A pesar de que se destinaron miles de millones de dólares a la reconstrucción de Irak, las fallas de una infraestructura precaria, el deficiente abastecimiento de electricidad, los malos servicios públicos, el elevado desempleo, la pobreza y la corrupción han desatado, luego de dos semanas de relativa calma, nuevas protestas en Irak pidiendo la renuncia del Ejecutivo que dirige Adel Abdel Mahdi y la convocatoria inmediata de elecciones.
Después de que el clérigo chií Muqtada al Sadr, una autoridad religiosa con gran influencia en el país, dijera que los ciudadanos tenían “derecho” a salir a las calles y manifestarse el viernes último, miles de personas en distintas provincias del país alzaron su voz al grito de "El pueblo quiere la caída del régimen", el mismo cántico popularizado por la Primavera Árabe en 2011.
El informe del comité, a cargo del ministro de Planificación, Nuri Sabah al Dilimi, que investigó lo que pasó en las manifestaciones entre el 1 y el 8 de octubre, destacó que las autoridades del orden le dispararon a manifestantes civiles sin recibir órdenes de los superiores de mayor rango. Este primer enfrentamiento dejó 157 muertos y 5.494 heridos.
El portavoz del Ministerio iraquí de Exteriores, Jaled al-Mahna, ha insistido en que la labor de las fuerzas del orden es preservar la seguridad de los manifestantes y del lugar donde se celebran las protestas, pero sin recurrir a la fuerza o armas letales.
En respaldo a las miles de personas que han salido a marchar portando banderas iraquíes y coreando lemas como “Pacífica, pacífica”, en un intento de esquivar las represión policial, que aún así se produjo en varios lugares, el jeque Abdelmahdi al Karbalai, representante de la máxima autoridad religiosa chií de Irak, el Ayatolá Ali al Sistani, ha hecho una llamado a la paz y al cese de la violencia.
Pese al toque de queda instaurado desde el jueves por la mañana, en todo el país, excepto en la región kurda del norte, se bloqueó el acceso a internet para impedir que los manifestantes se organicen a través de las redes sociales. A pesar de ello, las protestas continúan y ya se han registrado 42 muertos y más de 2.000 heridos hasta el momento.
Antecedentes
El descontento social se agudizó en los últimos años luego de que miles de iraquíes sufrieran las consecuencias de los daños en sus recursos naturales básicos. En el 2018, Basora, la ciudad del sur de Irak y centro de su industria petrolífera, fue escenario de una ola de protestas que fue incrementando a causa de que miles de iraquíes enfermaron luego de consumir agua contaminada.