Mientras la Organización Mundial de la Salud (OMS) niega que el origen del nuevo coronavirus (Covid-19) se haya creado y salido de un laboratorio en China, como sostiene una de las tantas versiones que circulan por internet, en Europa, el Reino Unido y Francia endurecen el tono y acusan a Pekín de no ser transparente sobre el origen, la gestión y las cifras de la pandemia que a la fecha ha contagiado a más de 2.5 millones de personas en el mundo y ha provocado la muerte de más de 170 mil.

"Toda la evidencia que tenemos sugiere que el virus tuvo un origen animal y no sufrió manipulaciones genéticas", dijo este martes la portavoz de la organización, Fadela Chaib. "Muchos investigadores han podido analizar las características genéticas del virus y no han encontrado indicaciones que apoyen la idea de que el virus se haya construido en un laboratorio", declaró a Efe.

La portavoz, quien es una de las responsables de la comunicación de la OMS en su sede mundial en Ginebra, se refería así a las múltiples informaciones que circulan sobre el coronavirus desde el inicio de la crisis sanitaria, por lo que insistió en que el reservorio natural del virus SARS-CoV-2 eran los murciélagos y que de allí llegó a una especie "intermediaria" desde la que saltó al humano. 

Sin embargo, las dudas y suspicacias empiezan a crecer contra la superpotencia asiática, debido a que hasta ahora no aclara de forma total todo lo relacionado con el virus. Sin llegar a la retórica confrontacional del estadounidense Donald Trump, que habla del "virus chino", alienta las teorías conspirativas y hasta amenaza con consecuencias, los europeos cuestionan la transparencia de la información de Pekín.

Las sospechas surgen tanto en torno al origen del virus como sobre la gestión de la crisis en diciembre y enero pasados, incluida la comunicación internacional de la gravedad de la situación en Wuhan y la provincia de Hubei

Según datos oficiales, en China fallecieron 4.632 personas por el coronavirus y en Francia, 20.265. El contraste de cifras alienta la desconfianza. "Manifiestamente  hay cosas que han ocurrido y que no conocemos", declaró la semana pasada el presidente francés, Emmanuel Macron, al diario Financial Times

"Creo que es absolutamente necesario llevar a cabo una revisión en profundidad de todo lo ocurrido, incluido el origen del estallido de la pandemia", dijo por su lado Dominic Raab, que está al frente del gobierno británico mientras que Boris Johnson se recupera del Covid-19. "Deberemos plantear las preguntas más duras, sobre todo, las que se refieren a cómo surgió toda esta crisis y si no se podría haber frenado antes", agregó.

"La pandemia es la continuación, por otros medios, de la lucha entre las potencias", sostuvo el canciller francés Jean-Yves Le Drian en una entrevista con Le Monde.  "También la sistematización de las relaciones de poder que se veían antes, con la exacerbación de la rivalidad chinoamericana", apuntó. 

En ese contexto, Alemania se ha mantenido lejos de la confrontación con China, su gran socio comercial, en medio de la recesión y a la espera del material médico procedente de Asia, para luchar contra la pandemia. Pero aún así, la casi siempre ecuánime canciller Angela Merkel  hizo el lunes una crítica velada a la gestión de Pekín. "Cuanto más transparente sea China en cuanto a la génesis del virus, mejor será para que el mundo entero aprenda de ello", comentó.

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