¿Víctima de la desesperación? ¿Consecuencia de un impulso? El expresidente Alan García dejó una carta de suicidio, que fue leída la noche de ayer por su hija Luciana García Nores, durante el velorio en el local principal del Partido Aprista Peruano.
García, acusado de liderar una organización criminal dedicada a la corrupción, se quitó la vida luego de ver a efectivos policiales y a un fiscal, quienes fueron a cumplir con la orden de detención preliminar, solicitada por el Ministerio Público y aprobada por el Poder Judicial. Al exmandatario se le acusaba de haber recibido coimas de la empresa brasileña Odebrecht, la cual fue favorecida con grandes obras públicas como la carretera Interoceánica Perú-Brasil.
El último domingo, se reveló que su exsecretario presidencial recibió al menos U$ 4 millones de la corrupta constructora. El motivo por el que se ordenó su detención fue, además, la última revelación de testigos protegidos: Odebrecht habría pagado más de US$ 24 millones por las obras Metro de Lima e Interoceánica Sur del último gobierno aprista. A continuación, compartimos la nota de suicidio del líder aprista, difundida por su familia:
“Cumplí la misión de dirigir el aprismo al poder en dos ocasiones e impulsamos otra vez su fuerza social. Creo que esa fue la misión de mi existencia teniendo raíces en la sangre de ese movimiento. Por eso, y por los contratiempos del poder, nuestros adversarios usaron la estrategia de criminalizarme durante más de 30 años, pero jamás encontraron nada y los derroté nuevamente, porque nunca encontrarán más que sus especulaciones y frustraciones”.
“En este tiempo de rumores y odios repetidos que las mayorías creen verdad, he visto cómo se utilizan los procedimientos para humillar o vejar y no para encontrar verdades. Por muchos años me situé por sobre los insultos, me defendí y el homenaje de mis enemigos fue argumentar que ‘Alan García era suficientemente inteligente como para que ellos no pudieran probar sus calumnias".
“No hubo ni habrá cuentas ni sobornos ni riqueza. La historia tiene más valor que cualquier riqueza material. Nunca podría haber precio suficiente para quebrar mi orgullo de aprista y de peruano. Por eso repetí ‘otros se venden yo no".
“Cumplido mi deber en la política y en las obras hechas en favor del pueblo, alcanzadas las metas que otros países y gobiernos no han logrado. No tengo por qué aceptar vejámenes. He visto a otros desfilar esposados guardando su miserable existencia. Pero Alan García no tiene por qué sufrir esas injusticias y circos. Por eso, les dejo a mis hijos la dignidad de mis decisiones; a mis compañeros, una señal de orgullo, y mi cadáver como una muestra de desprecio hacia mis adversarios, porque ya cumplí la misión que me impuse. ¡Que Dios, al que voy con dignidad, proteja a los de buen corazón y a los más humildes”.