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Escribe: Fernando Villarán (Profesor de Ingeniería y Economía en la UARM)

Las razones que explican la rápida declinación del imperio norteamericano son: un sector financiero sobre dimensionado y especulativo, el proceso de desindustrialización, la extrema desigualdad, el gobierno oligárquico, la destrucción de sus universidades, y el regreso de la feudalidad

Si consideramos que la mejor medida del tamaño económico de un país es el PBI en expresado en dólares nominales, Estados Unidos todavía sigue la primera economía del mundo. De acuerdo al FMI, el PBI de Estados Unidos es de 30.3 Trillones (millones de millones) de dólares corrientes, mientras que el PBI de China es de 19.5 Trillones. Si bien esta no es la mejor manera de medir la riqueza de las naciones (mejor es en dólares PPP, como dijimos en el artículo anterior sobre China), démosle el beneficio de la duda y digamos de Estados Unidos todavía se mantiene primero. También, hay que reconocer que sigue siendo, de lejos, la mayor potencia militar. En el año 2024 gastó 970 billones (miles de millones) de dólares en Defensa, contra 235 billones de China, y 146 de Rusia. El presupuesto de Estados Unidos representa el 40% del gasto total mundial en defensa.

Pero en casi todos los demás campos, Estados Unidos está perdiendo la competencia con China. Hace 15 años dejó de ser la primera potencia industrial, así como la primera potencia exportadora. Hoy día China es responsable del 30% de la producción industrial del mundo, frente a 17% de Estados Unidos; China también concentra el 15% del comercio mundial, frente al 11% de USA. Según un reciente estudio del Instituto de Política Estratégica Australiano (ASPI), China supera a USA en 37 de las 44 tecnologías claves del futuro, en campos como biotecnología, robótica, inteligencia artificial, tecnología cuántica, exploración espacial y defensa.

La pregunta que falta responder es: ¿Por qué Estados Unidos ha perdido y sigue perdiendo terreno en el campo económico, social y político? Las críticas más agudas han venido del propio país y concuerdan que hace algún tiempo está en plena declinación. Sustentan esta tesis, intelectuales como Noam Chomski, profesor de lingüística del MIT, que cuestiona el sistema social y político norteamericano, y economistas como Joseph Stiglitz, premio Nobel de Economía, que pone la principal responsabilidad en el modelo económico neoliberal aplicado a partir de 1980, y Richard Wolff, profesor de la Universidad de Nueva York, que explica y fundamenta que ya se ha iniciado el fin del imperio norteamericano. Por mencionar sólo tres de los más destacados críticos.

Desde mi punto de vista, las principales causas de la declinación de Estados Unidos son las siguientes:

1. Sector financiero sobredimensionado y especulativo. En el año 1980, antes de que Ronald Reagan, auspiciado y sustentado teóricamente por Milton Friedman, empiece a aplicar el modelo neoliberal en la economía norteamericana, el sector financiero representaba el 3% del PBI. En el año 2008, el de la gran crisis financiera, el sector financiero había crecido hasta convertirse en el 8% del PBI y hoy día representa el 11% del PBI, el más grande del mundo. En China representa sólo el 5%, dominado por los grandes bancos de desarrollo estatales. La crisis financiera mundial del año 2008 fue producto de la desregulación del sector financiero permitida durante los gobiernos de Reagan y Clinton, y los responsables directos fueron los bancos de inversión como Lehman Brothers, Goldman Sachs y otros. Bush y Obama les regalaron un paquete de salvataje de 1.5 millones de millones (trillones) de dólares, alimentando la siguiente crisis. Hoy día, el sector financiero está entusiasmado vendiendo las monedas cripto, que no son otra cosa que creación de dinero en manos del sector privado (antes estaba en las exclusivas manos de los bancos centrales). Todo indica que la siguiente crisis financiera va hacer aparecer a la del 2008 como un juego de niños.

2. Desindustrialización. El crecimiento del sector financiero se hizo a costa de la reducción del sector industrial; la mayoría de empresas industriales norteamericanas trasladaron sus fábricas a China y otros países en desarrollo como México y Malasia. En 1980, año en que empieza el modelo neoliberal, el sector industrial representaba el 22% del PBI norteamericano, hoy representa la mitad, el 11%; en China es el 33%. La ideología dominante decía que no importaba qué sector liderara el crecimiento de la economía, que el sector financiero o el sector minero jugaban el mismo rol económico que el sector industrial. Países como Corea del Sur, Singapur, India, China, Malasia, Vietnam no se creyeron ese cuento, basan su desarrollo en la industria y en sectores de alto valor agregado (como los servicios digitales); Estados Unidos, el Perú y unos pocos países de AL, se lo siguen creyendo.

3. Desigualdad. Nunca en la historia norteamericana la distancia entre los más ricos de la sociedad y el resto ha sido tan grande. El 1% más rico concentra el 70% de la riqueza (propiedades físicas y financieras), mientras que el 50% de la población de USA, los trabajadores y la clase media, sólo se quedan con el 2% de la riqueza. Este resultado se ha conseguido por una combinación de políticas neoliberales: (i) reducción de los impuestos para las grandes corporaciones y los más ricos (los de abajo siguen pagando lo mismo o más), (ii) privatización de los servicios públicos como educación, salud y seguridad, haciéndolos más caros para la gente común, (ii) reducción de los programas sociales que transferían recursos para los que menos tienen, y (iv) persecución de los sindicatos y sindicalistas, así como el congelamiento de los sueldos mínimos. Aparte de ser una injusticia, esta desigualdad reduce al drásticamente el mercado y la demanda interna.

4. Gobierno oligárquico. En los países capitalistas, generalmente han existido buenas relaciones entre los gobiernos y el sector privado; aunque, en general se mantenía una cierta división del trabajo entre ambos. El sector público estaba en manos de los partidos políticos y de una burocracia profesional especializada en la función pública, y el sector privado estaba en manos de las empresas e instituciones privadas de todo tipo (como los think tanks), incluyendo a los sindicatos. Sin embargo, en Estados Unidos, en el año 2010, la corte suprema eliminó los límites para el financiamiento de los partidos y de las campañas políticas. Se abrieron así las puertas para que las grandes corporaciones y los ricos, a través de sus famosos “lobbies” (super PACs), financien y controlen a presidentes, congresistas y gobernadores. En el gobierno de Trump, incluso este velo se ha eliminado, hoy los más ricos del mundo como Elon Musk, son ministros y ocupan cargos importantes en el ejecutivo, el Congreso y el Poder Judicial. Como dice el congresista Bernie Sanders: en su país el gobierno del pueblo y para el pueblo se ha convertido en el gobierno de los billonarios para los billonarios. Si quedaba alguna duda al respecto, basta mirar los negocios que ha realizado Trump y su familia en su reciente viaje a Arabia Saudita y otros países de la región, mediante los cuales ha incrementado su fortuna familiar en varios billones de dólares.

5. Destrucción de las Universidades. Si habría que señalar una sola institución como responsable del gigantesco desarrollo económico de los Estados Unidos en el siglo pasado, no dudaría en elegir a sus universidades, las mejores del mundo. Allí se concentra, transmite y crea el conocimiento, que aplicado a la producción genera innovación, gestión y productividad, las fuentes del crecimiento. Pero el necesario pensamiento crítico, la libertad de investigación, el debate de ideas está desapareciendo de los claustros universitarios. Desde octubre de 2023, se sanciona y expulsa a los estudiantes y docentes que expresan su apoyo a la causa Palestina y son críticos de la políticas del gobierno. En una encuesta reciente de Nature, el 66% de los investigadores de esas universidades están pensando emigrar a otros países.

6. La feudalidad regresa a la sociedad norteamericana. La civilización occidental demoró siglos en separar la religión de la política, unidas inseparablemente durante el esclavismo y la feudalidad. El poder de reyes y emperadores venía directamente del mismo Dios, y su cuestionamiento significaba morir en la hoguera. La separación entre religión y política fue un paso gigantesco de la humanidad, abriendo paso a la ciencia, la ilustración, el progreso económico y la democracia. Hoy día la religión está de vuelta, auspiciada por partidos de ultra derecha y sectores del poder económico. Grupos religiosos como los evangélicos se han convertido en el principal sostén de masas de Trump, Bolsonaro y Milei, entre otros. El caso extremo, y desgraciadamente no el único, es Israel, en donde algunos sectores religiosos en el gobierno actual justifican el exterminio de los palestinos en las escrituras del antiguo testamento.

El otro retorno de la feudalidad es el abandono de la verdad. La mentira, llamada también fake-news, ha invadido la política, los medios masivos, y especialmente las redes sociales. Mi hipótesis es que la famosa frase de Sun Tzu: “el arte de la guerra es el arte de la mentira”, dirigida para el campo militar, se ha trasferido al campo político, cuando los partidos de ultra derecha califican a sus rivales como enemigos a los que hay que eliminar. De la política, se ha trasladado a los medios y a parte del sector académico, contaminando toda la sociedad. Es el fin de la ciencia, y por lo tanto de la tecnología y de la innovación, motores del desarrollo económico.

Desgraciadamente, una buena parte de estos fenómenos retardatarios se vienen dando también en el Perú actual.


ENGLISH VERSION

Why the United States Is Losing the Economic Race to China

Fernando Villarán

Professor of Engineering and Economics at UARM

The reasons behind the rapid decline of the American empire are: an oversized and speculative financial sector, deindustrialization, extreme inequality, an oligarchic government, the destruction of its universities, and the return of feudalism.

If we consider nominal GDP in dollars as the best measure of a country's economic size, the United States is still the largest economy in the world. According to the IMF, the U.S. GDP is $30.3 trillion, while China’s is $19.5 trillion. Although this is not the best way to measure national wealth (PPP dollars are better, as discussed in a previous article on China), let’s give the benefit of the doubt and say the U.S. still comes first. It must also be acknowledged that the U.S. remains, by far, the greatest military power. In 2024, it spent $970 billion on defense, compared to China’s $235 billion and Russia’s $146 billion. The U.S. defense budget accounts for 40% of the world’s total defense spending.

But in almost every other area, the United States is losing ground to China. Fifteen years ago, it ceased to be the leading industrial and export power. Today, China accounts for 30% of global industrial production, compared to 17% for the U.S.; China also handles 15% of global trade, versus 11% for the U.S. According to a recent study by the Australian Strategic Policy Institute (ASPI), China leads the U.S. in 37 of 44 key future technologies, including biotechnology, robotics, artificial intelligence, quantum technology, space exploration, and defense.

The question that remains is: Why has the United States lost, and continues to lose, ground in the economic, social, and political spheres? Some of the sharpest criticisms come from within the country itself, agreeing that the nation has been in decline for some time. Prominent intellectuals supporting this view include Noam Chomsky, MIT linguistics professor who questions the U.S. social and political system; Nobel laureate economist Joseph Stiglitz, who blames the neoliberal economic model implemented since 1980; and Richard Wolff, a New York University professor who argues that the fall of the American empire has already begun.

From my perspective, the main causes of the United States’ decline are the following:

1. Oversized and Speculative Financial Sector

In 1980, before Ronald Reagan, backed by Milton Friedman, began implementing the neoliberal model in the U.S. economy, the financial sector accounted for 3% of GDP. By 2008, the year of the major financial crisis, it had grown to 8%, and today it represents 11%—the largest in the world. In China, it’s only 5%, dominated by large state development banks. The 2008 global financial crisis resulted from deregulation of the financial sector during the Reagan and Clinton administrations. Investment banks like Lehman Brothers and Goldman Sachs were directly responsible. Presidents Bush and Obama handed them a $1.5 trillion bailout, setting the stage for the next crisis. Today, the financial sector is enthusiastically selling cryptocurrencies—essentially private money creation. Everything points to the next financial crisis making 2008 look like child’s play.

2. Deindustrialization

The financial sector’s growth came at the expense of the industrial sector; most U.S. manufacturers moved their factories to China and developing countries like Mexico and Malaysia. In 1980, industry made up 22% of U.S. GDP; today, it's only 11%. In China, it's 33%. The dominant ideology claimed that it didn't matter which sector led economic growth, asserting that finance or mining were equivalent to industry. Countries like South Korea, Singapore, India, China, Malaysia, and Vietnam rejected that notion, basing their development on industry and high value-added sectors like digital services. The U.S., Peru, and a few Latin American countries, still believe it.

3. Inequality

Never in U.S. history has the wealth gap been so wide. The richest 1% owns 70% of the country’s wealth (both physical and financial assets), while the bottom 50%—workers and the middle class—own just 2%. This outcome stems from a combination of neoliberal policies:

• (i) tax cuts for corporations and the rich (lower classes pay the same or more),

• (ii) privatization of public services like education, healthcare, and security, making them more expensive for ordinary people,

• (iii) cuts to social programs that supported the poorest,

• (iv) union-busting and stagnant minimum wages.

Additionally to being unjust, this inequality drastically shrinks the domestic market and demand.

4. Oligarchic Government

In capitalist countries, governments and the private sector typically maintain a collaborative relationship. Public institutions were managed by political parties and a professional bureaucracy, while private entities—including unions—ran their own affairs. But in 2010, the U.S. Supreme Court lifted restrictions on campaign financing, allowing corporations and the wealthy—via “super PACs”—to fund and control politicians. Under Trump, this veil was lifted further, with billionaires like Elon Musk directly holding executive, congressional, and judicial positions. As Congressman Bernie Sanders says: the government of the people and for the people has become a government of billionaires for billionaires. If there was any doubt about it, just look at the deals Trump and his family made during their recent trip to Saudi Arabia and other countries in the region, through which they increased their family fortune by several billion dollars.

5. Destruction of Universities

If one institution could be credited for the U.S.'s past economic dominance, it would be its universities—the best in the world. These organizations concentrate, transmit, and generate knowledge, that fuels innovation, management, and productivity—the foundations of growth. But critical thinking, academic freedom, and open debate are vanishing. Since October 2023, students and faculty expressing support for Palestine or criticizing government policies face sanctions and expulsion. A recent Nature survey found that 66% of researchers are considering emigrating.

6. The Return of Feudalism

Western civilization spent centuries separating religion from politics—joined together during slavery and feudalism, where rulers claimed divine authority. This separation was a major leap forward, enabling science, enlightenment, economic progress, and democracy. Today, religion is making a comeback, fueled by far-right parties and economic elites. Religious groups, especially evangelicals, are now the mass base for Trump, Bolsonaro, Milei and others. The extreme case—not the only one—is Israel, where religious factions in the current government justify the slaughter of Palestinians based in the Old Testament.

Another aspect of neo-feudalism is the departure from the truth. Lies, or fake news, have invaded politics, mass media, and especially social media. My hypothesis is that Sun Tzu’s famous quote—“All warfare is based on deception”—has migrated from military to political strategy. Far-right parties treat their rivals as enemies to be destroyed. This mentality has infiltrated media and parts of academia, corrupting society at large. It’s the end of science—and therefore of technology and innovation, engines of economic development.

Unfortunately, many of these regressive trends are also happening in today’s Peru.