"El legado de Javier Pérez de Cuéllar será fuente de inspiración", resaltó Naciones Unidas, luego de que se confirmó el fallecimiento, a los 100 de edad, del ilustre peruano, que fue hasta ahora es el único latinoamericano en ocupar el máximo cargo de la ONU, entre 1982 y 1991.

El diplomático será enterrado este viernes con honores de jefe de Estado en el antiguo cementerio Presbitero Maestro, de Lima, con la presencia del presidente peruano, Martín Vizcarra, quien lamentó, con profundo pesar, su partida. Y este jueves sus restos serán velados en el Palacio de Torre Tagle, sede del Ministerio de Relaciones Exteriores.

"Su legado y visión continuarán siendo una fuente de inspiración invaluable para aquellas personas y organizaciones que trabajan bajo los principios de la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible", escribió la organización en su red social de Twitter.

El actual secretario general de la ONU, el portugués Antonio Guterres, también se declaró se"profundamente triste" por la muerte del diplomático peruano,

"Fue un hombre de Estado consumado, un diplomático comprometido y una inspiración personal que dejó un profundo impacto en Naciones Unidas y en nuestro mundo".

El 'embajador de la paz'

En su larga y fructífera carrera diplomática, Javier Pérez de Cuéllar, nacido en Lima en 1920, trabajó de forma incansable por la paz mundial, los derechos humanos, la solidaridad entre los pueblos y el desarrollo sostenible. 

Fue elegido secretario general de la ONU en 1981 por cinco años y reelegido por el mismo período en 1986. Antes fue miembro de la delegación peruana en el primer periodo de sesiones de la Asamblea General de Naciones Unidas, en 1946.

Estudió Derecho en la Universidad Católica del Perú y desde 1940, Pérez de Cuéllar inició su carrera en el Ministerio de Exteriores. Cuatro años después, en 1944, su periplo diplomático empieza, primero, como secretario de embajada en París y, luego, en Londres, La Paz y Río de Janeiro. En la legación brasileña fue además consejero y ministro consejero.

En 1961, don Javier vuelve a Lima y es nombrado director del departamento legal y de personal del Ministerio de Relaciones Exteriores y un año después consiguió el rango de embajador.

Es en 1979 cuando comienza su labor como pacificador en diversos conflictos en el mundo y recibe el apelativo del 'Embajador de la Paz'. El 27 de septiembre de ese año, fue nombrado Secretario General Adjunto de la sNaciones Unidas para  asuntos políticos especiales. 

Desde ese cargo, viajó en 1981 a Pakistán y Afganistán para ponerse al frente del proceso negociador abierto por ONU, desempeño que prosiguió pese a volver en mayo de 1981 al Ministerio de Exteriores peruano. 

Así, en diciembre de 1981, Pérez de Cuéllar fue nombrado secretario general de Naciones Unidas ante los vetos que China y EEUU impusieron a las candidaturas de Kurt Waldheim y Salim A. Salim. Así fue que el 1 de enero de 1982 se convirtió en el quinto secretario general de la ONU desde su fundación. 

En 1986 fue elegido para un segundo mandato hasta el final de 1991, siendo sustituido por el egipcio Butros Butros-Ghali

Pérez de Cuéllar se ganó fama de hábil y cauto negociador. Demostró durante sus dos mandatos en el máximo cargo de la ONU un particular interés por los asuntos relacionados con los países del Tercer Mundo y la paz mundial.

Así, desempeñó un papel clave como intermediario en la Guerra de las Malvinas, que enfrentó en 1982 a Argentina y Gran Bretaña, y consiguió que el iraquí Sadam Husein y el iraní Ruholá Jomeini acordasen la paz a través de la resolución 598 del Consejo de Seguridad, aprobada en 1987. 

Además dedicó su esfuerzos en favor del Grupo de Contadora, que fue clave para  la pacificación de Centroamérica, así como para la salida negociada de las tropas soviéticas de Afganistán, además de interceder en las negociaciones para lograr la independencia de Namibia y en el conflicto del Sahara que enfrentó a Marruecos y el Polisario.

También intercedió en los contactos Chipre-Turquía y bajo sus auspicios se dio, en enero de 1990, un acuerdo sobre un plan de paz de la ONU para Camboya; además fue uno de los más destacados mediadores en el conflicto del Golfo Pérsico.

El retiro

El último cargo público de Pérez de Cuéllar sería como embajador del Perú ante Francia y la Unesco, que ejerció hasta finales de 2004. Luego se retiró sin perder de vista la actualidad peruana y mundial, y se dedicó a escribir. Fue así que presentó los libros "Peregrinaje por la paz: Memorias de un secretario general" y "Memorias. Recuerdos personales y políticos", en 2000 y 2012, respectivamente. En 2014, ya 94 años, publicó su novela "Los Andagoya", que es un retrato familiar ambientado en la Lima de los años treinta.

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