Está tan de moda que casi no hay un feed en Facebook, Instagram o Twitter con una foto a la que no se le haya aplicado el filtro "Edad" de FaceApp, aplicación rusa que se basa en la llamada inteligencia artificial y que permite a las personas verse como ancianos.
Pero la antigua práctica de retocar las imágenes se ha convertido en un peligroso juego que pone en riesgo la privacidad de las personas con esta app, alertaron expertos en seguridad informática.
En realidad, FaceApp no es una aplicación nueva. Se lanzó hace un par de años para los sistemas de móviles iOS y Android, pero recién en los últimos días se ha convertido en la app de moda, básicamente por la enorme mejora en la capacidad del filtro "Edad" que permite al usuario "transformar" ─léase envejecer─ de forma intencional la fotografía de cualquier persona.
Lo peligroso de esta app viene cuando se descarga en el celular, porque advierte que los datos de quienes la instalan pueden ser cedidos a terceros y perder el control de la propia imagen.
FaceApp está desarrollada con un sistema neuronal que se base en la inteligencia artificial que analiza la fotografía que el usuario sube a sus servidores para lograr los efectos ansiados.
"¡Consigue selfies con calidad de portada de revista con un par de toques! Funciona con FaceApp AI, la tecnología más avanzada de edición neural de retratos", se lee en su descripción en Android.
El realismo con que lo hace es sorprendente y de ahí el éxito que tiene. Internet está inundada con imágenes de políticos, futbolistas, artistas y personas de a pie con un aspecto de 70 u 80 años.
En el Perú, los diseñadores del diario Depor la usaron para la portada de este miércoles, referida al partido que jugarán Alianza Lima y Sporting Cristal por el torneo local.
Pero ¿es realmente consciente la gente de los riesgos que asume con esta app? Partamos de la premisa de que, bajo casi ninguna circunstancia, resulta recomendable ceder a una aplicación información personal que almacenamos en un celular, más aun cuando autorizamos que nuestros datos pueden ser cedidos a terceros. Y lo cierto es que los usuarios no suelen advertir esto cuando instalan una aplicación
Y lo que ha disparado las alarmas en expertos en seguridad informática son dos aspectos: que los servidores de FaceApp están en Rusia y la ambigüedad de su política de privacidad, lo que hace que no sepamos exactamente qué sucede con las fotografías una vez son transformadas y devueltas al usuario.
La app también hace un "monitoreo" de la actividad del usuario, que incluye "las páginas web que visita" y su ubicación; también recopila "metadatos" sobre cómo interactúa el usuario con el servicio.
Aunque en su aviso de privacidad, FaceApp señala que "no alquilaremos ni venderemos su información a terceros fuera" de la aplicación, analistas de seguridad sostienen que esta empresa, Wireles Lab, que tiene su sede en San Petersburgo, puede llevar la información a una jurisdicción diferente a la del país donde esté el usuario.
"Tenga en cuenta que podemos transferir información, incluidos datos personales, a un país y jurisdicción que no tenga las mismas leyes de protección de datos que en su jurisdicción", advierte la compañía rusa, cuyo gobierno ha establecido en los últimos años controles propios a la internet que van en una vía diferente a la idea de la "red sin fronteras" que predomina en casi en todo el mundo.
Dani Creus, analista de seguridad de Kaspersky, alerta de los riesgos de compartir fotos con terceros, porque "debemos asumir que al subir algo a la nube, perdemos su control". A esto se suma que para un usuario promedio es muy difícil saber si el reconocimiento facial se está utilizando en aplicaciones y para qué fines.
La organización británica que defiende la privacidad en la red, Big Brother Watch, ha descrito el uso de la tecnología de reconocimiento facial como "peligrosamente autoritaria". "Monitorear a personas inocentes en público es una violación de los derechos fundamentales a la privacidad, a la libertad de expresión y al derecho de reunión", señaló tras un ensayo de seguimiento facial en vivo de las autoridades en Londres.