Y de repente una mañana, todos se despertaron con aquella palabra en los labios: Chernobyl. En tiempos en los que la Internet y las plataformas de streaming pueden marcar el rumbo de nuestras conversaciones de ocio, no deja de ser un hecho de agradecer el que materiales audiovisuales nos permitan conocer capítulos de nuestra historia que corren el riesgo de diluirse con la llegada de nuevas generaciones.
La reciente curiosidad por el accidente de 1986 en la central nuclear Vladímir Ilich Lenin, ubicada en el norte de Ucrania, gracias a la miniserie de HBO y SKY, se convierte en el contexto perfecto para el retorno de una de las muestras de arte más celebradas de la última década. "Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba", de la artista peruana Sonia Cunliffe con la investigación de la periodista cubana Maribel Acosta. Y vuelve a otro lugar ideal: La Habana.
Cuando en 2011 Cunliffe llegó hasta el balneario de Tarará, quedó impactada al ver a niños sin cabello jugueteando en la playa. Luego que le explicaran dicho cuadro refiriéndose a ellos como 'los niños de Chernobyl, una parte de ella quedó en ese lugar. En 2015 aquella imagen volvería a su cabeza al conocer a Acosta, y las ganas de contar la historia la llevarían a proponerle realizar una exposición al respecto.
La muestra recoge – a partir de la investigación documental sobre el Programa humanitario de los niños de Chernóbil en Cuba- el diálogo entre documentos (fotografías y recortes de prensa) extraídos de los archivos de prensa, los médicos, traductores y pacientes que formaron parte del programa humanitario que desarrolló Cuba durante 21 años, permitiendo la llegada a la isla de niños y jovenes afectados por el accdidente. Asimismo, estas evidencias documentales conversan con entrevistas audiovisuales a actores clave del programa (médicos, traductores, pacientes).
En un recorrido que partió desde Lima (2016), Miami (2016) y ya en La Habana (2017), la exposición cuenta esta vez en su inauguración con la música en vivo escrita especialmente para el proyecto: El lamento de Liusia para cuarteto de cuerdas, del joven estudiante de música cubano Jorge F. Acosta, eje transversal que articula la muestra basada en el libro Voces de Chernóbil de la periodista bielorrusa Svetlana Alexevich, premio nobel de Literatura 2015.
De igual modo, y por primera vez en más de 20 años, el 17 de agosto a las 11 am en la propia Fototeca de Cuba se convoca al Coloquio internacional, Chernóbil en Cuba: relatos de sus protagonistas, con la presencia de expertos, pacientes y personal de Ucrania y Cuba que fueron parte del programa; en una revisitación al suceso y su mirada desde el presente.
Conversamos con Sonia sobre lo nuevo que podrá encontrarse en esta reposición en La Habana y la esperanza de que la muestra vuelva a nuestro país.
¿Cuán oportuno es que esta exposición vuelva a La Habana en un momento en que alrededor del mundo ha vuelto a despertar la curiosidad alrededor de lo ocurrido en la tragedia?
Mucho. Es reunir a los protagonistas de las historias, es devolverle a un pueblo su memoria, sentirse orgullosos de haber actuado como seres humanos con un pueblo que se encontraba desamparado, enfermo y olvidado. Este fue un proyecto de amor, que se hizo con la convicción de que no era un favor sino una obligación entre hermanos
¿Qué tanto interés genera en la sociedad cubana el tema del programa humanitario desarrollado por el gobierno de la isla?
Muchísimo interés, tanto así que se ha decidido reactivar el programa humanitario, y se han usado muchos de los testimonios de mi muestra para sustentar esta iniciativa.
Es la cuarta parada de la exposición, ¿con qué añadido podrán encontrarse?
El añadido más importante será el coloquio. Hemos logrado reunir Doctores, Traductores y pacientes que conversarán sobre qué significó para ellos este programa y por qué tenemos que reflexionar sobre el peligro de un mal uso de la energía Nuclear que, a pesar de haber sido una buena intención, tuvo un efecto 40 veces peor que la bomba atómica de Hiroshima y Nagasaki. También entender lo doloroso que pueden ser las migraciones, los desarraigos y sobre todo entender que está en cada uno de nosotros la capacidad de ser un ser humano solidario. El otro añadido será la música en vivo, la composición el Lamento de Luisia, creada por Jorge Fernandez Acosta especialmente para la muestra, es un cuarteto de Cuerdas basada en el libro Las voces de Chernobil premio Nobel del 2015, y coincidentemente nos basamos en la historia de la esposa del Bombero, personaje principal de la serie Chernobil de HBO.
¿Hay planes para volver a traerla a Lima?
Sería necesario que vuelva a Perú. Veremos dónde se podría hacer, pienso que el LUM sería un lugar ideal.
El programa humanitario de los niños de Chernóbil en Cuba se implementó entre 1990 y 2011 de manera gratuita para más de 26 mil niños y niñas de Rusia, Ucrania y Bielorrusia. Tras la explosión del reactor cuatro de la central nuclear de Chernóbil (considerado a su vez como el mayor desastre nuclear de la historia), miles de niños y niñas de la entonces URSS llegan a Cuba para ser atendidos, justamente en el peor periodo económico de la Isla y casi coincidentemente con la desaparición del ex Campo Socialista. No obstante hasta este siglo el programa continuó y ha sido ampliamente reconocido por la Organización Internacional de Energía atómica por sus aportaciones desde el punto de vista científico y humano.
Para la muestra expositiva se propone su presentación tomando en cuenta la temporalidad suceso/ proyecto artístico, la calidad de la investigación, que logró rescatar de disímiles archivos un testimonio documental excepcional; la particularidad de la muestra, que logra un diálogo natural y sin estridencias entre los elementos que propone y la elevada implicación del tema a partir de su manejo desde el arte de archivo. La exposición Documentos extraviados: niños de Chernóbil en Cuba también ha sido invitada a la Bienal de Asunción que se realizará en Paraguay en octubre próximo.
Aquí Sonia Cunliffe en una entrevista concedida a CubaDebate a propósito de la primera exposición de la muestra en Cuba en 2017.
Y aquí la experiencia contada por la propia periodista Malena Acosta.
Notas relacionadas
Chernobyl: tan lejos, tan cerca
Exposición a 30 años de Chernóbil: 'Documentos Extraviados, Niños de Chernóbil en Cuba'