Mariana Libertad Suárez, autora del libro "Traidoras y bastardas. Feminidades disonantes en la literatura latinoamericana (1935-1958)", señaló en una reciente entrevista que las restricciones al voto femenino en el Perú y otros países latinoamericanos reflejaban profundos prejuicios sobre la capacidad de decisión de las mujeres. Según Suárez, al otorgarse finalmente el voto femenino, “el gran miedo era que las mujeres iban a ser influidas por los partidos de izquierda porque se pensaba que no tenían criterio propio”. Este temor, puntualiza, no era exclusivo del Perú, sino que se replicaba en otros contextos como el paraguayo.

En su libro, publicado por Hipatia y el Departamento Académico de Humanidades de la PUCP en 2024, Suárez explora estas percepciones a través de la literatura de la época, analizando cómo diversas autoras latinoamericanas representaron personajes femeninos históricos que rompieron con los moldes de la feminidad convencional. Su estudio se centra en cuatro obras: La Quintrala (1935), una pieza teatral de la chilena Magdalena Petit; La Perricholi (1935), radionovela de la peruana María Jesús Alvarado; Madame Lynch (1957), novela histórica de la paraguaya María Concepción Leyes de Chaves; y Leona Vicario. Antorcha de la insurgencia (1958), novela histórica de la mexicana Patricia Cox.

Estos textos, explicó Suárez, no solo reconstruyen la vida de figuras femeninas que marcaron la historia, sino que también reflejan las tensiones políticas y sociales en torno a la ciudadanía femenina y la influencia de los debates feministas en la literatura. A través de estos personajes, las autoras buscaron intervenir en la memoria oficial, confrontando los prejuicios de una época en la que la autonomía femenina era vista con recelo.

“Es importante comprender cómo estas autoras utilizaron la ficción histórica para cuestionar los roles de género impuestos a las mujeres y, al mismo tiempo, visibilizar su derecho a una ciudadanía plena”, afirmó Suárez.

El análisis de estos textos permite, según la investigadora, entender la resistencia cultural frente a los derechos políticos de las mujeres, un fenómeno que se observa en los prejuicios persistentes de que las mujeres, al votar, serían manipuladas fácilmente debido a una supuesta falta de criterio propio.

En conclusión, "Traidoras y bastardas" ofrece una mirada crítica a cómo la literatura sirvió como vehículo para desafiar las limitaciones impuestas a las mujeres y plantea una reflexión sobre la vigencia de estos prejuicios en la historia reciente. Para Suárez, estos textos “crean un diálogo con el pasado, permitiéndonos entender las barreras sociales que han dificultado la plena inclusión política de las mujeres”.

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