La convulsión social que atraviesa Chile, por las profundas brechas e inequidades producto del sistema, obligó al presidente Sebastián Piñera a anunciar que su país ya no será sede de la COP 25 ni de la Cumbre de Apec, dos eventos de talla mundial, con el fin ─dijo─ de poder priorizar las soluciones a la grave crisis que provocaron las protestas contra su gobierno, que ni siquiera el cambio de gabinete que realizó ha podido aplacar.

Protestas  del lunes contra el gobierno de Sebastián Piñera, en Santiago de Chile. (EFE)

"Nuestro gobierno y con profundo dolor, porque este es un dolor para Chile, ha resuelto no realizar la cumbre de Apec y tampoco la cumbre de la COP", anunció este miércoles desde Palacio de La Moneda.

"Sentimos y lamentamos profundamente los problemas e inconvenientes que esta decisión va a significar tanto para la APEC como para la COP25".


En su alocución, el resistido mandatario chileno subrayó que ha sido "una decisión muy difícil"  debido a la "importancia" que la APEC y la COP25  tienen "para Chile y el mundo", y ratificó el "compromiso" de su país con ambas organizaciones.

"Dadas las difíciles circunstancias que ha vivido el país en las últimas semanas, la primera preocupación y prioridad es restablecer el orden público y seguridad ciudadana", dijo Piñera, al insistir que sus prioridades ahora son el impulsar la nueva agenda social para responder a demandas ciudadanas y el proceso de diálogo en el país.

La cumbre más cercana era la de la APEC, prevista para el fin de semana del 16 y 17 de noviembre en Santiago, a la que el presidente de EEUU, Donald Trump, ya había confirmado su asistencia a pesar de los disturbios en Chile. 

La XXV Conferencia sobre Cambio Climático de la ONU (COP25) se esperaba para el 2 y el 13 de diciembre, también en la capital chilena, que iba a recibir al menos 30 mil visitantes durante la cumbre climática, entre prensa, delegados e invitados.

Un grupo de diputados del Parlamento Europeo ya habían firmaron una carta en la que pedían que no se realice la COP25 en Chile, hasta que acabe la represión de las autoridades contra los civiles que exigen en las calles cambios e igualdad desde el pasado 17 de octubre.

La misiva, firmada por 46 eurodiputados, se remitió a la Alta Comisionada de la Unión Europea para los asuntos de Relaciones Exteriores y Seguridad, Federica Mogherini, y en la cual se solicita a la UE que rompa su silencio respecto a lo que sucede en Chile, sobre todo respecto a las denuncias sobre las violaciones a los derechos humanos durante las manifestaciones, que han dejado al menos 20 muertos.

El viernes pasado, en Santiago de Chile, se congregaron alrededor de 1,2 millones de personas, según cifras oficiales, para demandar igualdad desde todos los frentes. Fue la mayor concentración que se haya registrado en el país desde la caída de la dictadura en 1990. 


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