A pesar de las promesas, una sentencia y campañas de salud en Espinar (Cusco), la realidad de las personas afectadas por la contaminación con metales pesados sigue siendo preocupante. Así lo denunciaron personas afectadas y especialistas en el II Diálogo Ambiental organizado por Amnistía Internacional y transmitido por La Mula TV y Útero.pe.

María Esmeralda Larota Umasi, residente de Huancané Bajo, expresó la frustración de vivir con dolencias constantes y costos elevados en medicamentos.

“Es estresante vivir con estas dolencias y tener un gasto alto para comprar medicamentos. No es justo”, afirmó Larota, quien señaló que las campañas de salud en su comunidad solo ofrecen servicios básicos que no abordan su problema de intoxicación.

Larota también expresó su indignación ante la falta de especialistas en su comunidad. Según contó, quienes requieren atención especializada son derivados a hospitales en Cusco o Arequipa, donde tienen que costear los gastos de su propio bolsillo.

“Solo nos dan pastillas, pero no nos solucionan el problema, seguimos teniendo metales pesados en nuestro cuerpo”, denunció, enfatizando que las campañas de salud en la zona no incluyen atención específica para la contaminación por metales.

La situación en Espinar no se limita a la falta de acceso a medicamentos. Según Karem Luque, bióloga y especialista en salud ambiental y humana, el problema es más complejo y demanda medidas especializadas. “No es solo llevar toxicólogos a la zona”, sostuvo. Luque detalló que han pasado cuatro años desde que se iniciaron los procesos legales, y aún no se implementan acciones concretas para atender a la población.

“La sentencia se gana cuando se ejecuta y hasta ahora no hay nada”, criticó, agregando que existen estudios que demuestran la contaminación ambiental y el incumplimiento de las normas por parte de la empresa minera.

Los afectados presentan problemas neurológicos y gastrointestinales, y se necesitan médicos especializados en intoxicación por metales pesados, algo que no se ha proporcionado hasta ahora.

Marina Navarro, directora de Amnistía Internacional Perú, subrayó la falta de coordinación interinstitucional como uno de los principales obstáculos para ejecutar la sentencia y el plan de acción destinado a mitigar la crisis.

“Años después de haber presentado nuestro informe, nos encontramos con una falta de recursos sanitarios, deficiencias en la infraestructura y escasez de personal especializado”, explicó Navarro.

La situación ha generado desconfianza en la población, que ya no cree en el sistema de salud ni en las promesas de las instituciones.

“No se han implementado las propias recomendaciones del Oefa para mitigar la contaminación del aire, agua y tierra. La población sigue cada vez más expuesta a metales tóxicos y con un deterioro mayor de su salud”.

Según el informe de Amnistía Internacional de 2021, citado por Marina Navarro, la contaminación por metales pesados en Espinar ha dejado consecuencias graves en la salud de sus habitantes. En un análisis de sangre y orina realizado a 150 personas, el 78% presentó niveles de sustancias tóxicas por encima de los valores de referencia, exponiéndolos a riesgos significativos para la salud. De estos, más del 58% tenía niveles elevados de arsénico, con efectos potenciales como náuseas, vómitos, alteraciones en el sistema inmunológico y en el ritmo cardíaco.

El estudio también reveló que más del 29% de los evaluados tenía niveles altos de manganeso, que puede acumularse en órganos críticos como el cerebro y el hígado, causando daños a largo plazo. En el caso del cadmio, que afecta principalmente a los riñones y huesos, el 12% de los participantes mostró niveles peligrosos. Los resultados fueron especialmente alarmantes para el plomo, presente en más del 4% de los evaluados, ya que incluso pequeñas cantidades de este metal pueden causar daños severos en órganos y sistemas como los riñones y el cerebro.

Además, se encontraron altos niveles de contaminación en las fuentes de agua: de las 191 muestras analizadas, 151 resultaron positivas para coliformes totales, lo que indica contaminación bacteriana, y de estas, 115 son utilizadas como agua para consumo humano, aumentando los riesgos para la salud de la comunidad.


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