[Desde París]. La paz no es solo la suspensión de la guerra. Está compuesta por todas las soluciones que ayudan a minimizar las tensiones internacionales: la cooperación para combatir el cambio climático y la escasez de recursos, las instituciones para canalizar las rivalidades de poder y administrar los bienes públicos mundiales, la justicia para mitigar las quejas y la frustración, la regulación para abordar las desigualdades y los abusos de poder. 

Esta semana empezó en Francia la primera edición del Foro de la Paz (Paris Peace Forum), en el que se desarrolla una idea simple: la cooperación internacional es clave para enfrentar los desafíos globales y garantizar una paz duradera. Para ello, el foro reúne a todos los actores de la gobernanza global bajo un mismo techo: estados, organizaciones internacionales, gobiernos locales, ONG y fundaciones, empresas, expertos, periodistas, sindicatos, grupos religiosos y ciudadanos.

El evento se centra en quienes buscan desarrollar soluciones para los desafíos transfronterizos de hoy y para ello seleccionó 120 proyectos e iniciativas de gobernanza de todo el mundo en cinco grandes temas: paz y seguridad, ambiente, desarrollo, nuevas tecnologías y economía inclusiva. Uno de estos proyectos es 3D Printed Satellites For Territorial and Maritime Governance (programa de desarrollo de tecnología satelital para mejorar la gobernanza territorial y marítima), elaborado por Ankawa lnternacional (Cusco), la única organización peruana que está participando en este evento global. La Mula conversó en París con Amilcar Romero, fundador de la organización cusqueña.

“Durante mis viajes a África y otras regiones en vías de desarrollo constaté la extrema porosidad de las fronteras, la falta de información al momento sobre la eficacia de los servicios públicos en el terreno, la falta de conectividad de internet –sobre todo en zonas difíciles de acceso– o simplemente, la falta de tecnología satelital y de aprendizaje automático (machine-learning) para implementar políticas de tipo smart cities en zonas urbanas. Por ejemplo, durante las últimas elecciones locales en el Perú, hubo candidatos que hablaban de ‘hacer de Lima o de Cusco una smart city, sin que sepan en realidad lo que ello implica. Los candidatos no sabían que sin satélites especializados para estas tareas no pueden existir ciudades inteligentes”, señala Romero. En su opinión, hay necesidad de dominar esta tecnología para promover el buen gobierno y el desarrollo sostenible sobre todo en los países en vías de desarrollo.

Amilcar y Franccesca Navia, abogada especialista en resoluciones de conflicto y asistente ejecutiva de Ankawa .

La propuesta de Ankawa es facilitar esta tecnología a los países en vías de desarrollo. Particularmente, lo que busca es utilizar la tecnología de las impresoras 3D, para ‘imprimir’ gran parte del hardware necesario para un satélite, de esta manera se reducirían los costos sin dañar la operatividad del mismo. Luego, adicionar la tecnología óptica y de software necesaria para la medición de la data en función de la necesidad. “No se trata de grandes satélites que sirven para todo y nada a la vez, sino más bien de pequeños satélites altamente especializados para cumplir misiones específicas”, resalta.

Amilcar, quien se graduó en Derecho Internacional en la Universidad de Estrasburgo y laboró en organismos internacionales como Naciones Unidas y la Organización de los Estados Americanos en el área de gobernanza global y derecho internacional, desea que estos satélites no sólo estén a disposición de gobiernos nacionales, sino también de administraciones locales, como municipalidades o gobiernos regionales, que necesitan esta tecnología cotidianamente. “Nos gustaría que el Cusco sea la primera región en el Perú en disponer de su propia tecnología satelital a fin de mejorar la gobernanza de su territorio, sus reservas naturales, su patrimonio cultural, la prevención de la pobreza, contaminación, etcétera”, anota.

Este tipo de tecnología existe en el Reino Unido y en Estados Unidos, y ha permitido orientar la lucha contra la pobreza en zonas rurales o urbanas, mejorar la producción de alimentos tanto en tierra como en mar, así como la gestión del transporte urbano, de los servicios de emergencia, hasta de recojo de basura en las calles, entre otros casos. Lo que Ankawa está haciendo es adaptarla para contextos más locales y con fines más específicos que ayuden a la toma de decisiones en diferentes escalas (local, nacional e internacional).

Pensadores de nuevas tecnologías, entre ellos Amilcar en el Paris Peace Forum.

La tecnología satelital de Ankawa permite prevenir epidemias (salud pública), la contaminación ambiental (cambio climático), la pobreza (desarrollo humano), producción de alimentos (seguridad alimentaria), entre otros. Esto es posible ya que la propuesta de cusqueña no sólo se limita a la producción de satélites sino también a la producción de inteligencia artificial para el análisis de imágenes satelitales, de tal manera que se pueda anticipar a fenómenos naturales o producidos por el hombre, para optimizar la salud pública y los recursos a disposición de una población. Estos elementos son claves para lograr la paz ya que esta debe ser entendida no sólo desde la perspectiva de ausencia de conflictos sino también de desarrollo y planificación, para lograr ello se debe trabajar desde la innovación tecnológica.

El cambio climático es el principal desafío para la supervivencia de las sociedades organizadas, de la humanidad en sí misma. Sin embargo, es también una oportunidad para que ideas innovadoras puedan limitar o revertir sus efectos. En este sentido, la tecnología satelital juega un rol importante en tanto que permite medir los niveles de contaminación en el aire, en el agua y en la tierra. Asimismo, se pueden analizar los niveles de conservación de parques y reservas naturales. Brindar esta información a las personas través de una simple aplicación permitiría mitigar los efectos del cambio climático. También es posible identificar qué áreas y qué actividades en un territorio dado son las más contaminantes y cuál su impacto en las poblaciones adyacentes.

“Lo que busca este proyecto es convertir al Perú una potencia en tecnología espacial, a través una industria propia de tecnología satelital. Obviamente, esta tecnología se desarrollaría bajo el esquema de la cooperación internacional, nosotros ya hemos entrado en contacto con productores de tecnología satelital para agencias tales como la NASA, y todas están muy interesadas en cooperar con nosotros”, explica Romero.

Otro aspecto importante del proyecto es la aplicación de esta tecnología para el monitoreo en situaciones de apoyo humanitario en casos de conflictos armados, conflictos sociales y desastres naturales. Cuando estos eventos ocurren, la logística y el personal que interviene en los esfuerzos de ayuda deben monitorear y analizar los daños, restaurar las comunicaciones, identificar las zonas de evacuación, atender las solicitudes de apoyo, así como actualizar los mapas y monitorear el impacto del clima en zonas específicas. Este tipo de información puede ser facilitada a las instituciones responsables (defensa civil, fuerzas armadas, gobiernos locales, ONGs, etc) inmediatamente a través del despliegue de satélites. El Perú, siendo un país altamente sísmico, debe considerar dotarse de esta tecnología.

El objetivo de la presentación de este proyecto en París es darle la notoriedad y el respaldo internacional necesario para lanzar al espacio el primer prototipo en la segunda mitad del 2019. “Esperamos que nuestro primer cliente sea el Perú, posteriormente, podemos ofrecerlo en todo el mundo”, confía Amilcar. 

Una nueva propuesta peruana para el mundo.


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