El presidente Evo Morales llamó este sábado a la oposición a un diálogo "con una agenda abierta a debatir para pacificar Bolivia", que está en medio de una grave crisis política desde las pasadas elecciones en las que fue reelecto y se le proclamó ganador, a pesar de las denuncias de fraude que provocaron el estallido social para exigir su renuncia y nuevos comicios.
Morales compareció ante los medios por primera vez desde que comenzó el viernes el amotinamiento de unidades policiales, institución a la que exigió que cumplan con su papel constitucional.
Las fuerzas políticas con representación son el oficialista Movimiento al Socialismo de Morales, proclamado vencedor por el órgano electoral, y los opositores Comunidad Ciudadana, el Partido Demócrata Cristiano y Bolivia dice No.
Junto con la "agenda abierta" que anunció, el presidente convocó a una "reunión inmediata" durante esta misma jornada, para "instalar una mesa de diálogo". El objetivo, añadió, "es preservar la vida" y "buscar la unidad".
Rechazan diálogo
De los líderes opositores, solo uno expresó su disposición a sentarse en una mesa a dialogar con el gobierno de Morales, Chi Hyun Chung. El resto ─desde Carlos Mesa, pasando por Rubén Costas y Samuel Doria Medina, hasta el expresidente Jaime Paz Zamora─ lo descartó.
"No asistiré a la reunión convocada por Evo Morales. Esta mañana fui claro. Este es el tiempo y la hora de la ciudadanía, que nos dio el ejemplo de unidad, no es el momento de los partidos políticos ni de ningún cálculo persona", dijo Costas, de la alianza Bolivia dice No.
Mesa, el excandidato y principal rival electoral de Evo Morales, adelantó que no tiene "nada que negociar" con el mandatario.
Las movilizaciones a favor y en contra de Evo Morales, en el poder desde el 2006, estallaron tras las elecciones del 20 de octubre, que la oposición y comités cívicos denuncian que fueron fraudulentas.
"Esperamos ser escuchados", dijo el jefe de Estado, que invitó a organismos como Naciones Unidas, la Organización de Estados Americanos y a "países de cualquier parte del mundo", junto a las distintas iglesias presentes en Bolivia, a acompañar este diálogo.
El mandatario se refirió también a la situación de la Policía, a la que instó a a cumplir con la Constitución, para garantizar la seguridad ciudadana. "Esa es su misión", apuntó el presidente, al emplazar a los jefes de la institución a que muestren su compromiso y hagan "cumplir con las normas, (...) con su rol que otorga la Constitución".
Morales reiteró su denuncia ante los bolivianos y "el mundo entero" de que en su país se está gestando un "golpe de Estado" para sacarlo del poder y pidió a quienes "están contra la democracia" que sean "más solidarios" y actúen con "una política de humanidad".
Igualmente, volvió a defender su victoria en las unas para un cuarto mandato consecutivo hasta el 2025 e insistió en que las protestas tienen que "evitar sangre" y que ni la Policía ni las Fuerzas Armadas "pueden mancharse con la sangre del pueblo", al anotar que no tiene previsto sacar a los militares a las calles ante la convulsión en el país.
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