Según datos de la Cepal, el impacto del calentamiento global en los países de América Latina y El Caribe será de entre 1,4% y 4,5% del PBI de la región. Esto equivale a por lo menos USD 100,000 millones al año. “Los más golpeados son las poblaciones más pobres. Invertir más en adaptación al cambio climático es más rentable que no hacer nada; por tanto, se requeriría invertir entre USD 20,000 y USD 30,000 millones al año en adaptación para tener resultados significativos”, comentó el especialista Carlos Monge, Consultor de la Red Latinoamericana sobre industrias extractivas (RLIE). 

“La situación del calentamiento global es más complicada de lo que imaginamos”, comentó Monge.
Un reciente informe de la ONU, advierte que la temperatura media del planeta este siglo subirá a 3,2 °C, incluso si se cumplen los compromisos de reducción de emisiones enmarcados en el Acuerdo de Paris, lo que traería “impactos climáticos destructivos y de alto alcance“.

Para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C, el citado informe recomienda que los compromisos de disminución de emisiones de gases de efecto invernadero de los países tuvieran que multiplicarse por cinco en relación a los actuales.

Ante este panorama, la RLIE presentó un conjunto de propuestas contenidas en el estudio “Las actividades extractivas y el calentamiento global”, elaborado por Carlos Monge, incluyendo aportes de las organizaciones de la sociedad civil integrantes de la RLIE, en el marco de los debates de la COP 25.


Propuestas

Para hacer frente al Cambio Climático, Monge propone que los países que históricamente han causado y causan estos problemas, cumplan con sus compromisos de reducción de emisiones de CO2 asumidos en la Cumbre de Paris, y aporten recursos financieros para la adaptación al cambio climático en los países más impactados.

Plantea que los países productores frenen el calentamiento global dejando bajo tierra parte de sus reservas de petróleo y de carbón. Y, para compensar los menores ingresos fiscales diversifiquen sus economías y hagan reformas tributarias progresivas para que “los que ganan más, paguen más”. Complementariamente plantea la constitución de un instrumento financiero internacional de apoyo, que brinde los recursos necesarios para financiar esta transición.

Otra medidas son eliminar las exoneraciones tributarias, que promueven la exportación y el uso de energías fósiles y vigilar que la transición hacia una matriz energética limpia y sustentable se haga con soberanía, respetando los estándares ambientales y sociales.

“Podemos contribuir a la transición energética mundial global y regional con nuestros minerales pero no podemos aceptar ser zonas de sacrificio social y ambiental”, resaltó Monge.

Para avanzar en energías más limpias en el Perú, el especialista sugiere por ejemplo, masificar y limpiar la matriz energética del transporte público urbano, pasando a la conversión a gas o el uso de la electricidad.

Por su parte, Fabio Velásquez, coordinador de la RLIE, indicó que “ante un problema como el calentamiento global se necesitan soluciones globales y considerar cómo puede aportar cada país o región pero sin que se vea vulnerado su ecosistema o el derecho de sus poblaciones”.

Velásquez indicó que en la mayoría de países de la región existe un adecuado marco normativo para hacer frente el Cambio Climático pero lamenta que “exista una brecha entre el diseño de políticas, la escasa implementación y la ausencia de acción gubernamental”.

Ambos especialistas, Monge y Velásquez, coinciden en recomendar democratizar la toma de decisiones, incluyendo a diversos actores para hacer frente al Cambio Climático.


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