"Nunca estás realmente jodido mientras tengas una buena historia y alguien a quien contársela".
Tal vez Louis Lederlé, pianista y docente francés afincado en Perú desde 2013, nunca pensó que esa frase extraída del famoso monólogo Novecento, de Alessandro Baricco, se convertiría en la esencia de lo que considera el ideal de un artista: contar historias. Un texto del que se enamoró apenas llegó a sus manos y supuso la promesa de llevarlo a las tablas en nuestro país en algún momento.
"A Barrico yo lo adoro. He leído todos sus libros y esta historia de Novecento siempre quedaba en un ángulo de mi cabeza. Es una historia que supone la metáfora perfecta de lo que es un pianista y lo que sería el ideal de una artista. El personaje nunca ha pisado tierra, no se ha corrompido con el mundo, no ha tenido que luchar con otra persona, no conoce reglas de un profesor o alguien más. Fue la pura pasión que lo llevó a desarrollar su talento con un sentido de recepción increíble. Él ha absorbido lo que venía en este barco. Sin necesitar bajar y mezclarse con todas las lógicas limitantes del mundo. Es un ideal casi imposible pero increíblemente inspirador para un artista".
La historia, que juega entre la fantasía y la duda de si se trata de algo que sucedió realmente, narra en la voz de uno de los músicos del transatlántico Virginian el crecimiento de un niño abandonado que se niega a bajar de la nave, convirtiéndose en un extraordinario pianista empírico.
Un monólogo exitoso en los teatros de medio planeta que para Louis debía desembarcar también en Lima. Un sueño para el que contó con la complicidad de la directora belga -también afincada en nuestro país desde hace casi una década-, Felien de Smedt.
"A mí me encanta el texto, siempre he querido hacer monólogos, sueño con ellos. Louis me lo pasó y me dije, 'ok, quiero hacer monólogos pero tampoco así, esto ya es demasiado".
La incredulidad inicial de Felien radicaba en la extensión de la obra -más de una veintena de páginas- y la tarea titánica de buscar a un actor dispuesto a afrontarla.
"Fue todo un reto encontrar el actor que quisiera hacer algo así porque es un papel fuerte, de muchísimo trabajo. Después estaba la dirección, el hacer que esto no se vuelva aburrido, porque la gente le dices es un monólogo y se asustan un poco. ¿Dónde está la magia? Creo que en el vínculo con la música. El hecho que sea texto con música es lo que a la gente la mantiene enganchada con la obra".
El sueño de Louis pasó entonces a convertirse en un objetivo compartido por varios soñadores, que lograron hacerlo realidad este 2018 con la actuación de Jorge Armas y la producción de Idea Original, con exitosas presentaciones en el Centro Cultural Ricardo Palma y el Teatro Pirandello.
Pero el reto que se pusieron fue aún mayor al arriesgarse con Louis sobre el escenario para interpretar a Novecento, guardando distancia del resto de versiones presentadas e incluso yendo más allá de lo pensado por el autor.
"Barrico no pensó al escribir esta obra en la presencia física de un pianista sobre el escenario. Él pensó que se debía recurrir a las grabaciones. Su lógica es que la magia que él logra crear con el texto lleva al público a un mundo que no está viendo ahora y si tú pones la imagen de todo eso, que es el pianista, vas a destrozar la magia del texto. Nosotros hemos experimentado que al contrario, los dos se pueden nutrir".
En efecto, el público ovacionando de pie al final de cada una de sus presentaciones demuestra que la dualidad entre el actor y el músico hizo de la versión peruana una verdadera joya. Algo para lo que contribuyó aún un ingrediente extra: la composición de música original para la puesta en escena.
"Poner notas en este mundo de Novecento, sus notas en el piano fue un reto y un estímulo increíble. Es como decir 'yo quiero ser así'. Al final lo había soñado tanto que salió, fue impresionante. Nunca había compuesto realmente. Yo pensaba una cosa pequeña, cinco minutos, eso lo puedo hacer. Pero es como un deportista: cuando gana un primer torneo se dice '¿por qué no puedo ganar el torneo más grande del mundo?' Hay algo que se desbloquea para decir 'sí, lo puedo hacer'. En ese momento me sentí capaz de componer toda la música y ahí contacté a Felien y me lancé en esta idea".
Pero aún quieren más. Montaron la obra, compusieron la música y ahora lo que buscan es que aquel viaje que puede disfrutarse en la sala de un teatro vaya a los salones y autos del mismo público y demostrar así que la música clásica contemporánea no está destinada a oídos elitistas sino a todos aquellos que permiten que la música les toque el corazón.
"Cuando la gente estaba viendo la obra, que no necesariamente tenía un interés de música clásica contemporánea pero que vino porque había escuchado de Novecento por la película u otras referencias, le conmovió la música de una u otra manera. Ahí sentimos que esta trasciende un poco, que no es simplemente que va con la obra, hay algo más ahí que anima a la gente. Una vez que dijimos 'vamos a hacer el disco', puse la música en casa y mi hijo empezó a tararear alguna de las piezas. Eso es lo que queremos, que la gente se de cuenta, que es música para todo el mundo y todos los momentos".
La producción del disco Novecento, bailando con el mar es el primer proyecto musical de Casa de la Creatividad, asociación cultural que desde hace cinco años se dedica a todo tipo de iniciativas en las que la creatividad sea la base. Desde el alquiler de su espacio en Barranco para un sinfín de actividades hasta la realización de talleres diversos.
"Hicimos la obra de Novecento y pensé, el texto ya está, Bariccco ya ha tenido su momento, el actor Jorge Armas también tuvo su momento escénico. ¿Por qué no hacer ahora que esta música trascienda? ¿Y por qué no desde la Casa de la Creatividad? Siempre hemos querido impulsar, producir. Mi compañero Omar Cortegana es también músico así que para él fue también un entonces para él fue un 'hagámoslo'. Es el primero de varios que tenemos como productores musicales".
Felien recalca, sin embargo, que si decidieron aventurarse en sacar un disco -incluso en tiempos como los actuales- debían hacerlo bien. Algo notorio desde el diseño del empaque (hecho por la artista Analí Espino), hasta la calidad técnica de la grabación, hecha nada menos que en la Sala de Ensayo del Gran Teatro Nacional.
Un esfuerzo comunitario que, tal y como señala Louis, gracias a"la fuerza, el cariño, y el amor" hicieron "este proyecto más grande que todas las limitaciones que hubiéramos podido encontrar"
"Novecento, bailando con el mar", será presentado oficialmente este miércoles cinco de diciembre en el auditorio del ICPNA de Miraflores, es un concierto que han denominado "una verdadera noche de magia", donde se contará la historia del más célebre tripulante del Virginian sobre las teclas de un piano de cola.
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Imágenes de la obra de Idea Original