El texto que reproducimos fue publicado por la junta directiva de la Sociedad Picantera de Arequipa en el diario El Pueblo de Arequipa el 2 de agosto pasado. Merece ser visto con lupa y tomado en cuenta por el Ministerio de Cultura, que aspira a presentar una candidatura de la culinaria peruana (se espera que viable esta vez) a la Lista del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Unesco.    

"Es de público conocimiento que el Perú aspira a inscribir en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, a cargo de la UNESCO, alguna tradición significativa de la cultura culinaria peruana, que corresponda a los requerimientos de la convención que da origen a la mencionada lista y coincida con la conmemoración de nuestro próximo Bicentenario.

Se ha anunciado también hace algunos meses que una comisión multisectorial, asesorada por un grupo de expertos de la cocina peruana entre los que, por cierto, no se invitó a participar a ningún representante de la Sociedad Picantera de Arequipa, habría definido el contenido de la postulación.

Si hay una tradición en nuestra patria que por sus características históricas, riqueza cultural y vigencia en sus respectivas comunidades puede garantizar una postulación exitosa, esa es, sin duda, la tradición picantera. Proponemos por ello que el Estado peruano, a través de sus órganos competentes, elabore y presente una candidatura a la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad que podría llamarse “La tradición picantera peruana: los casos de las picantería de Arequipa y Cusco y de los chicheríos de Piura”.

Hace justo cinco años la picantería arequipeña, a solicitud de Sociedad Picantera de Arequipa, fue declarada por el Ministerio de Cultura Patrimonio Cultural de la Nación y tiempo después se hizo lo propio, a pedido de una institución académica de Lima, con otras tradiciones picanteras de nuestro país.

Es evidente que la postulación del Perú no puede limitarse a un plato o a un puñado de recetas ni tampoco abarcar toda la riqueza culinaria nacional (como se pretendió hacer hace algunos años), pues se trata de una convención que privilegia, precisamente, casos concretos de patrimonio inmaterial que conjugan saberse ancestrales y prácticas de comunidades con permanencia en el tiempo.

Invocamos a las autoridades locales, regionales y nacionales a considerar nuestra propuesta."

 

(Ilustración: Picantería. Acuarela. Teodoro Núñez Ureta, 1970)