En medio de una emergencia sanitaria por una pandemia como el Covid-19, todo aquello relacionado a la salud debería ser tratado con mucho cuidado. Sin embargo, en algunos sectores de la sociedad viene sucediendo lo contrario: el miedo y la desesperación de las personas están siendo aprovechadas por vendedores que promocionan sus productos sin ningún sustento científico, como sucede con el dióxido de cloro (CDS o MMS), vendido como supuesta "cura" al coronavirus.
Algunos medios de comunicación tampoco se salvan de caer en desinformación y de difundirla sin ningún tipo de verificación previa a la publicación. Han caído al darle voz a un empresario que afirmaba que la ivermectina servía para prevenir el coronavirus (se usa en el tratamiento, pero no hay evidencia sobre su potencial preventivo), al difundir la irresponsable afirmación de que la vacuna estaría para el mes de setiembre y, lo más escandaloso y reciente, al caer en los engaños de un falso científico peruano en China, Jorge Cuyubamba, quien se presentó como "ingeniero genético" y lanzó una falsa alarma de que se vendría el Covid-20.
Todo esto se difundió en medios de comunicación tradicionales sin haberse verificado la información ni haber buscado si tales afirmaciones tenían algún tipo de sustento científico.
Para aclarar este asunto, es necesario considerar algo muy importante: los niveles de evidencia científica. Cuando escuchemos o leamos algo sobre ciencia y salud, debemos considerar que existen fases de investigación que deben cumplirse para que un medicamento, droga o insumo sea aprobado por la autoridad sanitaria correspondiente. Si bien en el caso de ivermectina, hidroxicloroquina y dexametasona, no hay estudios para recomendar su uso para tratar al Covid-19, debido a la emergencia se han considerado sus efectos y sus niveles de seguridad, ya que son medicamentos que llevan años de uso en humanos.
Tomando como ejemplo lo sucedido con la cannabis sativa, una planta estigmatizada en los últimos cien años, pero que debido a su uso ancestral y su nivel de seguridad ha sido reconocida como medicina natural, hablamos con el Q.F. Pedro Wong, químico farmacéutico por la Universidad Peruana Cayetano Heredia (UPCH) y maestrando en Productos Naturales y Biocomercio por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM).
El caso de la cannabis sativa es un buen ejemplo para responder a las personas que apelan a que algunas sustancias no están siendo permitidas para su uso en salud debido a supuestas conspiraciones mundiales. A pesar de su prohibición y de la criminalización contra las personas que la usan, la industria farmacéutica ha sintetizado los compuestos de la cannabis (cannabinoides) y ha elaborado productos estandarizados en base a la planta.
En la mayoría de sus exposiciones como miembro del Centro de Estudios del Cannabis de Perú, el químico farmacéutico Pedro Wong cita la pirámide sobre las evidencias científicas para señalar la importancia de considerar esta información y para resaltar que los cannabinoides ya han pasado por todas las fases.
Un primer indicio para evaluar las propiedades terapéuticas de algún producto es revisar su uso ancestral, señala Wong. En el caso de la cannabis, su uso es ancestral en Asia, donde hay registros de su uso con fines terapéuticos desde hace al menos 4,757 años en China. Además, resalta Wong, la cannabis estuvo presente en la farmacopea de Europa. Esta planta también fue parte de la farmacopea americana entre 1851 hasta 1942. Es decir, la cannabis tuvo casi cien años de uso como medicamento oficial. ¿Qué ocurrió en 1942? Sin ningún sustento científico, políticos de EEUU empezaron a prohibir a la cannabis y a criminalizar a sus usuarios. Recién en el 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS) empezó a revisar las evidencias científicas y ha recomendado reclasificar a la cannabis, debido a que tiene usos terapéuticos.
En la pirámide, el nivel más bajo de evidencia es la opinión de "expertos", por lo que se deben considerar con mucho cuidado, ya que eso es insuficiente para que otros médicos receten dicha sustancia.
En el segundo nivel de la pirámide, están los reportes de casos. Uno de los primeros reportes publicados en revista científica data de 1843. En este reporte, se administró resina de cannabis y se observó mejoría en pacientes con demencia senil, convulsiones infantiles, problemas neurodegenerativos, ansiedad y depresión. Otro tipo de reporte de caso fue el que se hizo público a través de CNN, cuando se difundió el caso de Charlotte Figi, una paciente con Síndrome de Dravet, que logró reducir sus convulsiones y mejorar cognitivamente con un tipo de extracto de cannabis sativa alto en Cannabidiol (CBD).
En un nivel superior, está la Serie de Casos, que es la acumulación de casos del mismo tipo. En el Perú, cuenta Wong, se están acumulando historias clínicas con pacientes particulares que usan cannabis para empezar a escribir series de casos.
Luego, vienen los Estudios Caso-Control, en los que se compara a las personas que presentan mejoría con la sustancia con las personas que no lo usan.
Por encima están los Estudios de Cohortes, cuando se evalúa a cientos de pacientes que usan versus cientos de pacientes que no usan.
Casi en la cima de la pirámide están los Estudios Controlados y Aleatorios, que son ensayos clínicos y es el nivel de evidencia que piden las autoridades sanitarias para aprobar un medicamento para su comercialización.
Por último, están los Meta-Análisis, que son, explica Wong, una especie de evaluación matemática y estadística en las que, para determinar la fortaleza de los resultados, se evalúa evidencia científica, que son en su mayoría ensayos clínicos. Es en este nivel más alto de la pirámide de evidencia en el que se encuentra la cannabis sativa.
"Según hemos revisado en el Centro de Estudios del Cannabis, hay al menos 25 meta-análisis sobre cannabis. Esta evidencia científica ha servido para que países como Reino Unido, Alemania, Estados Unidos o Perú, aprueben sus usos medicinales".
Al respecto, debemos señalar que, por ejemplo, algunas de las conclusiones de la revisión sistemática con meta-análisis de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU sobre cannabis no están siendo tomadas en cuenta por las autoridades sanitarias de Perú.
Volviendo al tema de los medicamentos en general y los niveles de evidencia científica, muchos se pueden preguntar ¿qué hacer cuando otras personas recomiendan consumir alguna sustancia? Para empezar, es básico que no se automediquen, que consulten con un médico cirujano colegiado y capacitado. Pero si se quiere investigar, se debe considerar qué tipo de evidencias hay sobre sus usos y efectos. En este sentido, debemos precisar que no se trata de la cantidad de estudios, sino de la calidad. En esto ayuda mucho la pirámide.
Por otro lado, ¿qué pasa con los medicamentos o insumos que se venden en boticas sin receta médica? Wong explica que, en Perú, esto ocurre con aquellos productos que han demostrado seguridad en todos los ensayos y que tienen al menos cinco años de permanencia en el mercado con registro sanitario.
"Si un producto tiene muy bajos efectos secundarios y además tiene más de cinco años en el mercado y no hubo alerta de seguridad en ese lapso, podría solicitarse a la autoridad sanitaria cambiar la condición con venta con receta médica a sin receta médica", explica Wong.
Para el Q.F., ningún medicamento debería ser vendido sin receta. Wong opina que debería considerarse la opción que existe en Inglaterra, donde queda a criterio de un profesional de la salud como "prescripción farmaceútica". En Perú, no hay punto medio: se vende con receta médica o es de venta libre.
Dato: las vacunas pasan por fases similares en cuanto a seguridad y eficacia.
Bonus track:
* Efectos terapéuticos de la cannabis según meta-análisis de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (2017).
Una de las revisiones sistemáticas con meta-análisis más conservadoras (sobre la efectividad del cannabis) es el informe de la Academia Nacional de Ciencias, cuyos resultados fueron recomendados al momento de la regulación medicinal del cannabis en Perú; sin embargo, algunas de sus conclusiones no están siendo tomadas en cuenta por las autoridades sanitarias.
- Evidencia concluyente de que la cannabis es efectiva para: tratamientos de dolor crónico (flores altas en THC por la vía inhalatoria, fumadas y/o vaporizadas), reducción de espasticidad en personas con esclerosis múltiple (THC oral) y náusea y vómitos producidos por quimioterapia (THC oral). Además, de acuerdo a una actualización realizada en el 2018, epilepsia refractaria (CBD oral).
- Evidencia moderada: somnífero para casos de personas con apnea obstructiva del sueño, fibromialgia, dolor crónico y esclerosis múltiple.
- Evidencia limitada: incrementar el apetito y recuperar el peso en personas con VIH/Sida, reducir síntomas del Síndrome de Tourette, reducir síntomas de ansiedad social y reducir síntomas de personas con estrés postraumático.
* Primeros reportes de casos publicados en revistas científicas. En estos, se administró resina de cannabis y se observó mejoría en pacientes con demencia senil, convulsiones infantiles, problemas neurodegenerativos, ansiedad y depresión.
- William Brooke O'Shaughnessy (1843).
- J.Russell Reynolds, M.D., F.R.S., &c. (1890)
* Pedro Wong fue miembro del equipo técnico del Colegio Químico Farmacéutico del Perú ante el Comité de Expertos del Ministerio de Salud que evaluó los usos medicinales de la cannabis. También ha sido asesor técnico de diversos proyectos de ley sobre cannabis medicinal y clubes cannábicos. Actualmente trabaja en un proyecto de ley para que se reconozca el derecho de los pacientes cannábicos a cultivar su propia medicina, de manera personal o asociativa.
[Foto de portada: ISTOCK]
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