El fracaso para ejecutar el Brexit ─la salida de Reino Unido de la Unión Europea que se aprobó en referéndum hace tres años─ llevó a la primera ministra británica, Theresa May a lo inevitable: su renuncia como la líder del Partido Conservador y como consecuencia de ello, al cargo, lo que abre la carrera por la sucesión en Downing Street.

May hará efectiva su dimisión el próximo 7 de junio para poder recibir al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien tiene previsto realizar una visita oficial al Reino Unido entre el 3 y el 5 de junio. 

En una emotiva comparecencia ante las prensa, la primera ministra afirmó haber hecho "todo lo posible" para honrar los resultados del referendo de 2016 y llevar a cabo el Brexit, lo que lamenta "profundamente", y agregó que la sucesión es "lo mejor para el país".

"Ocupar este puesto ha sido el mayor honor de mi vida. He sido la segunda mujer en ocupar el cargo, pero no seré la última", dijo en la residencia oficial de la calle Downing Street, en un breve discurso en el que no pudo evitar quebrarse.

May seguirá como primera ministra interina mientras el Partido Conservador pone en marcha su sucesión, que se podría prolongar hasta ocho semanas.

La salida de la primera ministra era inminente, luego de que en los últimos días sufriera otro duro golpe político, cuando diputados y algunos ministros expresaron su oposición a su último intento de conseguir la aprobación del acuerdo del Brexit, a pesar de que este ya fue rechazado por el Parlamento en tres ocasiones.

El último intento de May por concretar el Brexit incluía la posibilidad de celebrar un segundo referéndum y de mantener con el bloque europeo una unión aduanera de forma temporal para intentar lograr el apoyo de los laboristas moderados. 

Las dos propuestas iban en franca colisión directa contra el ala dura de su partido, el Conservador. May se dio que se había quedado sola. Ni sus ministros más fieles ni sus correligionarios la apoyaban. "Siempre lamentaré no haber sido capaz de sacar adelante el Brexit", dijo este viernes.

El objetivo con el que May llegó a Downing Street era  poner en marcha un Brexit., pese a que ella misma no creía en esta medida en principio. Durante la campaña del referéndum de 2016 defendió la permanencia del Reino Unido como parte del bloque comunitario, pero desde el inicio del proceso de salida se encontró con fuertes resistencias.

Primero, los negociadores de Bruselas le impusieron condiciones que desvirtuaban sus promesas de un Reino Unido "libre", con el objetivo de recuperar su papel en el mundo. Luego, los euroescépticos de su partido interpretaron cada paso atrás de la primera ministra como una traición, pese se trataba de una negociación en la que había que ceder. Así, se quedó sin margen de maniobra y no le quedó otro camino que la dimisión.

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