No quieren maquillajes, quieren cambios estructurales. Si algunos pensaban que con la histórica marcha del 25 de octubre, donde solo en Santiago de Chile se manifestaron más de 1 millón 200 mil ciudadanos, el movimiento iba a llegar a su fin, se equivocaron. Al día siguiente, el gobierno chileno anunció una serie de medidas y levantó el estado de emergencia en algunas zonas del país que estaban bajo toque de queda, pero las protestas contra el gobierno de Sebastián Piñera y el modelo económico neoliberal continuaron e incluso más colectivos se sumaron a la movilización ciudadana.

El pasado 29 de octubre, en un poderoso acto simbólico, integrantes del pueblo Mapuche e Temuco tumbaron y destruyeron el busto de Pedro de Valdivia, el invasor español que llegó con Francisco Pizarro a tierras americanas y fue el fundador de varias ciudades de Chile.

El pueblo Mapuche es víctima histórica de la invasión española en un primer momento y ahora de la globalización neoliberal. Ellos piden respeto a sus tierras indígenas y el retiro de los militares de sus comunidades.

Los restos de la estatua del invasor Valdivia fueron arrastrados por las calles de Temuco y finalmente puestos a los pies de un monumento del líder mapuche Toki Leftraru (Lautaro).


El 31 de octubre, familias enteras siguieron saliendo a las calles y algunos niños disfrazados se confundían entre la protesta y su celebración de Halloween. "La lucha es por el futuro de los niños", gritan los manifestantes, que también lamentan las condiciones en la que se encuentran sus abuelos, personas de la tercera edad que reciben pensiones que no alcanzan para una vida digna.

El 1 de noviembre, por el Día de los Muertos, los manifestantes protestaron por los fallecidos, víctimas de la represión policial, en lo que se llamó la 'Marcha del silencio'. Hasta el momento, hay 23 muertos, según denuncia el Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH).

Para este lunes 4 de noviembre, se convocó a una nueva marcha denominada 'Super lunes'. Como era de esperarse, la presencia de ciudadanos en las calles en diversas ciudades de Chile fue masiva.


Ante la masivas protestas, los carabineros hacen uso de bombas lacrimógenas, perdigones y balas. Los manifestantes que van al frente de las marchas responden con piedras, palos y bombas molotov. Lamentablemente, hay al menos 128 ciudadanos que han perdido la vista en un ojo producto de impacto con proyectiles de fuego disparados por agentes del Estado chileno.

Las últimas declaraciones del director del INDH, Sergio Micco, dieron cuenta de 166 denuncias presentadas, de las que 142 son por torturas, 16 por violencia sexual y 5 por homicidio.

“Estamos frente a una situación de enorme gravedad. [...] Hemos constatado más de 4 mil personas detenidas y 160 que han sufrido graves lesiones en sus ojos, por lo tanto hay un número importante de personas que han sufrido violaciones a los derechos humanos”, afirmó.

Hasta el momento, van 17 días de masivas protestas continuas en Chile. Las movilizaciones empezaron con un grupo de estudiantes evadiendo los pasajes en el transporte público en protesta por el alza de las tarifas. Luego, se unieron los sindicatos de trabajadores y empezó el estallido social: los ciudadanos se levantaron contra un modelo económico al que consideran injusto y generador de desigualdad. Piden mejores servicios de salud, educación de calidad y que no endeude a las familias, rechazan las AFP y piden respeto a derechos laborales.


[Foto de portada: Reuters]


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