En el cruce de Angamos con Tomas Marsano, Johan pregunta al chofer de uno de los tantos buses que van con dirección a Villa María del Triunfo si puede subir a intentar 'ganarse unas monedas'. Le dan el permiso, no de muy buena gana, pero aún así ayuda a subir a un grupo de pasajeros y a 'jalar' a algunos otros indecisos que no saben si es la línea que deben tomar. Una vez arriba pide disculpas con un tono sincero que dista del clásico 'por interrumpir su placentero viaje' y se presta a entonar una canción de Amén que tiene un mensaje de tranquilidad y paciencia frente a los malos tiempos. El acento lo delata antes que revele lo que su camiseta grita: es venezolano.

Johan continúa con el tema ayudándose con un pequeño parlante hasta que desde el fondo una voz que va escalonando su sonido se roba la atención de quienes incluso lo ignoraban. Un hombre de pequeña estatura empieza a quejarse de la bulla y exige 'que lo dejen viajar con tranquilidad'. La tibia reacción de algunos pasajeros pidiendo que lo deje trabajar se transforma cuando el sujeto malhumorado llama delincuente al extranjero y le increpa lo 'perjudicial' que su presencia, y la de otros de sus compatriotas, supone para el país.

Ahora prácticamente todo el bus está con Johan, el joven que llegó hace un mes desde el país bolivariano, caminando 5 mil kilómetros para buscar mejorar la situación de su esposa y su hijo que no pudo traer consigo. La gente calla al 'indignado' y pide a Johan que continúe no sin que antes diga una gran verdad: "hay que pensar siempre bien lo que se va a decir, hermano, porque todos somos migrantes".


Situaciones como esta se viven a diario no solo en buses sino en prácticamente todos los contextos del país. La crisis que ha obligado a miles de venezolanos a salir de su país hacia el resto de la región ha hecho que seamos testigos en primera fila de casos como el de Johan. Y lo de 'primera fila' nunca estuvo mejor dicho.

Johan Escalante llegó a Lima en diciembre de 2014 tras pasar por Ecuador. Lleva poco más de cuatro años en nuestro país, es actor y tiene como punto de coincidencia con el Johan que ha sido defendido la mañana de este episodio en que al llegar también buscó sobrevivir cantando en los buses.



"Había gente que me decía que me callara, cobradores o choferes que me cerraban la puerta en la cara. Era otro momento porque eramos menos venezolanos, pero la calle siempre ha sido dura para conseguir alguna fuente de trabajo. Reencontrarme con esto y vivirlo desde esta nueva realidad de saber que hay muchos compatriotas en la calle tratando de ganarse la vida y pasando situaciones como esta, moviliza bastante mi parte emocional". Johan Escalanten actor

Y es que lo hecho por Johan junto al actor nacional Pold Gastello es solo una intervención denominada 'Difícil lo difícil', una campaña del Comité Internacional de la Cruz Roja junto con Sala de Parto que busca crear conciencia respecto a problemas tan duros como la xenofobia y la falta de solidaridad.

"En realidad, Sala de Parto es más que un festival. Es un programa de dramaturgia, una incubadora de proyectos teatrales. Esta es una línea nueva en la que estamos buscando a otras instituciones que se sientan alineadas con nosotros en lo que al fin y al cabo hacemos, que es construir ciudadanía para desarrollar acciones. Es usar el teatro para acercarse a la comunidad, cuestionarla. Esto fue como un primer match y nos abrió un camino nuevo que de verdad queremos seguir desarrollando. Si hay alguna empresa, institución que sienta que hay algo que les interesa decir, que nos contacte porque estamos en la misma línea".  Jano Clavier, director de Sala de Parto


La recepción ha sido sorprendente tanto para actores como el equipo detrás de esta idea, pues si bien partían con la premisa de esperar que la gente reaccionara tomando una postura para alguno de los lados, no esperaban que las muestras de apoyo y emoción de parte de ese público vivo al que se enfrentaban fuera tan contundente.

"Como actor nunca había tenido la posibilidad de experimentar la reacción del público tan inmediatamente y tan en simultáneo. En el teatro sientes que el público entra en la convención de que lo que estás haciendo es ficción. Aquí tú estás en medio de la gente y cuando creen que esto es verdad, empiezan a tomar partido y reaccionan. Todavía ahora siento que me afecta mucho que la gente me agreda, que me trate mal. Para mí el teatro es el único medio por el que realmente podríamos llegar a la conciencia de la gente". Pold Gastello, actor


Una iniciativa necesaria para que choquemos de frente con aquello que día a día, quizá sin darnos cuenta, nos genera indiferencia. Autocuestionar y llevarse de estas experiencias preguntas en lugar de quejas para entender, como dice aquella canción de Amén que Johan cantaba en los buses, "no habrá fronteras si no hay egoísmo".