Con la contundencia y el aplomo de quien se sabe del lado correcto de la historia, la adolescente sueca Greta Thunberg cuestionó a los líderes mundiales reunidos en la cumbre del clima en la sede de la ONU en Nueva York, por lo poco o nada que han hecho para frenar el calentamiento global.

Con un discurso cargado de indignación y tristeza, interpeló a los asistentes a este cónclave:

 "¿Cómo se atreven? Ustedes han robado mis sueños y mi infancia con sus palabras huecas. Y aun así, yo soy una de las afortunadas. Hay gente que sufre. Hay gente que está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando. Estamos en el inicio de una extinción masiva. Y ustedes solo pueden hablar de dinero y de fantasías de crecimiento económico eterno. ¿Cómo se atreven?".

"No los perdonaremos", agregó la joven activista ante a decenas de presidentes y primeros ministros, además de representantes de grandes empresas y de ciudades comprometidas con la lucha contra el calentamiento global.

La cita fue convocada por el secretario general de la ONU, el portugués António Guterres, en mayo de 2018,  y solo intervienen los países dispuestos a presentar propuestas concretas para enfrentar la crisis climática; es decir, ni Estados Unidos, ni Brasil, gobernados por presidentes que postulan el escepticismo climático ante las pruebas científicas, iban a estar presentes en el cónclave, pero Donald Trump se presentó por sorpresa a la cumbre del clima.

Ya no hay tiempo para más discursos. Si no se actúa ahora, luego será demasiado tarde, alertó la ONU, que pidió a los gobernantes que pongan sobre la mesa planes más duros y alineados con las advertencias que lanza el mundo científico.

Los gases de efecto invernadero crecerán más de un 10% en 2030 si los países no cambian sus planes de recorte de emisiones, señala un informe del organismo, que reclama una "transformación sin precedentes" para que puedan cumplir con lo que se comprometieron en el 2015, al firmar el Acuerdo de París, el mayo pacto por el clima de la historia. 

Así, al menos 70 países, se comprometieron a endurecer sus planes de recorte de emisiones contaminantes para cumplir un objetivo común: que el incremento de la temperatura  de la Tierra (que se considera irreversible) se quede por debajo de los 2 grados respecto a los niveles preindustriales y si es posible por debajo de 1,5.

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