Pedro Sánchez seguirá siendo presidente del gobierno de España. En el tercer intento el líder del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) logró 167 votos a favor, que bastaron ante los 165 en contra. La diferencia más corta desde que España volviera a celebrar elecciones democráticas tras la muerte del general Francisco Franco. Ello pese a la derecha que llamaba a oponerse a su investidura. 

El Congreso español apoyó al socialista con los votos de su partido, Unidas Podemos, PNV, Más País, Compromís, Teruel Existe, Nueva Canarias y BNG. Los de ERC y Bildu, que suman 18 diputados, se abstuvieron. Como era de esperar, PP, Vox, Ciudadanos, JxCat, CUP, UPN, PRC y Coalición Canaria votaron en contra.   

Sánchez deberá gobernar en coalición, algo que no ocurre en ese país desde que estallara la Guerra Civil (1936-1939). 

Su compañero de gobierno será Unidas Podemos, otra suma de partidos de izquierdas liderada por Pablo Iglesias, que ejercerá de vicepresidente segundo de Asuntos Sociales. Estará a cargo de cuatro ministerios que dependerán directamente de la vicepresidencia de Iglesias: Igualdad, Trabajo, Universidades y Consumo. 

La de este martes fue la segunda votación de investidura en el Congreso. En la primera, celebrada el pasado domingo, Sánchez se quedó a nueve votos de obtener la mayoría absoluta de 176 votos (en una Cámara de 350 escaños). 

En la de este martes, en cambio, le bastaba con sumar más síes que noes, algo que consiguió gracias a los votos de partidos minoritarios y a la abstención de dos formaciones del bloque nacionalista: la vasca EH Bildu y la catalana Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). 

Una votación polémica 

La votación ha sido controvertida, ya que por lo ajustada que era, se temía que hubiera algún cambio sorpresa de voto equilibrara la balanza hacia la oposición y bloqueara la formación de gobierno.

Además, algunos diputados, como Tomás Guitarte, el único que tiene la agrupación Teruel Existe, denunciaron haber sido acosados para que voten contra Sánchez. Tanto la coalición como los apoyos (en forma de síes y abstenciones) recabados por Sánchez para ser investido también causaron polémica en el país. Por ejemplo, el de ERC, cuyo líder Oriol Junqueras, está en prisión.