La Organización Meteorológica Mundial (OMM) estima que existe entre un 75% y un 80% de posibilidades de que regrese en los próximos tres meses el fenómeno meteorológico conocido como El Niño, de acuerdo a la última actualización sus previsiones, frente al 70% que reflejaba en su anterior informe.
Los investigadores de la OMM detectaron que las temperaturas de la superficie del mar en el Pacífico este-central tropical han estado en niveles débiles para El Niño desde octubre, pero la atmósfera aún no responde al calor adicional producido por los mares ascendentes, informó este miércoles la BBC Mundo.
Por ello, los científicos, que desde mayo trabajan en predecir la probabilidad de que se registre un nuevo evento de este tipo, ven con una confianza cada vez alta sus pronósticos.
Mientras la Oficina Australiana de Meteorología cree que los efectos de El Niño comenzarán a sentirse en diciembre, los meteorólogos estadounidenses estiman que hay un 90% de posibilidades de que el evento empiece en enero de 2019.
Los modelos elaborados por la OMM predicen que existe entre un 75%-80% de probabilidades de la formación de El Niño en los próximos tres meses. El último gran episodio de inundaciones en América del Sur y sequías en África y Asia se registró en el periodo 2015-2016 y afectó los patrones climáticos alrededor del mundo.
Sin embargo, investigadores esperan que el nuevo evento sea menos intenso y lo califican como "débil". De hecho, la OMM dice que sus predicciones van desde una condición cálida-neutral hasta un evento de fuerza moderada con temperaturas de la superficie del mar de hasta un máximo de 0,8 a 1,2°C por encima de la media.
"No se espera que el El Niño sea tan poderoso como en 2015-2016, cuando estuvo vinculado a sequías, inundaciones y pérdida de arrecifes de coral en diferentes partes del mundo", dijo Maxx Dilley, director de la rama de Predicción y Adaptación al Clima de la OMM.
Aun así, explicó Dilley, El Niño puede afectar significativamente los patrones de lluvia y temperatura en muchas regiones, con considerables consecuencias para la agricultura, la seguridad alimentaria y la gestión de los recursos hídricos y la salud pública. "Puede combinarse con los efectos del cambio climático a largo plazo haciendo subir las temperaturas globales de 2019", agregó.
En cuanto a la seguridad alimentaria, la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) ya emitió un informe en el que detalla que los países afectados por el evento climático podrían sufrir escasez de alimentos.
El Niño del 2015-2016 fue uno de los más fuertes hasta la fecha e impactó en las temperaturas globales, lo que hizo que el 2016 sea el año más cálido de la toda la historia.
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