La represión no cesa en Nicaragua, que vivió una nueva jornada de violencia en la que al menos dos personas murieron y 16 fueron heridas en un ataque perpetrado por grupos armados leales al presidente Daniel Ortega, contra de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) refugiados en una iglesia de Managua, informó el cardenal del país Leopoldo José Brenes.

"Para nosotros (como Iglesia católica) es lamentable y hemos dicho en muchas ocasiones: ni un muerto más", agregó el también arzobispo de Managua, en rueda de prensa, refiriéndose a la crisis sociopolítica que atraviesa Nicaragua, la más sangrienta desde 1980, y que se ha cobrado al menos 351 vidas desde el pasado 18 de abril.

Uno de los fallecidos fue identificado Gerald Vásquez, de 20 años, y estudiaba para ser técnico en construcción en la UNAN, que es el último bastión de la resistencia estudiantil que protesta desde abril contra el régimen represivo de Ortega El otro, de momento, solo ha sido identificado como Francisco.

Los jóvenes —quienes se encontraban encerrados desde la noche del viernes en la casa cural de la parroquia Divina Misericordia de Managua, junto a una decena de estudiantes, tres periodistas, médicos y sacerdotes— murieron tras recibir certeros disparos, según los sacerdotes.

Los otros estudiantes atrincherados desde anoche en la parroquia lograron salir en vehículos, camionetas y un autobús hasta la Catedral Metropolitana, escoltados por obispos y la Cruz Roja Nicaragüense, por la mediación del Episcopado.

Estos estudiantes fueron entregados a sus familiares en el jardín trasero de la Catedral Metropolitana de Managua, con la presencia del cardenal Brenes y el nuncio apostólico Stanislaw Waldemar Sommertag, en medio de cánticos religiosos y el himno nacional nicaragüense.

Los estudiantes fueron recibidos por una multitud que coreaba canciones de protesta como "El pueblo unido jamás será vencido" y levantaban el puño en señal de victoria. Los jóvenes, que estuvieron más de 16 horas encerrados en el templo, fueron abrazados por sus madres, hijos y otros familiares que lloraban de emoción al verlos con vida.

Previo a que los estudiantes salieran de la parroquia, cientos de nicaragüenses se plantaron cerca del lugar para demandar que se les dejara salir. En ese plantón, al que acudieron personas de todas las edades, dominó un ambiente fuertemente religioso que a una sola voz pedían la liberación de jóvenes, periodistas, civiles y sacerdotes que se encontraban atrincherados en el lugar, reportó un corresponsal de Efe desde Managua.

Varias personas oraron y rezaron por la libertad de Nicaragua y la liberación de los estudiantes, en medio de un ambiente tenso por la fuerte presencial de policías, antimotines, parapoliciales y paramilitares, que rodearon la zona, ubicada al sureste de la capital nicaragüense.

Las protestas contra el presidente Daniel Ortega que originaron las revueltas se iniciaron el 18 de abril pasado, por unas fallidas reformas en la seguridad social y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.

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