La democracia mexicana ha sido más violenta que cualquier dictadura del siglo XX en América Latina, afirmó el periodista y cineasta Diego Enrique Osorno en La Mula TV. En diálogo con Javier Torres en el contexto del "Hay Festival Arequipa 2024", Osorno destacó que el proceso de democratización en México ha estado marcado por niveles de violencia, ejecuciones y desapariciones que superan incluso los de las dictaduras más brutales de la región.

Osorno, autor del libro "En la montaña" (Anagrama, 2023), galardonado con el 5.º Premio Anagrama de Crónica, contrapone en su obra dos momentos clave en la historia reciente de México: el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en 1994 y la guerra contra el narcotráfico iniciada en 2006. Según explicó, el movimiento zapatista representó un momento decisivo en el que “miles de indígenas de ascendencia maya bajan de las montañas y toman una serie de sedes municipales de Chiapas”, una acción que incluyó la toma de tierras de propietarios privados y la declaración de guerra al gobierno mexicano. Este conflicto armado, que duró 12 días en su fase inicial, evolucionó hacia un proceso político más complejo que, en palabras de Osorno, “abre la puerta a la llegada de la democracia en México” y culmina, seis años después, con la derrota del Partido Revolucionario Institucional (PRI) tras 70 años en el poder.

Osorno destacó que su libro explora las raíces del movimiento zapatista y la reivindicación de los pueblos originarios mayas en Chiapas, a través de entrevistas con figuras clave como el Subcomandante Marcos, líder emblemático del alzamiento, y el Subcomandante Moisés, su sucesor en la conducción militar del movimiento. El periodista señaló que, a diferencia de otros movimientos armados en América Latina, el zapatismo experimentó una transformación que lo llevó a convertirse en un movimiento civil y pacífico, centrado en propuestas de autogobierno y modelos de resistencia no violenta.

“Actos de no guerra en medio de la guerra”, es como los zapatistas describen esta forma de lucha.

No obstante, Osorno contrapone esta experiencia con lo que él denomina la “democracia bárbara” de México, refiriéndose a las consecuencias de la llamada guerra contra el narcotráfico iniciada en 2006 bajo la presidencia de Felipe Calderón, quien ascendió al poder con una ajustada victoria electoral y en medio de un contexto de fuertes protestas y tensiones políticas. 

“En lugar de hacer política, lo que él hace para sostener su gobierno es sacar al ejército de los cuarteles y declarar la guerra al narcotráfico”, explicó Osorno, quien comparó esta decisión con la estrategia del expresidente estadounidense George W. Bush de usar el terrorismo como un recurso de gobernabilidad interna.

En México, según el periodista, “se juega mucho con el concepto de terrorismo para aniquilar movimientos sociales legítimos”, una práctica que identifica también en Perú.

A través de esta comparación, Osorno plantea la paradoja entre el zapatismo, un movimiento que, partiendo de la lucha armada, evoluciona hacia una utopía de autogobierno, y la violencia que define la democracia en el resto de México, donde el conflicto contra el narcotráfico ha dejado cifras de ejecuciones y desapariciones que, según Osorno, superan incluso a las de las dictaduras de América Latina en el siglo pasado.

“La democracia mexicana hoy en día ha producido más ejecuciones, desapariciones y actos de tortura que cualquier dictadura latinoamericana del siglo pasado”, afirmó el periodista, subrayando la gravedad del impacto de esta violencia en la sociedad mexicana.

Para Osorno, el contraste entre el zapatismo y la democracia violenta en México refleja una crisis contemporánea que trasciende las fronteras de su país y se extiende a otros contextos occidentales, donde se observa una creciente instrumentalización de la fuerza y el miedo como mecanismos de control. 

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