El huracán Florence, convertido en una tormenta tropical, tocó tierra este viernes en la costa sureste de Estados Unidos, y causó estragos: casas inundadas, techos desprendidos, árboles caídos y más de medio millón de personas sin electricidad.  Además, cientos de miles de residentes de estas zonas tuvieron que dejar sus hogares, y hasta el momento se reportaron al menos cinco víctimas mortales. 

El ciclón llegó a superar los 140 kilómetros por hora sobre la costa de Carolina del Norte y Carolina del Sur. Los meteorólogos aseguran que el principal peligro no es el viento, sino las lluvias, por lo que prevén "inundaciones catastróficas" y que los ríos se desborden en un territorio con numerosas marismas y pantanos. 

Robert Simmons  y su gatito “Survivor” (Sobreviviente) luego de ser rescatados en New Bern, Carolina del Norte. (AP)

En los próximos días, Florence seguirá su curso hacia el oeste del país. Hasta 10 millones de personas residen en zonas que están en alerta por el huracán. Entre tanto, los socorristas fueron de puerta en puerta este sábado para pedirle a la gente que evacúe sus casas. La tormenta provocará agua suficiente como para llenar 65.000 edificios como el Empire State, según los expertos.

Varias casas entre aguas crecidas. (AP)

Autoridades de Carolina del Sur informaron de la primera muerte en el estado por Florence, con lo que el número total de víctimas de la tormenta asciende por lo menos a cinco en ambas Carolinas. Una mujer de 61 años de edad falleció en las últimas horas del viernes, cuando el vehículo que conducía chocó contra un árbol que cayó sobre la carretera 18 cerca de la ciudad de Union.

El presidente Donald Trump emitió una declaración de desastre para Carolina del Norte y pondrá fondos federales a disposición de la gente en los condados de Beaufort, Brunswick, Carteret, Craven, New Hanover, Onslow, Pamlico y Pender, informó la Casa Blanca este sábado.

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