En el programa “El Arriero” de La Mula TV, Renzo Aroni Sulca, profesor de Historia en la PUCP, compartió su análisis sobre la guerra interna en el Perú, enfocándose en la lucha contra Sendero Luminoso. El editor del libro "Una revolución precaria: Sendero Luminoso y la guerra en el Perú, 1980-1992” (IEP, 2023), Aroni desmitificó la percepción de Sendero Luminoso como una fuerza invencible.

En entrevista con Javier Torres, Aroni señaló que las acciones armadas de Sendero Luminoso, claramente terroristas, tuvieron un fuerte impacto en la sociedad. Recordó que esto atrajo la atención de políticos y medios de comunicación, cuya interpretación se vio influenciada por la magnitud de estas acciones a lo largo del país. Con ello, sostuvo el historiador, se creó la percepción de que Sendero estaba avanzando y tomando ciudades, incluso con la posibilidad de tomar Lima; pero esta imagen, prevalente a finales de los 80 y principios de los 90, fue en parte una exageración de Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso, quien impulsaba una guerra que sabía imposible de ganar, ya que estaba perdiendo en el campo.

Aroni hizo referencia a estudios que demuestran que Sendero estaba perdiendo en las comunidades, tanto en términos de recursos como en su capacidad para sostener la guerra. La masificación de las rondas campesinas y la militarización del campo, con la creación de bases militares en zonas rurales, especialmente en Ayacucho, su epicentro, llevaron a Sendero a replegarse lentamente hacia otras regiones, señaló.

En 1983, las comunidades manifestaron su oposición a Sendero Luminoso, enviando memoriales a la prefectura y declarando su lealtad al Estado. A pesar de la entrada de las Fuerzas Armadas y la resistencia comunitaria, la derrota de Sendero no fue rápida. La alianza entre las comunidades y las fuerzas militares enfrentó obstáculos, incluyendo la desconfianza mutua y la compleja dinámica entre las comunidades y Sendero.

Al respecto, Aroni señaló que la respuesta de las comunidades a Sendero Luminoso fue diversa. En algunos lugares, la resistencia fue inmediata y violenta, caracterizada por enfrentamientos directos. En otros, el proceso fue más lento y complejo, influenciado por la cohesión interna de la comunidad y la influencia continua de Sendero, que mantenía representantes y simpatizantes en estas áreas, explicó Aroni.

La geografía y la estructura institucional de las comunidades afectaron su capacidad de resistencia. Comunidades más pequeñas y aisladas enfrentaron mayores desafíos para mantener una resistencia sostenida, mientras que aquellas con una estructura institucional más sólida y autoridades legítimas pudieron oponerse más efectivamente. Esta resistencia, aunque inicialmente pasiva, se transformó gradualmente en respuesta a las intervenciones de Sendero y las Fuerzas Armadas, concluyó Aroni.


[Foto de portada: BBC]

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