17 millones de mujeres en la región se vieron forzadas a interrumpir el uso de métodos anticonceptivos, informó el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). De ellas, 13 millones lo hicieron porque tuvieron dificultades para obtenerlos en los servicios públicos de salud y 4 millones por imposibilidad de pagarlos en las farmacias privadas. Como resultado, luego del COVID-19, el porcentaje de mujeres con necesidades insatisfechas de Planificación Familiar retrocedió 27 años pasando de 11.4% a 16.3%.  

A partir de marzo de 2020 la pandemia viene afectando el acceso a la anticoncepción en la región por dos vías: porque impacta sobre la provisión pública y la capacidad de las personas para adquirir los métodos modernos en las farmacias con sus propios recursos. En el Perú, el uso anticonceptivos es de venta libre, no se necesita receta. “Por la pandemia las mujeres no han estado recibiendo pastillas gratuitamente, ni implantes, t de cobre, inyectables o condones, convirtiéndolas en las más pobres de la escala económica social”, explica el ginecólogo y obstetra, José Antonio Lévano.

Las mujeres que tienen acceso a usar recursos para anticoncepción han podido comprarlos con limitaciones pero las que dependen del Estado, en su mayoría, no, como data la UNFPA. Aún peor es el caso de quienes ya son sexualmente activos y no tienen conocimiento de cómo prevenir los embarazos. Como es el caso de las personas que habitan en las zonas rurales y donde no hay acceso a la educación sexual integral. Al respecto, el Ministerio de Salud (Minsa) ya autorizó el registro sanitario de la progestina sintética de última generación que evita los efectos secundarios asociados a trombosis, enfermedades cardiovasculares, óseas e hipertensión.

“La nueva pastilla Slinda tiene progestina con efecto antiandrogénico. Les corrige el acné aparición de vellos, piel grasosa, reduce el dolor pélvico de los síntomas y puede ser usada por todas las mujeres. En Estados Unidos y Europa su beneficio es eficaz y seguro para adolescentes desde hace varios años atrás. Es la anticoncepción oral del futuro”, puntualizó el padre de familia y ginecólogo Lévano, quien destaca que como es un anticonceptivo sin estrógeno, evita el cáncer de mama y trombosis, a diferencia de otros métodos anticonceptivos.

“En Estados Unidos se hizo un estudio “Choise”. Le daban anticoncepción gratuita a los adolescentes en Washington y trajo consigo la reducción en abortos, disminución de muerte de niños y muerte materna. Pues, en el caso del riesgo del embarazo adolescente tiene complicaciones como la preeclampsia e infecciones, por los embarazos no deseados. En grandes poblaciones la reducción de la pobreza es impactante, pues las niñas y adolescentes ya no tienen que trabajar para sacar adelante a sus familias por falta de educación sexual integral y así se rompería este círculo vicioso. Esto pasa en Perú, no se permite que las adolescentes accedan a los métodos. Los padres estamos cegados. Y dejamos que sean sexualmente activos sin anticonceptivos. Hay ciudades como Iquitos, donde en el 30% de madres son adolescentes”, explicó el experto y destacó que es una “emergencia” atender este problema social por la falta de articulación y ejecución de las políticas públicas y planes nacionales transversales.

Foto de portada: Andina

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