron propuestas orientadas a fortalecer el acceso a la biodiversidad y la conservación de los saberes medicinales ancestrales.
La actividad se llevó a cabo el pasado 30 de mayo en la Sala Martha Hildebrandt del Congreso de la República y contó con las exposiciones del psicólogo John Eddowes, la bióloga Alejandra Bussalleu, el experto en plantas ancestrales Agustín Guzmán y el abogado Ricardo Soberón. Las intervenciones coincidieron en la necesidad de promover una política pública con enfoque de justicia epistémica, que reconozca los conocimientos tradicionales como parte esencial de un sistema de salud verdaderamente intercultural.
Durante la jornada se destacó el potencial terapéutico de plantas como la ayahuasca, el cannabis y la hoja de coca, y se resaltó el rol fundamental que cumplen las asociaciones de pacientes, los horticultores y los cultivadores urbanos para acercar estos saberes a la ciudadanía desde los territorios. Se hizo énfasis en que estos actores ya sostienen iniciativas comunitarias que requieren reconocimiento legal, acompañamiento técnico y condiciones mínimas para su formalización.
Uno de los principales obstáculos identificados fue el rol de los gobiernos municipales, cuya falta de reglamentación específica y resistencia para otorgar licencias de funcionamiento limita el desarrollo de estas iniciativas. En el caso del cannabis, regulado por la Ley 30681, se advirtió que, según el último reporte de Sativa Info, más de 55 mil pacientes están registrados en el Registro Nacional de Pacientes Usuarios de Cannabis (RENPUC), pero solo el 34 % accede por vías formales. La situación se agrava por la escasez de médicos prescriptores y de productos disponibles, así como por la ausencia de una normativa que permita el acceso a semillas y garantice la autonomía productiva de las asociaciones de pacientes.
Un jardín botánico debe ser una herramienta viva
Durante su intervención, la bióloga Alejandra Bussalleu, representante de la Sociedad Peruana de Medicina Enteógena e Intercultural (SOPEMEI), propuso que los jardines botánicos municipales sean entendidos como territorios vivos, donde se resguarda no solo la biodiversidad vegetal, sino también los conocimientos ancestrales que les dan sentido. A su juicio, estos espacios no deben limitarse a colecciones ornamentales, sino funcionar como plataformas activas para la conservación, la educación, la salud pública y la justicia epistémica.
Bussalleu sostuvo que los jardines botánicos tienen el potencial de generar un impacto profundo a nivel social, ambiental, cultural y económico. Citando estudios internacionales, señaló que el contacto con la naturaleza mejora la salud mental, promueve la cohesión social y revitaliza la cultura. Además, destacó que estos espacios pueden funcionar como entornos intergeneracionales de aprendizaje, autocuidado y transmisión de memoria, especialmente relevantes en zonas urbanas donde el acceso a la biodiversidad está limitado.
Finalmente, llamó a repensar el marco legal actual, señalando que en el Perú aún no existe una política nacional que articule los jardines botánicos con los sistemas locales de salud o educación desde una mirada intercultural. Propuso que una futura Norma Nacional incorpore los enfoques de soberanía biocultural y justicia epistémica, y que garantice la participación efectiva de las comunidades en el diseño, implementación y gestión de estos espacios. “En tiempos de crisis ecológica y pérdida cultural, los jardines son refugio y promesa. Son espacios donde se cuida la vida en todas sus formas”, concluyó.
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