Más de dos semanas después de que el presidente Pedro Castillo se comprometiera a industrializar la hoja de coca, los cultivadores de esta planta ancestral iniciaron protestas en Puno. Este viernes, los dirigentes de los cocaleros de Puno se reunieron con la Jefa del Gabinete Ministerial, Mirtha Vásquez, y llegaron a un acuerdo: levantar el paro e instalar una mesa de trabajo.

“Los dirigentes se comprometen el día de hoy a levantar su medida de fuerza. Creo que eso es muy importante en términos de cómo podemos avanzar en un sano entendimiento y diálogo, donde tanto el Estado como la población tengan la voluntad de solucionar por las vías adecuadas estas problemáticas tan importantes”, dijo la presidenta del Consejo de Ministros a su salida de la reunión con los cultivadores de hoja de coca.

Por su parte, el representante de la Confederación Nacional de Productores Agropecuarios de las Cuencas Cocaleras del Perú (CONPACCP), dijo que los cultivadores de hojas de coca no están encubriendo al narcotráfico o tráfico ilegal de drogas.

“No estamos encubriendo al narcotráfico; queremos trabajar de la mano con el Gobierno”, dijo.
“Hay que dar soluciones a través del diálogo, compromisos que asume este Gobierno, que por cierto está dando apertura a todos los sectores. Esta medida de fuerza se dio por un tema de falta de diálogo, pero esta vez creo yo que hay acuerdo”, agregó.

La Mesa Multisectorial de Trabajo se instalará el próximo 28 de octubre. 


Sobre la hoja de coca, su legalidad y su uso tradicional

Debemos precisar que la coca es una planta ancestral y mantiene un uso tradicional. Según información histórica citada en un informe de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida), la hoja de coca se produce y consume desde el periodo pre-colombino y se sigue usando para fines ceremoniales, tradicionales, industriales y farmacéuticos.

"En el Perú, y de acuerdo a las investigaciones de la arqueología y antropología contemporánea, se ha encontrado evidencia del cultivo de coca en tiempos preincaicos situados en algunos territorios como el valle del Nanchoc de Cajamarca (Dillehay at et al, 2010), Puruchuco (Lima provincia) (Murphy & Boza, 2009), el antiguo valle del Pillkumayu - Huánuco (Murra, 1986) y en Paucatambo –Cusco (Orche, 2013)", señala Devida.
"En ese sentido, el Estado peruano reconoce, valora y protege a la hoja de coca por su arraigo cultural, histórico y ambiental, pero con en ese mismo énfasis, y de acuerdo a su normatividad nacional y los compromisos internacionales suscritos, rechaza que la hoja de coca sea empleada para fines de la producción y comercio ilícito de cocaína", agrega.

En este estudio de Devida, elaborado junto al Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), con el apoyo de la Unión Europea, en el 2019, se indica cerca de 6,000,000 (seis millones) de peruanos consumieron 11,712 toneladas de hoja de coca, lo que representa un incremento del 30% respecto al 2003, cuando se reportó que solo 4.6 millones de peruanos consumían alrededor de 8.7 toneladas.

Muestra de que el cultivo de coca no es ilegal es la existencia de la Empresa Nacional de la Coca (ENACO), que posee el monopolio de la comercialización legal de la hoja de coca. Según la legislación, ENACO tiene la función de "planear, coordinar, dirigir y controlar las actividades de comercialización y producción de los productos industrializados de la hoja de coca en el mercado interno y externo". Precisamente, este es uno de los problemas actuales con la hoja de coca.


Se queman las plantas, pero no se incautan los insumos químicos

Según un informe del Centro de Investigación Drogas y Derechos Humanos (CIDDH), en el Valle de los Ríos Apurímac, Ene y Mantaro (Vraem), zona conocida por la ilícita actividad destinada al tráfico de cocaína, apenas se incauta el 0.22% de los insumos químicos para la producción del alcaloide a nivel nacional.


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