Tragedia en Guatemala. Los cuerpos de socorro localizaron este lunes cincos cuerpos completamente quemados, con los que se eleva a 30 la cifra de muertos por la violenta erupción del volcán de Fuego, uno de cuyos ríos de lava y lodo hirviendo sepultó el caserío El Rodeo de Escuintla, en el sur del país, confirmaron las autoridades locales.

De acuerdo con los bomberos, los cuerpos fueron hallados debajo de toneladas de ceniza y arena en comunidades del departamento de Escuintla, uno de los más afectados por la actividad que registró el coloso el domingo. Las aldeas de los alrededores amanecieron atestadas de ceniza.

Hasta el domingo se contabilizaban 3.100 evacuadas y un total de 1,7 millones de ciudadanos afectados por la explosión, según la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred). Hasta el momento se desconoce el número de desaparecidos y el de refugiados, ya que muchos de ellos han buscado refugio en casas de familiares o amigos.

En tanto, las brigadas de rescate levantan con sus propias manos las láminas de los techos en busca de sobrevivientes y a veces se apoyan con palas. Junto a los cuerpos también localizaron quemados animales domésticos, entre ellos gallinas.

Una nueva explosión que registró el cono de 3.763 metros de altura este lunes suspendió de forma temporal las labores de búsqueda, explicaron socorristas a emisoras locales.

El Instituto Nacional de Sismología, Vulcanología, Meteorología e Hidrología (Insivumen) reportó este lunes que el volcán está volviendo a su normalidad, pero advirtió que las barrancas de hasta 80 metros de profundidad están llenas de material volcánico. Alertó que las lluvias son el principal riesgo porque pueden causar lahares de flujo piroclástico.

Aunque el coloso ya bajó la actividad, no se descarta que pueda reactivar la erupción, alertó el secretario de la Conred, Sergio García, quien agregó que se desconoce cuántas víctimas mortales puedan haber debajo de las toneladas de ceniza.

El presidente de Guatemala, Jimmy Morales, recorrió la zona devastada por la erupción, para conocer de primera mano la magnitud de la tragedia y las necesidades que tienen los damnificados.