Escribe: Albina Ruiz (Viceministra de gestión ambiental)


La economía circular surge para dar respuesta a la necesidad de transformar el modelo económico que ha prevalecido (y sigue prevaleciendo) en la industria y el consumo: la economía lineal, el clásico sistema de extracción de recursos de la naturaleza, transformación, producción, venta y eliminación de los productos consumidos, es evidente que no es sostenible 

Nuestro planeta, de recursos finitos, no admite la continuidad de un modelo propio de sistemas energéticos y de recursos ilimitado. Nuevos modelos de negocio circulares permiten desconectar el crecimiento económico de la extracción de materiales de la naturaleza y, de este modo, reducir al mínimo los impactos que la actividad económica tiene sobre la naturaleza. 

La transición hacia una economía circular implica un cambio sistémico y es un reto que incumbe a los tres ejes clave en cualquier economía:

La administración pública. Desde hace unos años se está apostando por incentivar el desarrollo de nuevos sistemas circulares. En línea con los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) y el Acuerdo de París sobre cambio climático, la Unión Europea ha desarrollado un ambicioso Plan de Acción para la Economía Circular, que pretende potenciar esta transición fomentando la innovación empresarial y al mismo tiempo incrementar el número de puestos de trabajo.

Las empresas. Aunque todavía queda mucho terreno por recorrer, cada vez hay más empresas de sectores muy diversos que, o bien intentan transformar los/sus modelos de negocio para evitar un impacto negativo a nivel ambiental, o bien son creadas con procesos exclusivamente circulares. El surgimiento de la economía de plataformas y los avances en tecnologías de conectividad potencian y facilitan el desarrollo de modelos de negocio circulares de índole muy diversa: el producto como servicio, el sharing de productos, la extensión de la vida útil de un producto, la recuperación de recursos.

Los ciudadanos. Son consumidores y, por tanto, su comportamiento es clave en el desarrollo de los modelos de negocio y en la reorientación de la demanda.

La recuperación de residuos sólidos, el inicio del camino hacia una economía circular

La gestión y recuperación de los residuos sólidos pasa por repensar el rol que tenemos los diferentes actores en la gestión de los residuos sólidos. Significa que los generadores,  que en este caso somos los usuarios (consumidores), repensemos nuestro rol y que no compremos solo por comprar sino que nos preguntemos y pensemos: ¿Este producto lo necesito realmente?  ¿el envase de este producto es biodegradable, es reciclable? si es reciclable, ¿debo separar mis residuos en casa y asegurarme que va a llegar a manos de recicladores organizados y que gestionen correctamente su reciclado? 

Y si genero residuos orgánicos, mi pregunta es yo generador(a) de estos residuos, puedo hacer uso de esa materia orgánica, puedo preparar mi propio compost. Si yo trato mis residuos orgánicos y los convierto en compost voy a saber que va a dar vuelta porque va a regresar como tierra, como mejorador de suelo y va a permitir que yo produzca mis plantas, mis vegetales, mis verduras en casa.

La naturaleza nos muestra el ciclo de la vida año tras año

En todas las épocas del año, las plantas dejan caer sus hojas, ramas, frutos, etc. al suelo, obteniendo como resultado una aportación en toneladas de materia orgánica en la base del bosque. No obstante, estas toneladas de materia orgánica no se quedan ahí, ya que se puede ver como en poco tiempo desaparecen. ¿A dónde van? 

La respuesta es muy sencilla, ya que toda una serie de condiciones climatológicas (sol, frío, viento, calor, etc.) y un gran número de organismos de todas las clases se encargan de llevar a cabo su descomposición y de devolver al suelo lo que los árboles han utilizado para nutrirse y formar sus frutos.

Este tipo de ciclo es lo que se llama ciclo cerrado, donde todo material utilizado vuelve a su punto de partida después de realizar la función por el que fue obtenido. No obstante, la sociedad humana utiliza en este caso el proceso contrario, convirtiendo en residuo todos los recursos que utiliza para vivir y crecer.

Así pues, haciendo compost convertiremos los restos de comida que produzcamos en un material apto para volver al suelo, de donde ha salido, contribuyendo de esa forma al ciclo cerrado de la vida.

A partir de allí es que tenemos que replantearnos todo, porque si nos hacemos esas preguntas si estamos pensando en la economía circular, estamos pensando entonces que los envases de los productos que consumimos van a circular, van a ir a una fábrica para volver a ser nuevamente un producto, entonces me torno más consciente y me transformo en un consumidor responsable.

Y esa misma pregunta se tiene que hacer también el propio Estado (las autoridades, funcionarios), porque el Estado es uno de los mayores compradores en el Perú, entonces se tiene que preguntar lo que el Estado está comprando a nivel local, a nivel regional, a nivel nacional: ¿es un consumo responsable? ¿Estamos pensando realmente si estoy comprando a una empresa que tiene una actuación con ética, con responsabilidad social, empresarial, ambiental, si realmente con esta compra desde el Estado se va a premiar al buen empresario y se va a garantizar que lo que el Estado consuma permitirá la economía circular?

Por su parte, el empresario cuando compra sus insumos, su materia prima también tiene que preguntarse si lo que está comprando realmente le permite hacer ahorros, le permite además preguntarse el producto que va a poner en el mercado: ¿es un producto nocivo, es un producto amigable con el ambiente, ha pensado en el rediseño de sus productos de tal manera que tengan más tiempo de vida útil e incluso luego de que culmina el tiempo de vida útil, es responsable en manejar los residuos o reutilizar partes de ellos? También deberá preguntarse si el empaque o envase que está usando es amigable con el ambiente, es posible que el envase de mi producto sea reciclado, hay tecnología para ello en el Perú, si no lo hay deberá cambiar esos envases y empaques por otros que sí lo sean. Eso es responsabilidad extendida del productor (REP), donde una de las estrategias a desarrollar será el de la logística reversa.   

Si los tres actores: Estado, sector privado, sociedad civil, actuamos con responsabilidad, entonces estaremos hablando de responsabilidad compartida con la visión de una creación de valor compartida.

Entonces, todos tenemos que hacernos una pregunta, necesitamos hacer una pausa: ¿lo que estoy haciendo está bien o puedo mejorar, puedo hacer otras cosas diferentes, más innovadoras y creativas, que den mejores resultados?

Cuando nos hagamos esas preguntas también vamos a exigir al responsable de la gestión de los residuos, en este caso la municipalidad, que tenga otra mirada, que no puede seguir recogiendo los residuos de forma conjunta, tendrá que pensar, tendrá que definir horarios y día exclusivo para la recolección de los residuos reciclables. Lo ideal es que sea obligatorio para todos y que se defina un día para recolección selectiva de los residuos reciclables y que todos sus vehículos hagan la recolección de los residuos reciclables y se trasladen hacia un centro de acopio manejado por las organizaciones de recicladores formalizados. 

El compromiso de la administración local es clave para el desarrollo del ecosistema de economía circular

Las municipalidades deben preguntarse también si los vehículos que han comprado a lo largo del tiempo son los adecuados para la recolección selectiva de los residuos reciclables. Igual si se hace obligatorio el separar los residuos orgánicos y lo tienen que recolectar la municipalidad, sea en los domicilios, en los comercios (restaurantes, hoteles, otros), en las empresas. 

Todo esto nos debe llevar a repensar en una ciudad saludable. Para ello debemos cerrar el ciclo, en los domicilios, en los comercios, en las instituciones educativas (colegios), en las universidades, en las empresas y entonces todos podemos abonar a una mejor gestión integral de los residuos sólidos. Cuando hagamos eso estaremos hablando de economía circular.

Según el Minam, cada habitante de Lima Metropolitana y Callao genera alrededor de 870 gramos de residuos sólidos diarios. En el Perú se genera un total de 19 mil toneladas. El 18% del total de residuos sólidos reciclables generados a nivel nacional pueden ser recuperados para su valorización, vale decir 3.420 toneladas diarias, sin embargo en el 2017 solo se recuperaron 129.49 toneladas diarias en el programa de incentivos municipales. A nivel nacional se estima que en promedio los residuos orgánicos son el 57%, esto equivale a 10.830 toneladas diarias, y el porcentaje de tratamiento es mínimo. 

En el siguiente gráfico diseñado por Ciudad Saludable, podemos ver los flujos que debería tener los residuos sólidos.

Fuente Ciudad Saludable


Entonces es a ese cambio que debemos transitar, y en esta economía circular todos tenemos un rol. El generador para convertirte en un consumidor responsable, el empresario para pensar en el ecodiseño de sus productos y que duren más tiempo y que los materiales puedan seguir dando vuelta, los importadores también deben ser responsables de lo que traen al mercado y ahí hay un rol importante del Estado, también los recicladores tienen un papel muy importante, para hacer que estos residuos regresen al circuito productivo y de esta manera podemos ir generando empleos verdes, empleos dignos, empleos de calidad, empleos decentes.