Escriben: Guy Edwards y Andrea García Salinas


Esta semana Naciones Unidas celebra su 75 aniversario. La próxima vez que se celebre un aniversario similar será el 2095. No podemos esperar tanto tiempo para ver si el mundo ha limitado con éxito el calentamiento global a 1,5 grados Celsius y ha detenido el colapso de la biodiversidad. Necesitamos actuar con más fuerza ahora. 

La pandemia de Covid-19 ha expuesto la fragilidad de muchos de nuestros sistemas naturales y sociales, entre ellos la situación de millones de trabajadores informales en América Latina y el Caribe que se vieron atrapados entre quedarse en casa y perder sus trabajos o correr el riesgo de ir a trabajar y enfermarse.

La Asamblea General de la ONU este año se centra en Covid-19, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la desigualdad y la emergencia climática. Esta agenda muestra cuán profundamente están conectadas las prioridades de los países con las metas globales. La buena noticia es que los países pueden aprovechar la agenda global para apoyar una recuperación sostenible en casa y, a su vez, este enfoque puede ayudar a alcanzar los objetivos globales.

Las emergencias climáticas y ecológicas no esperan que la pandemia desaparezca

El costo humano de la pandemia es inmenso. Hasta la fecha, ha habido más de 310.000 muertes solo en América Latina y el Caribe. Las consecuencias económicas podrían llevar a la pobreza a 45 millones de personas más este año, junto con la pérdida de 17 millones de empleos formales y 23 millones de empleos informales.

Si bien las emisiones se redujeron significativamente tras las medidas de confinamiento en todo el mundo, estas casi han vuelto a los niveles prepandémicos, lo que demuestra que enfrentar las emergencias climáticas y ecológicas no puede esperar.

Se espera que 2016-2020 sea el período más caluroso registrado. Los incendios forestales en el oeste de los Estados Unidos, agravados por el cambio climático, han quemado 2,7 millones de hectáreas. En el Pantanal de Brasil, el área de humedales más grande del mundo, los incendios forestales han arrasado un área más grande que la ciudad de Nueva York tras una sequía severa. Y en Argentina, los incendios forestales han quemado más de 120.000 hectáreas y han afectado a 11 provincias.

El cambio climático y las amenazas ecológicas también están impulsando migraciones masivas. Los desastres naturales, el estrés hídrico y la inseguridad alimentaria podrían provocar el desplazamiento de aproximadamente 1.200 millones de personas para 2050.

Esta relación destructiva con el clima y la naturaleza está poniendo en peligro nuestra salud. El nuevo coronavirus probablemente saltó de la vida silvestre reflejando una tendencia inquietante en la que las enfermedades emergentes se cuadriplicaron en los últimos 50 años, en gran parte debido a la fragmentación de hábitats, el cambio climático y el uso de la tierra.

El reporte GEO-5 de la ONU informa que estamos perdiendo biodiversidad a un ritmo sin precedentes mientras se intensifican las presiones sobre las especies y los ecosistemas. Se estima que 1 millón de especies se encuentran bajo amenaza de extinción a menos que se reduzcan drásticamente la deforestación, la sobreexplotación y el cambio climático. ALC enfrenta la mayor pérdida de especies y hábitats, lo cual afecta la provisión de recursos naturales que contribuyen a los medios de vida y los servicios ecosistémicos que son esenciales para la supervivencia humana.

Para enfrentar estos problemas interconectados, los países necesitan una recuperación sostenible

La pandemia es un llamado de atención para priorizar una recuperación que ponga las personas y a la naturaleza primero. En el caso de ALC, la recuperación sostenible debe proteger vidas, reducir la desigualdad, crear empleos y fortalecer el sistema contra futuras pandemias y desastres climáticos.

La región necesita desarrollar una cartera de proyectos de infraestructura sostenible que requieran mucha mano de obra y ayuden a que las personas vuelvan a trabajar rápidamente. Estos proyectos incluyen expandir las energías renovables, hacer que los edificios sean más ecológicos, impulsar el transporte público limpio y utilizar soluciones basadas en la naturaleza.

La evidencia apoya este enfoque. Los paquetes de recuperación coherentes con los objetivos climáticos pueden conducir a multiplicadores efectivos, incluida la creación de empleo, más inversión e innovación, así como importantes beneficios colaterales como una mayor inclusión social y menos contaminación.

Un nuevo estudio del BID y la OIT muestra que la transición hacia una economía de cero emisiones netas podría crear 15 millones de nuevos empleos netos en América Latina y el Caribe para 2030 en sectores como la agricultura, la producción de alimentos a base de plantas, las energías renovables, la construcción y la manufactura.

El desarrollo del transporte sostenible, así como la promoción de vehículos eléctricos y la finalización de proyectos de ferrocarriles de alta velocidad existentes en países como Argentina, Brasil, Colombia y México, tienen un potencial de inversión de 2,6 billones de dólares para 2030.

Al poseer el 40% de la biodiversidad del mundo, ALC también puede capitalizar su capital natural. Las soluciones basadas en la naturaleza, como la restauración de manglares, pueden ayudar a generar ingresos, aprovechar la inversión del sector privado y proteger ecosistemas críticos. Las inversiones en capital natural también pueden generar puestos de trabajo rápidamente. Estas inversiones pueden crear cerca de 40 puestos de trabajo por cada millón de dólares invertidos, más de 10 veces más que las inversiones en combustibles fósiles.

¿Qué está haciendo ALC para apoyar una recuperación sostenible y lograr las metas globales?

Varios países de ALC están buscando una recuperación sostenible para rescatar sus economías y sentar las bases para un futuro más sostenible e inclusivo, al tiempo que contribuye a alcanzar los objetivos globales de clima y biodiversidad.

La ministra de Medio Ambiente de Chile y presidenta de la COP25, Carolina Schmidt, ha dicho que actualizar los planes climáticos nacionales no fue una distracción de la pandemia, sino una guía para una recuperación sostenible. A principios de este año, Chile anunció una Contribución Determinada a Nivel Nacional (NDC) más ambiciosa y un plan para lograr la carbono neutralidad para 2050 que destaca la necesidad de abordar el COVID-19 y avanzar hacia un desarrollo sostenible e inclusivo simultáneamente.

En 2019, Costa Rica lanzó el primer plan nacional de descarbonización de la región para alcanzar cero emisiones netas para 2050. Ahora el país está utilizando dicho plan para impulsar la recuperación mediante el avance del transporte público eléctrico y las soluciones basadas en la naturaleza en la agricultura.

Jamaica fue la primera nación caribeña en presentar una NDC actualizada este año, la cual incluye un cambio a energías más limpias para reducir la contaminación del aire y proteger vidas. El país está avanzando hacia un amplio objetivo en la economía al incorporar las emisiones del cambio de uso de la tierra y la silvicultura dentro de su NDC por primera vez. Dado que el sector turístico de la isla ha sido golpeado por la pandemia, la adaptación y la mejora de la resiliencia son componentes centrales en los planes climáticos.

Surinam también ha incrementado sus esfuerzos con una NDC revisada. La NDC de Surinam enfatiza la necesidad de impulsar un crecimiento económico y una diversificación, al mismo tiempo que se construye resiliencia contra los impactos climáticos. Su nueva NDC se compromete a aumentar el objetivo de generación de electricidad renovable del 25% al 35% y mantener el 93% de la cobertura forestal.

La experiencia de trabajo en la región del BID en las NDC y las estrategias de descarbonización a largo plazo muestra que los bancos de desarrollo pueden desempeñar un papel crucial en el avance de la descarbonización y las prioridades de desarrollo nacional a través del diseño de políticas, la participación de actores y el apalancamiento del financiamiento.

A pesar de enfrentar enormes dificultades con la pandemia, los países de ALC continúan avanzando en sus compromisos de proteger el clima y la biodiversidad. Sus propias experiencias, respaldadas por crecientes evidencias de todo el mundo, muestran que la acción en estos temas puede ser una inversión sólida para construir un futuro más sostenible e inclusivo.

Según el Acuerdo de París, 2020 es el año para que los países presenten sus NDC actualizadas. Varios países de ALC y otros alrededor del mundo están mostrando un liderazgo real en el camino hacia la COP26 al vincular una recuperación sostenible con los objetivos globales del clima y la biodiversidad. Avanzar en el cumplimiento de ambas metas puede ser beneficioso para todos.


(Foto: Andrea García)


Este artículo se publicó anteriormente en el blog Hablemos de Sostenibilidad y Cambio Climático del Banco Interamericano de Desarrollo (BID)