El barril de petróleo de referencia en EEUU se desplomó este lunes a un centavo de dólar por unidad, el pico más bajo de su toda historia, debido a la caída de la demanda en el mundo por la pandemia del coronavirus, una debacle que arrastra a la bolsa de Nueva York.

Esta situación ha derivado en que los tanques del país casi no tengan espacio para almacenar más crudo y los inversores ya cobran por comprar barriles, algo que no se había visto nunca antes.

En ese contexto, el índice Dow Jones de la Bolsa de Nueva York registra caídas cercanas al 2%, retrocesos que se replican en otros parqués del mundo ante el desplome del precio del barril de West Texas Intermediate (WTI) para entrega en mayo.

La semana pasada, la Agencia Internacional de la Energía (AIE) advirtió que este sería el peor año de la historia para la materia prima, debido a que con casi medio mundo en un confinamiento obligatorio, no hay compradores y, en consecuencia, los precios se desploman.

Tampoco pudo evitar la caída el recorte de producción en diez millones de barriles diarios pactado hace dos semanas. "Si el consumo de energía ha bajado un 30% y la OPEP reduce el suministro en un 10%, todavía hay una gran brecha", sostiene en Reuters Elwin de Groot, jefe de estrategia macro de Rabobank. 

A esto se suma que los contratos de futuro también se hunden debido a que las reservas ya almacenadas sobrepasen la demanda y las perspectivas de que el frenazo económico siga limitando el consumo de crudo, por las restricciones para el tránsito por aire, mar y tierra.

Un contrato a futuro es un acuerdo en el que una empresa se compromete a comprar (o vender) en el futuro una cantidad de un producto a un precio ya fijado. El negocio para el que compra (refinerías) es que ese precio sea menor al que esté vigente en esa fecha en el futuro.

Así, los contratos de junio para los futuros del WTI caen un 15%, y se sitúa en torno a los 21 dólares el barril; para julio retroceden un 7%, para agosto un 5% y se prevé que en septiembre  caiga 4%. 

En este contexto, las previsiones macroeconómicas anuncian meses muy difíciles para la economía mundial. "Estamos lidiando con escalas de actividad en declive que nadie ha visto antes", comenta el economista Robert Lind, de Capital Group.  "El potencial golpe al PBI en el segundo trimestre probablemente superará con creces lo que vimos en el peor momento de la crisis financiera", agrega, citado por Reuters.

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