“Los niños seremos los más afectados por los efectos del cambio climático que ya ha comenzado. El Perú tiene un plan ambiental que no se cumple. El Gobierno y los gobernantes no están frenando la deforestación en la Amazonía peruana. El Perú ha firmado un compromiso en el año 2015, en la Cumbre del Clima de París, que debe respetar y poner en práctica”, dice Amaru Álvarez, uno de los ocho niños que ha presentado la demanda de amparo ambiental contra el Estado peruano para que el Perú cumpla los compromisos adoptados en el Acuerdo de París (en el 2015) sobre cambio climático y detenga la deforestación en la Amazonía.

Él y Emilia Becerra, Munay Hoetmer, Luna Hoetmer, Héctor Delgado, Camila Ruiz, Laura Ruiz y Julio Oviedo, todos alumnos del colegio José Antonio Encinas, extienden la demanda al Presidente de la República, los ministros de Ambiente, Energía y Minas, Agricultura y Economía, así como a los cinco gobiernos regionales de la Amazonía.  

La demanda consiste en tomar medidas concretas para detener la deforestación, íntimamente vinculada con el cambio climático (los árboles almacenan carbono en un 50%, y al ser talados, ese carbono regresa a la atmósfera). Y que el Perú sea más ambicioso en el acuerdo climático de las Naciones Unidas. Ellos exigen conservar el medio ambiente y la protección de la Amazonía con el eslogan: “Con mi futuro no se juega”.

Fueron inspirados por el movimiento juvenil colombiano que presentó una demanda al Estado de su país y logró que en 2018 la Corte Suprema de Justicia reconociera a la Amazonía colombiana como entidad “sujeto de derechos”. Asimismo, por la joven sueca Greta Thunberg, quien desde el año pasado inspiró los movimientos juveniles y las marchas de “Viernes por el futuro” en todo el mundo. Los jóvenes peruanos también asistieron a estas marchas y decidieron crear su propia campaña.

Su campaña no tiene un nombre, se autoidentifican como “simplemente un grupo de estudiantes preocupados por lo que les va a pasar”, pero están representando a muchos jóvenes que tienen la misma preocupación. En el caso la demanda sea rechazada, ellos insistirán y apelarán hasta que sea aceptada. Ahora quieren sumar a más jóvenes de otros colegios y otros lugares del Perú para que se acoplen a la demanda porque tienen la noción de urgencia del asunto y perciben la misma preocupación en sus jóvenes compañeros.

El cambio climático es una realidad, lo vivimos en Perú y este movimiento infantil lo tiene claro: quieren un medio ambiente sano, limpio, y exigen que el Estado no juegue con su futuro.