Invitado: Marco Velarde, exviceministro de Mype e Industria 


El nivel del debate público en el Perú es un desastre desde hace tiempo. Nadie puede negarlo. Pero si estábamos en el fango antes, algunos medios recientemente, mientras nos informaban del arresto del expresidente Alejandro Toledo, nos han llevado a un nivel aún más bajo, sin embargo estamos tan perdidos que esto ha pasado desapercibido.

Varios medios de comunicación informaron sobre la detención del señor Toledo en un restaurante de Menlo Park, California, por encontrarse en estado de ebriedad. Desde entonces, se activaron las redes sociales con memes y otros, pero lo más sorprendente fue que algunos medios, a través de sus noticieros y páginas web, informaron con medias sonrisas y sarcasmo, mientras otros aprovecharon para hacernos recordar episodios relacionados del exmandatario. La noticia que jale likes siempre es buena y mejor aun cuando es alegre, opinan algunos.

¿Qué podemos esperar del país cuyo sistema, a través de sus medios de comunicación, lleva a que una población se burle de personas enfermas? No es claro lo que significa este síntoma para el futuro de nuestra sociedad, pero más allá de los hechos reportados por los distintos medios de comunicación, todo lo demás que ha sido publicado en relación a este episodio no es noticia y menos entretenimiento.

El alcoholismo es una enfermedad. Un informe del 2018 de la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que en el 2016 3 millones de personas, o 1 de cada 20 muertes, ese año fueron debido al consumo nocivo de alcohol. 28% de estas muertes fueron causadas por lesiones (accidentes de tráfico, suicidio, o por violencia interpersonal). En la región de las Américas, el 22% de todas las muertes por lesiones son atribuibles al consumo de alcohol. Según Cedro, en el 2017 en el Perú había más de 1 millón 700 mil personas alcohólicas. 20% de ellos empezaron a los 11 años aproximadamente, teniendo como uno de los factores importantes la ausencia de sus padres durante la niñez.

“¡Pero es normal!”, se excusan otros. Toledo creó su caricatura. Es realmente cómico ver al expresidente, quien representó en algún momento a todos los peruanos, en un mugshot del Correccional de San Mateo, que será tan icónico para los peruanos como el de Nick Nolte para los americanos. Sin embargo no sé si este episodio habla más sobre la enfermedad de nuestra sociedad que de la de Toledo.

Millones en el mundo y en el Perú tienen problemas con el alcohol, pero solamente alrededor de 10% busca tratamiento. Los que esconden esta enfermedad sufren aún más. Saben que tienen un problema, pero están constantemente intentando que no los descubran. Hacia el mundo exterior proyectan estabilidad, pero por dentro saben que están a punto de perderlo todo. Viven con ansiedad y aislados, ya que saben que pueden ser atrapados y se sienten miserables por dentro. Tienen problemas familiares, a quienes piden que los cubran por faltar a compromisos, y aparte, cuando tienen problemas como depresión o enfermedades mentales, también las ocultan. Su vida no es fácil.

Pero eso hacemos. Nos burlamos de esta caricatura y la usamos para desahogar nuestras frustraciones como país. Es buen negocio utilizar el tiempo en el aire o en las redes para remitir contra una persona enferma, vende. Ordeñamos la noticia hasta el final. Es común hacerlo, no solo con él sino también con otros personajes o símbolos mediáticos. En la sala con nuestra familia, durante la comida, en la oficina. Es parte de nuestra cultura, lo pasamos de generación en generación. Somos criollos, somos pendejos, somos un país alegre, relajado. Es la forma como procesamos inconscientemente nuestros problemas. Con risas. Sin embargo, si esto es verdad, nuestro problema como sociedad es más grande que el de él como individuo.