Este 22 de abril se celebra el Día de la Tierra, una oportunidad más para colocar en la agenda global la necesidad de salvar nuestro planeta, de remediarlo ante tanta contaminación y agresión del propio ser humano. Este 2020 se había proyectado como un año dedicado a la acción climática. Tras los pobres resultados de la cumbre de cambio climático COP25 de diciembre pasado, la ONU, la ciencia, la academia, las organizaciones civiles, entre otros, habían decidido actuar juntos para hacer incidencia en cada país de manera tal que se pueda implementar ya el Acuerdo de París, el más ambicioso acuerdo climático firmado en la capital francesa durante la COP21.

La pandemia del COVID-19 ha postergado esta tarea, sin embargo también es una oportunidad para pensar en soluciones que se relacionan con el medio ambiente. De hecho, las naciones enfocadas en los esfuerzos para combatir el coronavirus deberían aprovechar para llevar a cabo medidas políticas que hagan propicio un futuro sostenible.  

Así lo considera António Guterres, secretario general de la ONU, quien acaba de instar a los gobiernos a usar sus respuestas económicas a la pandemia de coronavirus también ante la “emergencia aún más profunda” del cambio climático.

“En este Día de la Tierra, todos los ojos están puestos en la pandemia de COVID-19, la prueba más grande que el mundo ha enfrentado desde la Segunda Guerra Mundial. Debemos trabajar juntos para salvar vidas, aliviar el sufrimiento, disminuir las devastadoras consecuencias económicas y sociales y controlar la enfermedad. Pero, al mismo tiempo, no perdamos el foco en otra emergencia aún más profunda, la crisis ambiental que se desarrolla en el planeta. La devastación social y económica causada por la alteración del clima será muchas veces mayor que la pandemia actual”, enfatiza.  

Guterres, quien ha hecho del cambio climático su problema principal desde que asumió el cargo de secretario general de la ONU en enero de 2017, dijo que los gobiernos deberían impulsar un cambio de la economía “gris a verde”.

"Al comprometernos ahora a reconstruir mejor la pandemia, podemos usar la recuperación de los efectos de COVID-19 para asegurar un futuro más sostenible y resistente. Para eso, necesitamos una acción climática ambiciosa sobre mitigación, adaptación y finanzas", agrega. 

Hasta ahora, las medidas de estímulo económico de Estados Unidos, China y Europa se han centrado principalmente en detener el daño a las industrias existentes y evitar la amenaza de una depresión global.  Sin embargo, la semana pasada, Alemania, Francia y otros miembros de la Unión Europea manifestaron su apoyo a las intervenciones posteriores para alinearse con los objetivos climáticos, un asunto abordado por grupos de campaña ecológicos de todo el mundo. 

En un ejemplo de gobiernos que vinculan los paquetes de rescate posteriores al virus con metas climáticas, la ministra de Medio Ambiente de Austria, Leonore Gewessler, dijo la semana pasada que la ayuda estatal para Austrian Airlines debería apoyar los objetivos de la política climática. Las condiciones podrían incluir una reducción significativa de los vuelos de corta distancia, el uso de combustible ecológicos y ajustes al impuesto de vuelo.

El Día de la Tierra fue un hito para el movimiento ecologista cuando se celebró por primera vez en 1970 y el miércoles alentaba los llamados de muchas empresas, políticos y economistas para que los gobiernos busquen recuperaciones ecológicas.