Si antes resaltábamos que un programa de televisión uruguaya presentaba mejores análisis sobre la situación de Alan García Pérez que muchos canales peruanos, pues ahora se reivindicaron en RPP. El programa conducido por Patricia del Río tuvo como invitados a los reconocidos periodistas César Hildebrandt y Ángel Páez, quienes comentaron el caso del aprista, que ha pedido asilo a Uruguay diciendo que es un perseguido político y que en Perú hay una dictadura.
Hildebrandt empezó por recordar que no es la primera vez que García Pérez hace algo similar.
"Es el viejo método de Alan, huir. Huyó siempre y ha tenido una suerte magnífica: las prescripciones, las obsolescencias y todo lo demás, y los fiscales amigos, ¿verdad doctor Peláez? Usted sabe a lo que me refiero y ahora resulta que efectivamente se encuentra con un equipito que parecía poca cosa y ha resultado ser un equipazo fiscal que por primera vez trata a García como un ciudadano común y corriente al que hay que investigar porque hay demasiadas pistas que conducen a él".
¿Por qué lo hizo Alan? Por miedo, dice Hildebrandt:
"El asilo es miedo, miedo a la posibilidad de que la cosa sea vista y yo no creo que sea miedo a la cárcel, es que la cosa sea vista desde el punto de vista judicial, que se pueda demostrar, como parece que se va a demostrar, la dación de dinero negro a manos de García y de algunos testaferros que fueron a parar a Andorra, pero algunos de los cuales también pasaron por Montevideo, hay que tener en cuenta.
Una de las razones por las que García Pérez acudió a Uruguay:
"El hermanito del señor Sanguinetti, que está hablando tan bien de García está metido en la trama de las triangulaciones financieras de Odebrecht, y ahí te explicas por qué el señor Sanguinetti hace lo que hace y dice lo que dice. Es el mismo Sanguinetti que en el episodio terrible de la toma de las embajadas, trató con el MRTA para que su embajador saliera libre antes de tiempo que los demás".
"Ahora que Tabaré Vásquez se tome su tiempo, pero que mida las consecuencias, porque va a ser un gesto hostil el asilo, si es que se da, porque es reconocer u obligar al Perú a admitir que aquí hay una suerte de persecución política, como en una época dictatorial, cuando no la hay".
Por su parte, Ángel Páez resaltó que la prensa uruguaya "la tiene más clara".
"Desde el punto de vista editorial y también la cobertura, claramente da cuenta que acá no hay una dictadura, no hay una persecución política ni nada por el estilo".
Y explicó lo que pasó antes con García:
"Lo que está pasando ahora ya lo hemos visto los peruanos. Cuando se hizo la primera investigación por los sobornos que le hizo la empresa translima a Alan García, se presentó un testigo que era el tipo que le hacía las relaciones públicas acá, un italiano el señor Siragusa, él claramente dijo ante la comisión investigadora que él le entregó dinero y le hizo transferencias en el Gran Caimán, al poco tiempo el señor se fue del país, en circunstancias totalmente distintas a las de ahora. En esta ocasión, García repite la misma jugada después que el señor José Américo Espinola, un abogado que trabajaba para Odebrecht para repartir dinero sucio, dice claramente que los 100 mil dólares que recibió García, se lo había dado Odebrecht y lo sacó de la reserva, de la Caja 2, que es dinero sucio, también el señor toma esto como pretexto y sigue la misma faena".
Páez señaló también que, en el caso de García, se ve mecanismos aplicados por Odebrecht, el pagar con publicidad, con conferencias, contratando a empresas de los amigos, contratando a los familiares, a los hijos, etcétera. Por ejemplo, recordó Del Río, el aprista dio conferencias para el Grupo Electra, que autorizó el ingreso del Banco Azteca, con la presión de su gobierno. "No sé si la palabra conflicto de intereses la sabe el señor García", dijo.
Al respecto, Hildebrandt calificó como un "sistema postpago" este mecanismo.
"Es el sistema postpago, no te pagan de inmediato, te pagan después, toda la biografía financiera de García es eso. Los que lo conocimos sabemos de dónde vino el dinero, claro no hay documentos, no hay firmas, no hay pagarés, pero sabemos de dónde vino".
Y ahora la situación de García se complica porque ya no tiene los defensores dispuestos a inmolarse por él, como sí tenía antes, dice Hildebrandt:
"Cuba no quiere ser mantilla, Luyo tampoco, entonces ahora está jaqueado, no solo por el descubrimiento de la Caja 2, sino por lo que pueden decir añadidamente Barata y estos testigos".
En este sentido, el periodista lamentó el rol que están jugando los apristas que defienden al expresidente:
"¡Qué triste papel el de los parlamentarios apristas! Están convertidos en abogados de García, en chalecos, en guardaespaldas, en matones de García, ¿esa es la Célula Parlamentaria Aprista? Por Dios, están defendiendo a un fugitivo, a un contumaz".
Páez resaltó que García Pérez preparó la cancha antes de pedir asilo a Uruguay:
"Conforme se acercaba la cita con el fiscal Pérez Gómez, comenzó a soltar una campaña del golpe, se inventó una realidad virtual que está viviendo ahora y no quiere renunciar, que está seguido por tanques, por turbas que lo quieren masacrar, etcétera y que le quieren inventar los delitos cuando las evidencias cada vez son más notables. Conforme se iba encontrando más información que lo vinculaba con estos hechos, entraba en pánico, lo que terminó derivando en el pedido de asilo precisamente".
En esto coincide Hildebrandt:
"[García] Estaba creando el clima que justificara su asilo, porque entonces ahora puede decir "perdónenme, pero hace dos semanas que yo dije que esta institución democrática se estaba derrumbando y que estábamos asomándonos a una autocracia peligrosa", que había una concentración de poderes, que Vizcarra hostiliza al fiscal de la Nación. Era el escenario perfecto, pero todos sabemos que hay una visión apocalíptica, histérica por parte de García, nosotros sabemos qué cosa es una dictadura, la hemos vivido, gracias al papi de doña Keiko".
Finalmente, ambos resaltaron que ninguna persona seria, a nivel internacional, se ha atrevido a apoyar la tesis de García Pérez, lo que pone al descubierto su mentira o, al menos, que nada de lo que dice tiene sentido.
[Foto de portada: Andina]