Este domingo Santiago Manuin Valera será enterrado en su parcela, luego de que falleciera en Chiclayo el pasado 1 de julio víctima de la COVID-19. Su cuerpo fue trasladado este viernes a Santa María de Nieva. Mientras se redacta esta nota sus hijos están haciendo los últimos preparativos para despedir de este mundo a su padre.

Foto: Iñigo Maneiro
Santiago, nacido en 1956, en la quebrada del río Dominguza (provincia de Condorcanqui, región Amazonas) se hizo conocido dentro y fuera del país tras los terribles sucesos del Baguazo en junio de 2009. Sin embargo, la trayectoria e importancia de este peruano de lengua materna awajún trascendió desde antes.
Fue profesor intercultural bilingüe, con formación en derechos humanos en la ONU, presidente del Consejo Aguaruna-Huambisa, del Consejo Permanente del Pueblo Awajún, del Consejo Permanente de los Pueblos Awajún y Wampis y del Consejo Permanente de los Pueblos Awajún, Wampis y Apách. También Consejero Regional de Amazonas. Un líder indígena muy preparado. Un apu en todas sus dimensiones. Un nuun (sabio aguaruna). También un pamuk, aquel que ha alcanzado la visión espiritual; una persona capaz de guiar a otros porque su autoridad ha sido probada a lo largo de toda una vida de servicio honesto.
"A Santiago hay que conocerlo desde antes del Baguazo. Hay que considerar que siendo joven él estudió en España la maestría de derechos humanos. En los noventa, luego de haber sido apu de su comunidad, pasó a presidir la organización indígena más importante del Amazonas noroccidental y también una de las más visibles en todo el Perú. Lo que más destaca de este periodo de presidente fue su mando en el momento en el cual los awajún tuvieron que enfrentarse con la penetración en Condorcanqui del grupo terrorista MRTA y lograron expulsarlos y acabar con los primeros cultivos de planta de coca. Manuin cumplió, como él solía recordar, un papel realmente importante en esta maniobra y logró también consolidar el control territorial que los awajún tuvieron de toda la región, liberando así de todo el mando terrorista", explica a La Mula, la antropóloga italiana Silvia Romio, especializada en conflictos socioambientales en la Amazonía.
Buena parte de su vida la dedicó a recorrer su territorio, conocer a su gente y a educarse. Siempre estuvo pendiente de los intereses de quienes viven en la Amazonía, en especial del pueblo awajún al que supo liderar a lo largo de su trayectoria, incluso arriesgando su vida. Durante los últimos años estuvo dedicado a impulsar la construcción del Gobierno Territorial Autónomo Awajún, con el objetivo de que su pueblo sea actor protagónico de su desarrollo.
Para él era fundamental el conocimiento, la humildad y la unidad. “Mi padre fue un gran hombre que encabezó a dos pueblos [awajún y wamís]. Fue un hombre muy guerrero y muy justo. Consideraba que la humildad y la unidad eran fundamentales para enfrentar las amenazas contra nuestra territorio o nuestros derechos. Nos decía que si queríamos lograr y defender lo nuestro, debíamos tener conocimiento de dónde vivíamos, quiénes éramos. Era protector, defensor de la Amazonía y de todos quienes viven en ella”, dice a La Mula una de sus hijas, Sekut Manuin (22).

Sekut, Santiago y Justina. Foto: Sekut Manuin
Ella cuenta que su padre tenía mucha fe en los jóvenes, y les transmitía la inquietud de conocer, defender y amar a su territorio, su pueblo, su cultura. “Él tenía mucha fe en los jóvenes, y nosotros sus hijos estábamos incluidos en ello. En cada conversación que mi padre tenía conmigo me daba los mismos consejos y ánimos que a mis hermanos varones, pero con más énfasis por mi condición de mujer. Me decía que como mujer indígena yo podía llegar lejos, que debía luchar por mis derechos para que sean respetados. Remarcaba que también podía liderar la defensa de la Amazonía, que esto no es solo tarea de los varones. Nos formaba como hijos y como líderes”, añade Sekut, quien estudió industrias alimentarias y ahora está en el segundo año de economía, su segunda carrera.
Sobre la preocupación del apu por los jóvenes indígenas, coincide Goreti Pioc, periodista awajún: "Santiago es y será por siempre un líder honesto, honrado, luchador incansable, un gran ser humano, que deja un legado de lucha y resistencia, a sus hijos, y a las nuevas generaciones de nuestro pueblo awajún y wampis".
"La formación de líderes es un punto clave. Tan sólo por esa vía podremos llegar a formar a los indígenas, podremos tener ingenieros agrónomos, ingenieros forestales, ambientalistas, médicos. Con toda la formación que los indígenas puedan tener a través de las universidades, lograremos tener un diálogo alturado, de igual a igual, con el Estado y proponer el tipo de desarrollo y educación en nuestra zona. Hasta ahora ha sido una educación alienante, impuesta, y eso no puede llevarnos a tener un diálogo con el Estado peruano. Tenemos que formar a los jóvenes awajún en diferentes niveles para que se construya un gobierno territorial autónomo para encontrar ese famoso tajimat pujut (buen vivir) que mis antepasados tuvieron. En este momento tenemos que volverlo a construir en un espacio pequeño, pero encontrando un medio de existencia, para la educación de nuestros hijos y el desarrollo equilibrado que necesitamos. A eso debemos llegar. Y el Estado debe apoyar esa iniciativa, y hacer un currículum educativo para el pueblo awajún. De acuerdo con eso podemos visionar una formación calificada para que podamos seguir existiendo como pueblo". (Santiago Manuin)
Desarrollo indígena y buen vivir (tajimat pujut)
Sekut resalta otra de las enseñanzas de su padre. Los pueblos indígenas requieren de un desarrollo propio, de acuerdo con sus vivencias. "Mi papá quería que los jóvenes planteen alternativas de desarrollo sostenible para la Amazonía. Se trata de cómo queremos el desarrollo, con un enfoque intercultural. Para nosotros, desarrollarnos sosteniblemente significa el ‘buen vivir’: vivir plenamente, libremente, con chacras para alimentarnos y con una espiritualidad indígena. Ese es su legado. El bosque es nuestra madre, en ella habitamos, en ella está lo que necesitamos. Tenemos los alimentos básicos allí. Tenemos una interdependencia con el bosque, nos protege”.
"Nosotros los indígenas no podemos vender nuestra Amazonía. Los planes de desarrollo que tienen a la plata como única finalidad no nos convienen. A las empresas no les importa si nos ensucian cuando arrasan bosques para sus campamentos, cuando remueven tierras, contaminan aguas, espantan a los animales, atraen prostitución y maleantes. Ni los empresarios ni sus mujeres ni sus hijos viven aquí para sentir la destrucción de nuestro ecosistema. Nosotros vivimos en ella [la Amazonía, la naturaleza], somos parte de ella, dependemos de ella y por ello tenemos que amarla, cuidarla y compartirla sanamente con todos nuestros paisanos del mundo. No podemos ponerle precio a nuestro bosque porque una madre no se vende". (Santiago Manuin)
En el buen vivir indígena, el medio ambiente, el espíritu, la cosmovisión política y cultural es sagrada. Pioc recuerda que el apu le decía: “El Gobierno y los extranjeros no lo ven de esa manera, no pueden entender que el aire, la tierra, el agua y las montañas son nuestros hermanos, si le causan daño, me muero porque dependo del agua, de los árboles y las plantas. Hay una relación de dependencia y eso no lo entiende el occidental, porque para el occidental el territorio, el bosque es mercado cuanto yo más gane puedo explotar”.
Ese buen vivir también tiene que ver con la espiritualidad indígena, y así lo menciona Alfredo Vizcarra, obispo del Vicariato Apostólico de Jaén y coordinador de la Red Eclesial Panamazónica en Perú: “Tenemos que agradecerle por su vida, por su ejemplo de búsqueda, de tener la visión para poder empeñarse, comprometerse totalmente en la búsqueda del buen vivir para su pueblo. Le agradecemos su testimonio cristiano, pues en esa búsqueda, él ha sabido hacer la síntesis entre su experiencia religiosa de su pueblo y la fe cristiana. De hecho, son muchas las herencias, el legado que él nos deja. Su familia y el pueblo awajún tienen el ejemplo y el estímulo suficiente para que les ayude a seguir adelante en el camino, en la búsqueda de la visión para el buen vivir de todos".

Santiago y Justina, su esposa. FOto: Ricardo Reátegui.
COVID-19 Estado y Amazonía
La muerte de Manuin se da en un contexto que manifiesta con suma crudeza la realidad de vulnerabilidad y desatención del Estado y la sociedad en su conjunto a los pueblos amazónicos. Es una víctima de esta realidad de postergación histórica de los pueblos que tanto defendió. "La pérdida de nuestro querido Santiago Manuin, además de irreparable y dolorosa, nos recuerda que todo está por hacerse. La pandemia no ha hecho más que mostrar en toda su brutalidad lo que cotidianamente ocurre en la Amazonía desde hace siglos: ineficiencia, abandono, desconocimiento profundo, centralismo con la soberbia de considerar a los amazónicos como eternos subdesarrollados que nada pueden, y egoísmo, un egoísmo que se manifiesta en abandono y olvido salvo cuando encontramos 'algo' que nos interesa", dice Iñigo Maneiro, experto en temas socioambientales, conocedor de la Amazonía y amigo del líder awajún.
Desde su mirada, el sistema actual ha mostrado, en su manera de hacer las cosas, en repetidas ocasiones y a lo largo de muchos años, su absoluta incapacidad. "La Amazonía es un cementerio de proyectos. En vez de hacer protagonistas, 'de pedir ayuda', a los que durante miles de años han sabido comprender y manejar uno de los ecosistemas más complejos del mundo, los margina y los aliena. Pero no hay marginación desinteresada. Por eso, la muerte de Santiago y de tantos líderes y profesores es consecuencia de un virus, pero el virus de un modelo económico, político y sociocultural que condena a espacios geográficos y naturales, pueblos indígenas y sociedades rurales, y por extensión a todos, a su desaparición", detalla.
Sekut, la hija, dice a La Mula que durante esta pandemia tenían la esperanza de que el Estado y este gobierno tomen conciencia de la importancia de entender a los pueblos indígenas. "Los pueblos indígenas mueren por el olvido del Estado, no por descuido de nosotros", asevera. "No se trata de que se acerque como él quiera, sino que entienda cómo queremos su presencia. El Estado, los gobernantes, los occidentales ignoran nuestra cultura, no nos comprenden o no les interesa comprendernos, y esto vuelve a evidenciarse durante esta pandemia. Los funcionarios gubernamentales, los que deciden, no conocen la Amazonía, no saben lo que significa vivir aquí. Por eso su ayuda es insuficiente".
Claudia Cisneros, periodista que también conoció al nuun y que junto con él recibió un reconocimiento de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos, lo recuerda con un mensaje que transmitía Santiago: "orgullo de ser quién era, orgullo de su forma de vida colectiva y en comunidad, algo tan incomprensible para la cultura occidentalista individualista, depredadora y expansionista". "Su rol y su ejemplo para el pueblo awajún wampís es un legado y una inspiración para las luchas que están por venir. El Perú es un lugar mejor porque el apu Santiago estuvo aquí y ahora vive en nuestra historia y nuestra memoria", añade.
“Mi padre ha vuelto al bosque que defendió hasta el final. El mejor homenaje que le podemos rendir a mi padre es el reconocimiento de nuestro pueblo ancestral y la atención inmediata al auxilio de los pueblos awajún y wampis”, Santiago Jesús Manuin

Los Santiago, Manuin hijo y padre. Foto: SANTIAGO Jesús Manuin
Resiliencia
La antropóloga Silvia Romio destaca esas ganas de salir adelante, sobre todo durante los últimos años cuando su salud empezó a decaer y tuvo que sufrir la amputación de una pierna debido a un severo desbalance de la diabetes que padecía: "La pérdida de la movilidad reforzó su espíritu guerrero y agudizó su visión de la realidad. El legado de Santiago Manuin es su fuerza. Actualmente la Amazonía enfrenta una etapa dolorosa en la lucha contra el COVID-19. Aunque hoy en día estamos frente a una tragedia por la pérdida de una gran parte de la población indígena, no todo está perdido. Santiago nos ha enseñado, desde sus fragilidades físicas, que hay que seguir adelante, más fuertes y guerreros que nunca, hacia la construcción de una sociedad indígena y nacional mejor".
En tanto, Andrea Cabel, catedrática especializada en crítica postcolonial, violencia política y estudios amazónicos, y amiga del apu, resalta el papel jugado por el pamuk: "El legado de Santiago –un líder, un político, distinto del que estamos acostumbrados a ver en la fauna política congresal– debe recordarse y entenderse más allá del Baguazo. El hambre de justicia, que es sano, que no deberíamos perder nunca, la capacidad de resiliencia para resistir los embates de la invisibilización y responderlos y, sin duda, el orgullo por ser diferentes. Santiago siempre defendió la diferencia, la particularidad, la médula de la espiritualidad y política indígena, pero lo hizo en diálogo con quienes, muchas veces, le dieron la espalda: los que habitamos esta urbe gris. Espero que su legado de justicia nos invite a repensar nuestras formas de convivencia y nos deje ver a nuestros hermanos como lo que son: valerosos guerreros de la vida".
Por su parte, Iñigo Maneiro, destaca que los pueblos awajún, wampis, shuar y achuar, que ocupan la región fronteriza de Perú con Ecuador, han respondido siempre con creatividad y poderío a los grandes retos que han vivido, como tantas veces contaba Santiago. "Historias y gestos de resistencia, conquista, espiritualidad, defensa del territorio y orgullo, y siempre cargadas de sentido del humor. Aunque el presente es triste y sombrío, en el futuro va a salir de nuevo todo eso que define la personalidad jíbara, y en lo que Santiago era visionario y waimaku".

Ilustración de Michelangelo Mayo
Son tiempos difíciles para los pueblos indígenas de la cuenca media del Marañón y de la Amazonía. El virus ha matado a cientos de nativos que no figuran en las estadísticas oficiales. Santiago, que sobrevivió a la Curva del Diablo, esta vez no pudo con el enemigo invisible. Pero no debemos olvidar que además de la COVID-19, los taladores y mineros ilegales, los traficantes de tierra, así como los derrames de petróleo, entre otros, son amenazas latentes. Y el Estado peruano no puede seguir actuando de la misma manera.
He ahí la importancia del legado de Manuin. "Las grandes luchas de Santiago nos siguen interpelando: unidad y liderazgos indígenas; defensa y concepción integral del territorio; salud y educación realmente interculturales, porque la interculturalidad no se reduce a traducir del español o a producir afiches; lucha contra la coca, la tala y la minería; autogestión, y el diseño de estrategias, caminos y visiones que nazcan desde la propia selva y su gente", dice Maneiro.
El nuun, el apu, el pamuk, el guerrero, el hombre ha muerto. Pero nos quedamos con esta sentencia de la awajún Goreti Pioc:
"Santiago se ha convertido en tierra, aire, sol, bosque, río y brilla en el firmamento con luz propia".
(Composición de portada: Yelene Bequer Crespo)