La congregación que supervisa a los sacerdotes católicos en el mundo confirmó que tiene directrices especiales para aquellos curas que tienen hijos por distintas causas, incluida la violación.
En la reunión mundial de obispos de esta semana para abordar los escándalos de pederastia, a la que convocó el papa Francisco, los hijos de sacerdotes exigirán respuestas a la Iglesia.
"Puedo confirmar que existen esos lineamientos", dijo Alessandro Gisotti, portavoz del Vaticano, en respuesta a una solicitud de The New York Times, que reveló que hay un reglamento secreto hasta ahora revelado para este tipo de casos. "Es un documento interno", alegó Gisotti.
La investigación del Times se basa en la declaración de Vincent Doyle, quien es un psicoterapeuta irlandés que tenía 28 años cuando su madre le contó que su padre biológico era el sacerdote católico que siempre había creído que era su padrino.
Así fue que Doyle creó un grupo de apoyo global para otros hijos de curas que, así como él, sufren las consecuencias por haber nacido de un escándalo eclesiástico. Entonces empezó a presionar al obispado para que reconociera a esas personas, sin éxito, hasta que, finalmente, un arzobispo, relata el Times, le mostró algo que le fue muy revelador: documento con los lineamientos del Vaticano sobre cómo lidiar con los sacerdotes que tienen hijos.
"Dios, esta es la respuesta", recordó haber dicho Doyle, y preguntó el religioso si se podía quedar con una copia, pero el arzobispo le dijo que se trata de un documento secreto. "Es el próximo gran escándalo", pronosticó Doyle. "Hay hijos de sacerdotes por todas partes", agregó.
Por lo pronto el Vaticano ha tenido que reconocer que existe ese documento, el cual obliga al sacerdote que engendra hijos a abandonar el sacerdocio y "asumir sus responsabilidades como padre al dedicarse exclusivamente al niño", explicó Gisotti.
El papa Francisco recientemente afirmó que el celibato en el sacerdocio "es un don a la Iglesia y yo no estoy de acuerdo con permitir el celibato opcional".
DATO
► El Vaticano se alista para una reunión sin precedentes de obispos de todo el mundo, a realizarse del 21 al 24 de febrero, en torno a la devastadora crisis de abuso sexual infantil. Y muchas personas que creen que la cultura de secretismo de la Iglesia católica, así como su aversión al escándalo, las han afectado planean ir a Roma para apoyar su causa.
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