El argentino Alejandro Balaguer (58) llegó al Perú en 1983, a los 24 años, cámara en mano. Cubrió el conflicto armado durante más de una década, pero no solo registró historias de sangre y tragedia, también conoció la realidad de las comunidades altoandinas quechuahablantes, su dolor, su resistencia y su cultura. 

Balaguer llegó a lugares inhóspitos, a comunidades a las que nunca antes había accedido un periodista. Al inicio lo miraban con desconfianza, pero supo revertir esa actitud. Él interpretó la guerra a su manera, no solo violencia y bombas, sino también imágenes que él consideraba podían captar la atención de quienes tenían el poder, de quienes decidían los operativos militares, de la ciudadanía en general.

En 1986, el centro poblado de Cochas, a 180 kilómetros de Huamanga, era un pueblo fantasma -recuerda Alejandro- luego de un salvaje ataque de Sendero Luminoso. Cuando llegó a la comunidad, el fotorreportero quedó impresionado al conocer a campesinos que se habían defendido con flechas y hondas. Ese día fotografió a Teófila, una comunera que miraba a la nada luego de que los senderistas asesinaran a su padre.

Tres décadas después, Balaguer se reencontró con doña Teófila en Cochas gracias al viaje que hizo para el documental Volver a Ver, dirigido por la cineasta Judith Vélez y coproducido por La Mula Producciones “Volver después de tanto tiempo a Cochas y reencontrarme con Teófila, reconocer otras caras y no encontrar otras me produjo sentimientos encontrados. Que me reconozcan, fue increíble, pero luego supe que mi imagen la tenían en la mente porque después de que yo estuve allí nunca vieron a otro periodista en la comunidad”, cuenta a LaMula.

Muchas zonas alto andinas fueron “zona roja”, es decir regiones controladas por Sendero Luminoso y por ello también atacadas por el Ejército, con lo cual las comunidades fueron víctimas de un constante fuego cruzado. Por esta razón las comunidades se organizaron para defenderse. El documental muestra la capacidad de organización comunitaria que prevaleció y que produjo los comités de autodefensas ante la ausencia de estado. La guerra empujó a los pobladores a defender la vida de sus familias. Fabricaron armas artesanales, amurallaron sus pueblos y construyeron torreones de vigilancia para enfrentar la furia del terrorismo. El documental se propone también como un homenaje individual y colectivo a los protagonistas y participantes de esta historia de resistencia.

Para Balaguer, el documental y Vélez muestran la importancia del papel que jugaron las comunidades campesinas en la lucha contra el terrorismo. “Se enfrentaron a Sendero, sin armas, salvo las que ellas mismas podían construir, incluidas hondas, piedras, lanzas. Fueron valientes a pesar del terror, a pesar de que estuvieron entre dos fuegos, soportando la violencia de cada parte. El Estado peruano demoró mucho en darse cuenta de su valía y luego de tiempo se formaron los comités de autodefensa. Las comunidades campesinas ayacuchanas y los asháninkas fueron la verdadera resistencia. Salieron a cazar a los terroristas y gracias a ellos se gana a Sendero”, detalla.

Por ello -continúa- “Volver a Ver es importante para hacer memoria, frente a a quienes desean olvidar lo que pasó, como si nunca hubiera existido nada”. Y no solo se refiere a algunos políticos, sino también a quienes desde los gobiernos de turno hacen poco para recordar y aprender de lo que los peruanos sufrieron entre 1980 y 2000. 

“En países como Alemania y Argentina, que han sufrido duros episodios de violación de derechos humanos, traumáticos, el tema de la memoria está muy inserto en la vida cotidiana de sus ciudadanos. En Perú, habiendo derrotado y sobrellevado el terrible momento que vivió, más que una campaña del olvido debe ser una campaña de orgullo. El peruano debe sentir orgullo de haber sobrevivido, por eso es momento de destapar todo esto que se vivió”, señala.

“No se puede volver al pasado y entrar a las casas de gente pobre a las patadas. El Estado peruano debe tener siempre de aliado al pueblo. Es necesario tener memoria porque el fantasma aún está por ahí”.

Cochas en 2018 ya no enfrenta al terrorismo, pero es ruta del narcotráfico, es la entrada al Vraem. Quienes siguen viviendo allí están orgullosos de haber sobrevivido a tres ataques de Sendero, fueron víctimas pero recuerdan a sus valientes comuneros que se enfrentaron con coraje a la violencia terrorista, y eso es parte de su historia. Una historia en la cual el Estado tiene deudas con estas comunidades andinas quechuahablantes.

Volver a Ver es uno de los dos documentales peruanos que compiten en esa categoría en la vigésimo segunda edición del Festival Internacional de Cine de Lima. Se proyectará este 4 y 5 de agosto en el Centro Cultural de la PUCP.


(Fotos: Volver a Ver)


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