Colombia ha dado señales claras de cambio, tras los resultados de las elecciones municipales, que marcan un hito en su historia política, primero porque confirman que el país se aleja de los extremos de derecha e izquierda que suelen polarizar y dividir, y empieza a abrazar el centro político; segundo porque Bogotá, la capital, eligió por primera vez en su historia a una mujer para regir sus destinos; y tercero porque se confirma que el uribismo empieza a perder poder incluso en su bastión electoral, Medellín, la tierra del senador y expresidente Álvaro Uribe, en donde ganó contra todo pronóstico Daniel Quintero, un joven sin militancia política.
Claudia López, candidata de la Alianza Verde y la mujer que destapó a mediados de la pasada década el escándalo de la parapolítica en Colombia ─la connivencia
entre el narcotráfico y paramilitarismo que tanto daño le hizo al país─ se impuso en las urnas a Carlos Fernando Galán, hijo del candidato presidencial asesinado en 1989, y ocupará así el segundo carga más relevante del país desde del presidente de la República.
Con una sólida imagen de mujer "incorruptible" hecha a pulso y firme defensora del proceso de paz con la extinta guerrilla de las FARC, López prometió "unir a Bogotá" en su primer discurso como alcaldesa electa, un hecho que por sí mismo ya marca un cambio en la forma de hacer política en un país polarizado. "Vamos a hacer un gobierno para todos, no solo para quienes confiaron en nosotros", enfatizó este lunes la exsenadora de orígenes humildes ─hija de una maestra de escuela─ que le plantó cara a las élites de un país conservador y mayoritariamente católico.
"Bogotá votó para derrotar al machismo y a la homofobia. Que no quepan dudas: el cambio y la igualdad son imparables".
"Hicimos historia", dijo la alcaldesa electa de Bogotá, la capital colombiana que se ha caracterizado por elegir gobiernos ajenos a los grandes partidos tradicionales, pero que esta vez tiene un sabor distinto, por el simbolismo que significa su triunfo en Colombia, donde las mujeres nunca han alcanzado la presidencia y ocupan solo el 15% de los cargos de elección popular en promedio.
"Soy consciente de que recibo el fruto del trabajo y las luchas de muchas generaciones, de muchas mujeres que han defendido no solo a las mujeres, no solo a sus hijos, sino a toda la sociedad".
Uribe pierde poder e influencia
Las elecciones locales del domingo en Colombia también confirman lo que ya varios estudios y observadores anunciaban: la pérdida de poder e influencia del uribismo. Muestra de ello no solo es la elección de López en Bogotá, sino ─ sobre todo─ el triunfo sorpresivo en Medillín, la segunda ciudad más importante del país y tierra natal de Álvaro Uribe, de Daniel Quintero, joven independiente que asestó e el mayor golpe al partido del senador y expresidente, el Centro Democrático.
"La esperanza derrotó al miedo", escribió enTwitter el nuevo alcalde de Medellín, que hizo su campaña en base al relato de superación de las clases populares a través de la educación.
Nacido en 1980, Daniel Quintero creció en Tricentenario, un barrio sencillo del noroeste de la capital antioqueña. Es hijo de un mecánico y tiene tres hermanos, uno de los cuales también se dedica a la política. Estudio en la Universidad de Antioquia ingeniería electrónica y luego de graduarse fundó una empresa de software y continuó formándose. Hizo una especialización en Finanzas en la Universidad de los Andes y luego una maestría en Administración de Negocios (MBA) en Boston University.
Su incursión el política no es nueva, sin embargo. Empezó en el 2007 y estuvo en diferentes partidos políticos, lo que le valió críticas sus detractores en la campaña. Pasó por el Partido Conservador, militó en la Alianza Verde y creó luego el Partido del Tomate, fundado sobre la idea de la indignación y que le debe el nombre a los tomates que sus integrantes lanzaban a figuras de políticos como el propio Álvaro Uribe o Juan Manuel Santos.