Un exagente identificado con las iniciales M.A.E.R. indicó que el capitán del Ejército en retiro Alejandro Alarco, una persona vinculada al espionaje, estuvo 13 veces en la sede principal de la Contraloría entre el 2016 y 2017, cuando Edgar Alarcón cumplía funciones como vicecontralor y contralor general. Según un informe La República, en al menos seis de estas ocasiones, este exagente manifestó que se dirigía al despacho del ahora titular de la Comisión de Fiscalización para entregarle documentos.
Según el exagente, quien está dispuesto a ratificar estos hechos ante las autoridades, en la primera mitad del 2017, el capitán Alarco lo contrató a pedido de Alarcón para espiar a los fiscales que lo investigaban, Zoila Sueno y Reynaldo Abia, y que también le pidieron hacer “chuponeo” en este año. Ambos están siguiendo los casos en contra de Edgar Alarcón. Sueno tiene a cargo el procedimiento administrativo que hizo el excontralor en beneficio de sus hijos, y Abia está a cargo de la adquisición de parte de Alarcón de 90 autos durante su periodo en la Contraloría.
“El capitán Alarco me contacta porque sabía que soy especialista en operaciones de inteligencia. Me dijo que trabajaba para el contralor Alarcón, quien estaba preocupado por los casos que tenían ambos fiscales”, indicó a La República
Manifestó que el objetivo era que él infiltrara en los despachos de los fiscales e informara sus actividades o encontrara un topo para que filtrara datos a cambio de dinero. “Ambas acciones las hicimos entre el 2017 y 2018”, agregó.
El exagente indicó que en otra oportunidad, exactamente en abril de este año, el capitán Alarco lo volvió a contactar le indicó que se trataba de otro tipo de trabajo de espionaje, también para Edgar Alarcón, que había sido elegido congresista por Unión por el Perú (UPP). “En esta oportunidad me pidió que hiciera espionaje telefónico, ‘chuponeo’, o grabaciones secretas. Pero no aceptamos porque implicaba mayor riesgo. La paga era muy buena, como en la primera vez, pero era muy peligroso. Es muy probable que haya contratado a otros exagentes”, relató la fuente.
“Yo sé que Alarcón tiene preferencia por los exagentes de inteligencia naval. No soy el único”, afirmó M.A.E.R.
En efecto, en el 2016, el exauditor de la Contraloría Walter Grados Aliaga, después de que denunció a Alarcón por la compra de vehículos, recibió la información de que el exagente naval José Sava Melo lo estaba espiando. En el 2017, el reportero de Cuarto
Más de 3 años después, el 16 de enero de este año, el periodista Christofer Acosta, de Punto Final, preguntó por una serie de pagos a personas por servicios que no se prestaron a la Contraloría. En ese momento, al recoger la versión de Alarcón, este le dijo a Acosta que solo aceptaba haber autorizado a dos personas. Una de ellas era el exagente de inteligencia naval José Sava Melo, por 89 mil soles, por supuestas “labores de prensa”.
Fuentes militares de La República confirmaron que José Sava Melo solía trabajar como chofer del exsubdirector de Inteligencia Naval, el capitán de navío en retiro Elías Ponce Feijóo, el expropietario de la empresa Business Track (BTR), condenado por encabezar una organización criminal dedicada al espionaje telefónico y a la que las autoridades atribuyeron las grabaciones ilegales del caso “Petroaudios”.
En su defensa, Edgar Alarcón, involucrado nuevamente en un grabaciones subrepticia al presidente Martín Vizcarra, indicó que no recuerda haber "recibido al señor Alarco". "No es mi amigo, ni conocido", afirmó al ser consultado por la prensa.
(Foto de cabecera: Andina)